Dios. Recoge la tradición neoplatónica, entendiendo a Dios como unidad, síntesis armónica de las diferencias. Dios es infinito como el universo, que es una manifestación de Dios. De la unidad se pasa a la dispersión, y de ésta, por emanación, a la unidad. Dios es coincidencia de contrarios, identidad de las diferencias. De Dios sabemos más lo que no es que lo que es, porque la experiencia sólo nos permite conocer la realidad finita, y Dios es infinito. La persona reconoce los límites de su mente y vive en un estado de ignorancia sabia porque sabe la limitación que tiene el ser finito para conocer el infinito.
- Conocimiento. Distingue dos facultades de conocimiento:
+ la razón , que se rige por el principio de no contradicción y admite oposiciones;
+ el entendimiento , gracias al cual podemos intuir que en el infinito los contrarios coinciden (si el diámetro de un círculo se prolonga hasta el infinito, su circunferencia coincidirá con la línea recta).
- Relación Dios-mundo. Defiende un panteísmo al afirmar que Dios es en todas las cosas y las contiene todas.
El universo es una representación o teofanía de Dios. El mundo proviene de Dios por emanación.
S. Michelspacher, Cábala, Augsburgo 1654
LA TRADICION VIVA: NICOLAS DE CUSA
FRANCISCO ARIZA
- Entre los hombres de Conocimiento que han contribuido en el mantenimiento y transmisión de la Tradición Unánime, destaca sin duda alguna el cardenal Nicolás de Cusa (1401-1484). Él aparece, en los albores del Renacimiento, como uno de los herederos del neoplatonismo cristiano, corriente tradicional que partiendo de la síntesis elaborada por los primeros padres de la Iglesia (Orígenes, Clemente de Alejandría, Máximo el Confesor, y especialmente Dionisio Areopagita, muy influenciado por los neoplatónicos y pitagóricos Filón, Plotino, Porfirio, Jámblico, Calcidio, y sobre todo Proclo) surca, vivificándola, toda la Edad Media, en donde dicha corriente se nutre del pensamiento hermético traído a Europa por los árabes, conformando así la identidad del esoterismo y la gnosis occidental hasta nuestros días. Nombres como Scot Erígena, Michel Psellos y los filósofos de la escuela de Chartres y de Oxford, así como Tauler, Suso y el gran Maestro Eckhardt son, en la Edad Media y entre tantos otros, los verdaderos representantes de esa gnosis por medio de la cual se vehicula laPhilosophia Perennis, que es la que en realidad recibe Nicolás de Cusa, y que él contribuye a mantener viva gracias a la influencia que su obra ejerce sobre Marsilio Ficino y Pico de la Mirándola, y a través de éstos en los cabalistas cristianos del Renacimiento.
- De hecho él viajó frecuentemente a Italia, por aquel entonces el centro de irradiación más importante del pensamiento tradicional. Precisamente, es en una ciudad italiana, Todi, situada en la región de la Umbría, donde Nicolás de Cusa pasa sus últimos días, descansando sus restos en Roma, si bien su corazón, y siguiendo expresos deseos suyos, fue enviado a su ciudad natal, Cües (latinizado Cusa), en Alemania, en donde todavía se conserva su biblioteca, considerada una de las más importantes de su tiempo por el saber en ella acumulado. Junto a las traducciones y comentarios sobre Platón, Plotino, Proclo, Dionisio Areopagita, y todos los neoplatónicos en general, en su biblioteca se encuentran también las obras de San Alberto Magno, el Maestro Eckhardt, Ramón Llull, así como numerosos tratados sobre astrología y la ciencia hermética. En este sentido, se sabe que sus estudios sobre astronomía influyeron en la teoría heliocéntrica desarrollada posteriormente por Copérnico.
La esencia de su doctrina reposa en la idea de la "docta ignorancia" (que es el título de su libro más conocido) la que se presentó con la fuerza de una revelación durante el transcurso de uno de sus viajes, siendo el fruto de años de búsquedas, estudios e intuiciones acerca del insondable misterio de la Unidad, que para Cusa es el verdadero principio que "concilia los opuestos" (la coincidentia oppositorum), en donde las contradicciones inherentes a las cosas creadas se "resuelven" en lo que por su naturaleza de orden puramente metafísico, está más allá de cualquier determinación o existencia polarizada y dual. Hombre de su tiempo, Cusa intenta llevar la idea de la "coincidencia de los opuestos" a todos los niveles de la vida, incluido el político, pues según entiende él (en conformidad con todos los maestros herméticos del Renacimiento) el gobierno de las cosas públicas ha de ser también expresión de la "concordia y la armonía universal", y debe tender permanentemente a ella. Esto le valió algunos disgustos (e incluso fue encarcelado un tiempo) al tropezar con la actitud incomprensiva de ciertos gobernantes que despreciaban esa visión del mundo verdaderamente católica (en el sentido de universal) de lo que debe ser el Estado ideal regido por los mismos principios y leyes que ordenan el cosmos y la harmonia mundi. La misma idea de concordia quiso llevarla al terreno religioso, y sus intentos por reunir de nuevo la Iglesia de Oriente y Occidente (fue enviado a Constantinopla para hacer gestiones en ese sentido) estaban inspirados en su lema religio una in rituum diversitate. Asimismo, y según señala Edgard Wind en su obraLos Misterios Paganos del Renacimiento, Cusa inventó toda una serie de imágenes y juegos mágicos (que él llamó serio tudere y que se encuentran descritos en sus libros De ludo globi y De visione Dei) con los cuales pretendía ejercitar la meditación en la "coincidencia de los opuestos". Así, nos dice Wind que "Cusa observaba que si en el retrato de un rostro los ojos están fijos para el espectador, éstos le seguirán a través de una habitación sin moverse. Si hay varios espectadores en la habitación, cada uno sentirá los ojos fijos en él. Y sin embargo, pese a que los ojos del cuadro parecen verlo todo y cada cosa, es evidente que no se mueven". En esta imagen (fácil de comprobar) los contrarios representados por lo inmóvil y lo móvil están perfectamente reunidos, y es más, también nos hacen concebir la idea de lo inmóvil como símbolo del centro desde el que todas las cosas se "ven" simultáneamente.
Como vemos, toda la obra, el pensamiento y la vida de Nicolás de Cusa giran alrededor de esa coincidentia oppositorum, de esa búsqueda de lo que estando por encima de toda dualidad (que se da sólo en el orden de lo manifestado), puede por ello mismo unificarla, devolviéndola así a la simplicidad no compuesta de su origen y principio trascendente.1 En tanto que seres manifestados y sometidos a esa dualidad, la Verdad (que se identifica con la Unidad absoluta) no se encuentra en nosotros mismos, pues como dice Cusa: "Sé que todo lo que sé no es Dios y que todo lo que concibo no es semejante a él, sino que él lo supera con mucho". De aquí surge la idea del Dios escondido, que es el título de otra de las obras de Cusa, y al que pertenece la cita anterior. Es el Dios oculto" o "desconocido", la "Unidad más allá del Ser", de la que ya hablaban Plotino y Proclo, y que constituye el fundamento de la "Teología Negativa" de Dionisio Areopagita, según la cual el hombre sólo puede dirigirse a la Divinidad Suprema en términos puramente negativos, indicando así que no es nada de lo que podamos concebir, nada que pueda ser signado con un nombre (que es siempre una determinación y, por consiguiente, una limitación), estando incluso por encima de los principios ontológicos, que se refieren al Ser o Unidad creadora, la primera determinación del "Dios oculto" e innombrable.2Este se oculta en la "Tinieblas divinas más que luminosas" de que habla el Areopagita, y que Cusa describe como lo inefable e inexpresable, pero que sin embargo es el Principio indeterminado e infinito a partir del cual surge todo lo que puede ser nombrado, expresado y determinado: "Porque el mismo theos no es el nombre de Dios, que está por encima de todo concepto. Pues lo que no puede ser concebido es inefable o inexpresable". También señala Cusa que "Dios está por encima de la nada y el algo, pues no es raíz de contradicción, sino que es la misma simplicidad. Que no es-nombrado ni no-es-nombrado, ni tampoco es nombrado y no-nombrado sino que todas las cosas que pueden decirse disyuntivamente y copulativamente por medio del consenso o la contradicción no se le pueden atribuir a él a causa de la excelencia de su infinitud. Haciendo un inciso queremos señalar la semejanza que aquí encontramos con la concepción metafísica de la no-dualidad expresada por la Vedanta hindú y el sufismo islámico, sobre todo en Ibn Arabi, en cuyo Tratado de la Unidad podemos encontrar pasajes prácticamente idénticos al que hemos citado. Lo mismo debemos decir en lo que respecta al Maestro Eckhardt, que tanto influyó en Cusa. Esto se debe a que la doctrina tradicional es una sola en todo tiempo y lugar, sin importar la forma específica que ésta adopte para manifestarse.
Estas sucesivas negaciones de las negaciones de la infinita Sabiduría de Dios, conducen finalmente a la "docta ignorancia", que nace de la certeza que el hombre tiene de sus propios límites, más allá de los cuales él sabe que nada puede saber3 que sea distinto de la Unidad, que se conoce a Sí misma por Sí misma. Por tanto, ese no saber es ya un grado de conocimiento, ya que no se trata de la simple ignorancia que supone no saber una cosa cualquiera, sino más bien de un estado de contemplación en el que ya no hay preguntas ni respuestas, pues el "yo" que se las formula ha sido reabsorbido o fusionado en la Unidad del Sí Mismo. Esto se da naturalmente a diferentes niveles en el proceso del Conocimiento, pero cuando dicho estado es permanente él equivale en cierto modo, a aquello que en todas las tradiciones se denomina como la "infancia espiritual", o retorno al "estado primordial" que viene a ser lo mismo, estado verdaderamente "central en el que todas la distinciones inherentes a los puntos de vista exteriores son superadas y en el que todas las oposiciones han desaparecido y se resuelven en un perfecto equilibrio",4 el cual no es otro que la "coincidencia de los opuestos". Quizás convenga recordar lo que a este respecto también nos dice el Maestro Eckhardt en uno de sus Sermones: "Escuchad bien la explicación que voy a daros. Si yo fuera sólo razón, hasta el punto de que todas la imágenes que la humanidad haya recibido alguna vez, y que están en Dios mismo, estuvieran completamente espiritualizadas en mí, y que yo fuera totalmente independiente de ellas para no considerar ninguna en mí mismo como mi bien propio en los actos, ni en las omisiones, ni en el pasado, ni en el futuro, sino que estuviera en el instante presente libre y disponible para el amor de Dios y para hacer constantemente su voluntad, verdaderamente sería 'virgen' y tan poco entorpecido por ninguna imagen como lo estaba cuando no era aún".
Por ello, los que "creen" que saben están limitados por ese propio saber (por muy "erudito" que ese saber sea, o quizás por ello mismo), y en realidad no serían sino, invirtiendo los términos, "ignorantes doctos", aquellos que Nicolás de Cusa denomina "soberbios, presuntuosos, que son sabios para sí mismos, que vivieron confiados en su ingenio, que en un ascenso soberbio se creían semejantes al Altísimo. todos éstos, digo, se equivocaron, estos tales se cerraron ellos mismos el camino hacia la Sabiduría, cuando no creían que existiera otra más que aquella que median con su intelecto, y fracasaron en sus vanidades, y abrazaron el madero de la ciencia y no aprehendieron el madero de la vida.5 El fin, pues, de los filósofos que no honraron a Dios no fue otro que perecer en sus vanidades".
Pero hasta alcanzar (valga la expresión) esa "docta ignorancia", el hombre ha de recorrer un largo camino de purificación, lo que es igual a un ascenso por la escala del Conocimiento, "para que la meditación, nos dice Cusa, de cada uno de nosotros reciba una incitación y con el ascenso intelectual, de forma sensible, de luz en luz, se transforme el hombre interior, hasta que llegado a un claro reconocimiento mediante la luz de la gloria, entre en el gozo de su Señor". En De la búsqueda de Dios, Cusa nos ofrece una indicación del camino que se ha de seguir en ese proceso de ascenso y gradual reabsorción en la Unidad inmanifestada, estableciendo una relación entre el nombre Theos (Dios) y theons, que significa "veo" y "corro": "Así pues, el que busca debe correr por medio de la vista, de forma que todas las cosas puedan tocar al theon vidente. La visión lleva, pues, consigo la semejanza del camino por el cual debe avanzar el que busca. En consecuencia, es necesario que dilatemos la naturaleza de la visión sensible ante el ojo de la visión intelectual y fabriquemos a partir de ella la escalera de ascenso". Está claro que "el ojo de la visión intelectual" se refiere a la inteligencia que reside en lo más oculto de la "caverna del corazón" (el "ojo del corazón que todo lo ve"), expresión tradicional que indica de dónde procede la verdadera intuición intelectual, que siendo de orden suprarracional y supraindividual, permite aprehender de forma directa y no mediatizada (sin reflejos ni imágenes) las realidades invisibles y metafísicas. La visión sensible ejemplifica la visión inteligible, interior, pues entre una y otra existe una correspondencia simbólica que Nicolás de Cusa utiliza frecuentemente, distinguiendo tres clases de visión, que él hace corresponder con los tres niveles o planos del ser humano: la "región sensible" (el cuerpo), la "región racional" (el alma o psiqué) y la "región intelectual virtuosa" (el espíritu), las cuales, y en razón de la analogía constitutiva entre el microcosmos y el macrocosmos, se corresponden con los tres mundos o niveles cósmicos: la Tierra, el Mundo Intermediario y el Cielo. Por encima de esas tres regiones se encuentra el Ser Supremo que da el sentido y confiere todas las propiedades y virtudes a cada una de ellas, la más alta de las cuales es la "visión intelectual", -que en su universalidad y poder de síntesis está fuera de la condición temporal, y por tanto sucesiva, contemplando todas las cosas en la unidad de un presente eterno, es decir en Dios. Así, nos dice Cusa que "de la misma manera que la vista no discierne, sino que lo hace en ella el espíritu discretivo, así nuestro intelecto, iluminado por la luz divina en su principio en la medida de su aptitud en orden a dejarla entrar, no entenderemos o viviremos una vida intelectual por nosotros mismos, sino que en nosotros vivirá Dios su vida infinita. Y ésta es aquella felicidad eterna, en la que, en una estrictísima unidad, de tal manera vive en nosotros la vida intelectual eterna exaltando todo concepto de las criaturas vivientes en una dicha inexpresable, como vimos vive en nuestros más perfectos sentidos la razón discretiva, y en la esclarecidísima razón el intelecto".
Todo el orden de lo creado (la cosmogonía) emana de la luz suprainteligible que mora en las "Tinieblas divinas", y, en cuanto que se manifiesta, esa luz (gracias a la cual nace la visión intelectual, racional y sensible) se concibe como un "rayo luminoso", verdadero Eje del Mundo que comunica el Principio con su manifestación y la manifestación con su Principio. A través de ese "rayo luminoso" (llamado Buddhi -el intelecto Superior- en la tradición hindú, y que es idéntico al Verbo o Logos espermático), el "Dios oculto" e inexpresable se revela y expresa a su creación, estando al mismo tiempo ausente de ella en su trascendencia. Esta ausencia y simultánea presencia de Dios en la manifestación, Nicolás de Cusa la explica con una antigua sentencia hermética: "Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna". De ahí que se trate "de la permanente paradoja de una ausencia siempre presente, de una inmanencia trascendente. Cualquier punto de la circunferencia, al transformarse en centro, todo lo abarca. Y cualquier punto de este círculo, o sistema, lleva en forma inherente, constitutiva, esa misma posibilidad. La unión de contrarios ha dado lugar a la simultaneidad de lo que ya no se diferencia. Todo está en todo, y todo en uno".6
"Es, pues, ya evidente para nosotros, nos dice finalmente Nicolás de Cusa, que somos atraídos hacia el Dios desconocido por un movimiento de su gracia, ya que él no puede ser aprehendido de otra manera que mostrándose él a sí mismo. Y quiere ser buscado. Quiere asimismo dar luz a los que le buscan, esa luz sin la cual no pueden buscarle. Quiere ser buscado, y quiere también ser aprehendido, porque quiere abrirse y manifestarse a sí mismo a los que le buscan".
NOTAS
1 En este sentido, y como dice A. K. Coomaraswamy (citado por Guénon enSímbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. XLIII), "el principio de una cosa no es ni una de sus partes entre las otras ni la totalidad de sus partes, sino aquello en que todas las partes se reducen a una unidad sin composición".
2 Señalemos que el "Dios oculto" corresponde en la Cábala hebrea a Ain, literalmente la "Nada", en el sentido del No-Ser, que a su vez equivale al "Tao que no puede ser nombrado" de la metafísica taoísta. En el Arbol de la Vida cabalístico es Kether, la sefirah número uno y primera afirmación o determinación de Ain, la que se identifica con el Ser o Unidad creadora, siendo de ella de donde emanan las restantes nueve sefiroth, que son los nombres o atributos con los que la Unidad misma se manifiesta, y que constituyen los principios (o "ideas" en el sentido platónico) de todo lo creado.
3 Esto es idéntico a la conocida sentencia que Platón pone en boca de Sócrates: "yo sólo sé que no sé nada".
4 René Guénon: Sobre el Esoterismo Islámico y el Taoísmo, cap. IV.
5 Sin duda alguna Nicolás de Cusa se está refiriendo aquí al Arbol de la Ciencia, de naturaleza dual, y al Arbol de la Vida, esencialmente unitario y vertical, cuyos "frutos" nos devuelven el sentido de la eternidad, a diferencia del primero, que nos hacen caer permanentemente en el devenir temporal.
6 Federico González: La Rueda, una Imagen Simbólica del Cosmos, cap. VI.
Nicolás de Cusa
Según esta idea, de marcado cariz neoplatónico, el grado máximo de la realidad corresponde al principio primero, el Uno. Dado que el principio del Uno consiste en la unidad de los contrarios, y que se identifica con Dios, Cusa retomó una teología negativa (inaugurada por Plotino) en la cual Dios sería, a la vez que el máximo, el mínimo. La incomprensible paradoja que contenía tal afirmación la resolvía el místico a través de su antropología, pues según su doctrina sería la ignorancia humana la que impediría comprender la contradicción interna de lo Uno.
Estas ideas aparecen recogidas en Acerca de la ignorancia instruida (De docta ignorantia). Finalmente, Cusa se adelantó a su época al afirmar que la Tierra, lejos de ser el centro inmóvil del universo, estaba en movimiento, como el resto de los cuerpos celestes, en un universo carente de centro y de extremos.
Mucha mas aqui:
http://www.circulocusano.com.ar/cusa_en_castellano.htm#HOMBRE Y CONOCIMIENTO: PERSPECTIVA PRÀCTICA
http://www.circulocusano.com.ar/cusa_en_castellano.htm#HOMBRE Y CONOCIMIENTO: PERSPECTIVA PRÀCTICA
En 1432 se inicia su actividad política y diplomática, al acudir al concilio de Basilea como representante de su obispo, con la misión de lograr la reforma del calendario y propiciar la unidad política y religiosa de la Cristiandad. En 1437 entra al servicio del Papa Eugenio IV, el cual le envía como legado papal a Constantinopla, con el fin de preparar el próximo concilio de Ferrara y lograr la asistencia del emperador Juan Paleólogo, el patriarca de Constantinopla y un numeroso grupo de obispos, con vistas a la unificación de las iglesias católica y ortodoxa, lo cual se logró por un breve tiempo. En aquella comitiva se encontraba también Jorge Gemistos Pleto, promotor de la orientación neoplatónica de la Academia florentina. Durante su breve estancia de dos meses en la capital del imperio bizantino descubre manuscritos griegos de San Basilio y San Juan Damasceno. En 1438 se encuentra en Ferrara informando al Papa y más tarde tomando parte activa en el concilio de Florencia.
En los años que siguen desarrolla una actividad intensa como enviado papal a diversas dietas alemanas, predica la cruzada contra los turcos, reforma iglesias, monasterios, hospitales, intenta que los herejes hussitas regresen al seno de la Iglesia, y al mismo tiempo lleva a cabo misiones delicadas de alta política como la pacificación de las relaciones entre Inglaterra y Francia. Como diría de él el abad alquimista Trithemius "por todas partes aparecía como un ángel de luz y de paz".
En 1448 el Papa le nombra cardenal, si bien rechaza tal honor, al cual le obliga el siguiente Papa, Nicolas V, asignándole la iglesia de San Pedro Ad Vincula en Roma y destinándole a la diócesis de Brixen. Al hacerse cargo de dicha misión se ve envuelto en conflictos políticos con Segismundo, duque de Austria y conde del Tirol, el cual llega a encarcelarle, y fuerza la renuncia del Cusano, haciéndose acreedor de la excomunión papal.
A pesar de su carácter pacificador y de haber resuelto tantos litigios a lo largo de su vida, no pudo ver la paz en su propia diócesis, que se produjo dos años después de su muerte, ocurrida en 1464 en Todi, Umbría, cuando cumplía una nueva misión enviado por el Papa Pío II. Su cuerpo yace en su iglesia de San Pedro ad Víncula de Roma, pero su corazón fue depositado ante el altar del hospital de Cusa, fundado por el cardenal con su herencia familiar y receptor de su importante biblioteca y materiales científicos. Deventer, la ciudad de sus estudios juveniles, también recibió la "Bursa cusana", dotación para financiar los estudios de jóvenes seminaristas pobres.
Su Obra
1. Escritos jurídicos: "De concordantia catholica" y "De auctoritate praesidendi in concilio generali", con ocasión del concilio de Basilea, en los cuales sostiene la superioridad de los concilios sobre la autoridad del Papa y propone reformas que pudieron aplicarse tiempo después.
2. Escritos filosóficos: el más conocido es su tratado "De docta ignorantia", sobre lo finito y lo infinito. Aborda una Teoría del Conocimiento en sus tratados "De conjecturis" y el "Compendium".
3. Escritos teológicos: son tratados dogmáticos, ascéticos y místicos, en los cuales se encuentran ecos de Thomas de Kempis. "De cribratione alchorani" escrita con ocasión de su visita a Constantinopla, aborda el tema de la conversión de los musulmanes. "De quaerendo Deum", "De filiatione Dei", "De visione Dei" y "Excitationum libri X" recogen sus reflexiones de tipo místico en torno a la Santísima Trinidad y a la noción de Dios y sus relaciones con el mundo.
4. Escritos científicos: se trata de doce tratados la mayor parte breves, entre los cuales se encuentra "Reparatio calendarii", corrección y actualización de las Tablas Alfonsinas, elaboradas en tiempos del rey Alfonso X el Sabio. En las obras dedicadas a las matemáticas plantea la cuadratura del círculo y con frecuencia recurre al simbolismo de letras y números en sus reflexiones. Por lo que se refiere a la Astronomía, para el Cusano la tierra no es el centro del universo ni está inmóvil sino en movimiento, ni sus polos son fijos y los cuerpos celestes no son completamente esféricos, ni sus órbitas circulares.
Pensamiento de Nicolás de Cusa
Nicolás de Cusa es considerado precursor de la nueva filosofía del Renacimiento, calificada como "moderna" o pre-moderna. Giordano Bruno se consideró discípulo y seguidor del cardenal cusano.
Retoma la idea de la evolución cosmogónica, para la cual Dios, en lugar del motor inmóvil y omniperfecto de la Escolástica, se basa en el movimiento, que también emplea para sus relaciones con el mundo.
El mundo es evolución divina, por lo que cobra mayor importancia.
Por último, el hombre muestra vestigios de Dios y del movimiento en la esencia de su capacidad cognoscitiva. Estos elementos, el valor del mundo y del hombre pasan a ser esenciales en la filosofía renacentista que entonces despuntaba.
En cuanto a su Teoría del Conocimiento, distingue cuatro grados: los sentidos, que proporcionan imágenes confusas e incoherentes; la razón, que las diversifica y ordena; el intelecto, razón especulativa que las unifica; y por último, la contemplación intuitiva, que permite la comprensión de la unidad de los contrarios.
Podemos resumir las proposiciones filosóficas que se encuentran en sus obras:
1. Doctrina de las conjeturas. La verdad está por encima de nuestro conocimiento y el conocimiento de que esto es así constituye la primera ciencia. Esta es la idea de "docta ignorantia", es decir, la sabiduría como reconocimiento de los límites del conocimiento. Toma de Pseudo Dionisio su teología negativa y el camino al Deus absconditus: para aspirar al saber de la unidad suprema es necesario que el hombre prescinda de las afirmaciones positivas, desprendiéndose del conocimiento de los contrarios.
2. Doctrina de la "coincidentia oppositorum". Dios, por ser infinito, está por encima de lo que es y de lo que no es y en El se encuentran ambas dimensiones y todas las oposiciones que se dan entre los seres. Es la unidad suprema, que exige del alma la contemplación intuitiva, más allá del conocimiento, la cual la lleva al conocimiento de Dios.
3. Doctrina del "posset". Todo lo que existe es posible. La posibilidad debería ser anterior y posterior al ser en acto. En Dios se dan las dos. Dios no es ni mero ser ni mero poder ser, sino "posset", es decir, poder ser que ha llegado a ser de un modo real y absoluto.
4. Doctrina de la complicación y de la explicación. Al ser todo posible en Dios, es la complicación de todas las cosas, de ahí que la diferencia entre Dios y el mundo sea sólo relativa. Dios con respecto al mundo no tiene más ser, sino que lo tiene de otro modo. El mundo es manifestación de Dios y en él reside el principio de su unidad y orden; es el "máximo concreto y compuesto".
En su obra se encuentran antecedentes de la idea de Giordano Bruno sobre el infinito, simbolizada en la frase "Dios es una esfera cuyo centro se encuentra en todas partes y la circunferencia en ninguna" afirmación que se encontraba ya en un tratado hermético del siglo XII, titulado "Liber XXIV philosophorum", de Clemens Bacumker.
Sense-perceptions are to be properly defined as being merely a kind of shadows, and should be recognized as such, if and when they are treated according to a higher order of reality.
That had been done by those from among the greatest figures of modern science, such as Nicholas of Cusa and his discoveries, as in his De Docta Ignorantia (1440), in which he had already demonstrated that to be the case. I mean the actual reality of the proof of the discovery made by man’s creative demonstration of all that are properly known as being universal physical principles, as this was demonstrated implicitly in such exceptions as the work of both Max Planck and Albert Einstein, in particular.
The basis for that class of true knowledge, corresponds implicitly to the precedents of the opening statements by Bernhard Riemann, as in the opening statement of the plan of his hypotheses respecting the founding of what had been actually a physical geometry, in his habilitation dissertation.
In the ideas of the “physical principles” of inter-action as such, there are those ideas which reference such phenomena as being reflections of actually “Classical compositions,” even in our notions of the experience of our own living bodies. That subject-matter is to be treated presently, as being an extension of the themes which I had introduced earlier, since June 10 of this present year.3
Claudia D 'amico
Resumen
Entre la Edad Media y el Renacimiento, como una suerte de gozne entre el espíritu medieval y las perspectivas del mundo moderno, la figura de Nicolás de Cusa se eleva como una de las fundamentales de esa etapa del pensamiento. Colaboró con el legado que la última Edad Media hizo a la modernidad, para que esta termine consolidando nociones como “ley”, “consenso” y “representación”.
La propuesta de Nicolás de Cusa resultó una combinación original entre una doctrina teocrática del poder –pues Dios es fuente y causa remota de toda potestad- y una doctrina ascendente del poder o de la soberanía popular, que da lugar al conciliarismo (poder de los concilios) y al imperio cristiano como su contrapartida temporal.
En términos históricos, la tentativa de gobierno conciliar fracasó y cerró una senda que, aparentemente, la Iglesia no pudo retomar. En el terreno político, en cambio, la doctrina de la soberanía popular había iniciado un camino del que ya no podrá regresar.
Entre la Edad Media y el Renacimiento, como una suerte gozne entre el espíritu medieval y las perspectivas del mundo moderno, la figura de Nicolás de Cusa se eleva como una de las fundamentales de esta etapa de la historia del pensamiento. El nombre del Cusano evoca, sin duda, nociones que marcaron fuertemente el plano de la filosofía teórica: la docta ignorancia, la coincidencia de opuestos, la postulación metafísica de la infinitud del universo. Sin embargo, su actuación en el ámbito político merece ser tenida en cuenta, pues ha colaborado con el legado que la última Edad Media hizo a la modernidad para que ésta termine por fin consolidando, desde el punto de vista de la fundamentación teórica, nociones tales como “ley”, “consenso”, “representación”[1].
En este sentido, el caso cusano resulta interesante: como hombre de Iglesia, escribe una obra La concordancia universal (De concordantia catholica- 1434) en la cual propone, por una parte, una auténtica concordancia entre el poder temporal y el poder espiritual; por otra, una concordancia interna de la Iglesia mediante la profundización de los principios conciliaristas.
II
Ahora bien, cuando Nicolás escribe esta obra, el movimiento conciliar estaba suficientemente arraigado en la Iglesia occidental. De hecho, su aparición estuvo directamente ligada a la definitiva solución del llamado “Gran Cisma de Occidente”, que se extendió desde 1378 a 1417. El movimiento conciliar, propio del siglo XV, es, a su vez, el resultado de una tradición conciliarista consolidada teológicamente, por lo menos, un siglo antes. Así, la historia del conciliarismo transita desde las primeras formulaciones teóricas hasta la formación de una tradición y, después, de un movimiento. Precisamente, la tradición se convierte en movimiento cuando resulta imprescindible fundamentar la posibilidad de un gobierno conciliar para la Iglesia no sólo desde un punto de vista teológico, sino también desde el punto de vista jurídico, pues han llegado los tiempos de ponerlo efectivamente en marcha.
Dos vertientes, pues, se articulan en la historia de su fundamentación: una, de orígen jurídico-canónica; otra, de origen teológico-filosófico. Entre la jurídico-canónica encontramos, por una parte, una línea que se extiende desde Graciano hasta los tiempos de Constanza en la figura del gran maestro paduano Francesco Zabarella, pasando por grandes canonistas académicos[2]; esta línea podría ser llamada la de los decretalistas, pues, precisamente, se nutren de aquel célebre decreto de Graciano del S. XII[3]; pero la vertiente jurídica, por otra parte, se presenta también bajo la forma de otra tendencia ligada más bien a la estructura jurídica de las corporaciones.
La conveniencia, o no, dentro del marco del gobierno eclesial, de un organismo que limitara el poder del Papa resultaba, en la Baja Edad Media, un tema delicado. Desde el lado de los decretalistas, podía concederse la posibilidad de tal limitación en casos especialísimos –por ejemplo, el de un Papa herético--, y el organismo que debía ejercer el poder en su nombre no podría ser otro que un Concilio de cardenales[4]. Un hecho, además, se repetía a lo largo de los siglos y podía justificar tal delegación del poder: al morir un Papa, el poder siempre volvía a manos de los cardenales, cuya reunión significaba una suerte de “senado” de la Iglesia[5].
Desde la perspectiva jurídica de las corporaciones, en cambio, se trataba de repensar la estructura del gobierno eclesiástico en relación con la estructura de una corporación que, como sabemos, abundaban en el seno de la Iglesia. Una orden, un monasterio, una diócesis cuentan, en todos los casos, con un superior cuya jurisdicción es otorgada por elección. A partir de la segunda mitad del siglo XIII, la orden franciscana se convertirá en una suerte de paradigma en este sentido: su organización interna permitía que hubieran diversos niveles de representatividad hasta llegar al superior de la orden. Esto, pues, podía ser aplicable a la Iglesia universal, concebida como la corporación abarcante de las otras.
Con respecto a la línea que hemos dado en llamar teológico-filosófica, si bien algunos teólogos del siglo XIII habían concedido, también, cierta delegación del poder papal al cardenalato, solo las posiciones que sostuvieron Juan de Paris, Marsilio de Padua y Guillermo de Ockham en el siglo XIV plantearon la superioridad del concilio sobre el Papa y la fundamentaron, estrictamente, en aspectos teológicos y filosóficos[6]. Así, esta línea de fundamentación es, si se quiere, más tardía que la jurídica; es, también, más radical, y se liga fuertemente al viraje producido en el ámbito de lo político por la irrupción y consolidación de la Politica de Aristóteles en Occidente[7]. El naturalismo político aristotélico tiene consecuencias en el ámbito de lo jurídico y, en la Baja Edad Media, ese ámbito se extendía también al de la juridicidad propia de la Iglesia[8]. Desde los primeros comentarios a la Politica de Aristóteles hasta el que podría ser considerado el primer tratado de teoría política del Occidente medieval, El defensor de la paz, de Marsilio de Padua (1324), el naturalismo político aristotélico fue aportando la distinción y fundamentación de las nociones de politicidad, lex, auctoritas, potestas ordinis y potestas iuriscdictionis, que ofrecerán el marco teórico para concluir que el ejercicio del poder coactivo sólo es posible por el consenso. Tal consenso, también, debe ser efectivo en el gobierno de la Iglesia. Esta orientación se extenderá, en los tiempos del Gran Cisma, a las obras de Jean Gerson y Pierre d'Ailly[9].
Sobre sus bases comunes, pues, en los tiempos del Cisma, ambas líneas –la jurídica y la teológico-filosófica-- confluyen y se precipitan: los derechos y poderes conciliares examinados por los canonistas a lo largo de tres siglos son, en ese momento, estudiados por los teólogos con "angustiosa atención"[10]; del mismo modo, los canonistas recurren a los principios teológicos de los que, en definitiva, dependen los decretos. Innegablemente, la impronta canónica tiende a acentuarse en busca de un fundamento jurídico irrefutable para que "...ecclesia sit reformata in fide et moribus, in capite et in membris", tal como reza el decreto Haec Sancta Synodus, que pone fin al Cisma en el marco de este Concilio en el año 1417. El tema del conciliarismo no es sino el mismo tema del populus, que fue capaz de hallar su hábitat jurídico dentro del campo eclesiológico"[11]; de esta manera, se declara y fundamenta la superioridad de la reunión de los representantes del pueblo fiel sobre el Papa.
El Concilio de Constanza redacta, pues, el decreto Frequens, mediante el cual se establecía para la Iglesia un gobierno conciliar y un calendario preciso de reuniones conciliares[12]. El concilio de Basilea, convocado por Martín V, aunque presidido, finalmente, por Eugenio IV, en el cual se ubica la obra de Nicolás de Cusa, formaba parte del calendario determinado por el Frequens para discutir la reforma de la Iglesia. Así, nuestro autor forma parte de la tercera generación de conciliaristas[13].
III
Si bien Nicolás de Cusa es doctor en derecho graduado en Padua, La concordancia universal (DCC) no es una obra eminentemente jurídica ni tampoco un tratado de filosofía política, sino que , creemos, se trata de una obra profundamente teológica en la cual se profundizan algunas nociones políticas y jurídicas. Ha sido considerada el fruto doctrinal más maduro y no superado de la doctrina conciliar[14]. Como dijimos, fue presentada en el marco del Concilio de Basilea en el año 1434 y posee un sello genuinamente cusano: la búsqueda de la unidad en la diversidad. Una de las nociones que actúa como eje de la obra es, precisamente, la de "concordantia".
Para el Cusano, la búsqueda de “concordancias” implica, por sí misma, la existencia de diferencias. Precisamente, el carácter múltiple y divergente de lo finito así lo establece. La “concordantia catholica" o universal es, pues, aquella que resulta necesario construir como imagen finita de una ”concordantia” de tal manera perfecta que, en ella, la diversidad sea unidad. Ésta no es otra que la concordancia simple e infinita de la Trinidad[15]. Ahora bien, mientras que ella, en cuanto ejemplar, es eterna y definitiva, la finita, la “catholica” no puede ser sino provisoria y conjetural . Esto establece un punto de inflexión en el abordaje del tema eclesiológico: las relaciones jerárquicas que puedan establecerse en el ejercicio del poder carecen de la precisión y verdad que posee la relación trinitaria, por lo cual, su carácter es siempre imperfecto, contingente y, como tal, mudable.
Los límites de esta concordancia buscada son “católicos”, esto es universales. Esta universalidad es entendida por Nicolás como la “societas christiana” o unión del pueblo fiel. La unitas fidelium o congregatio fidelium cusana incluye a todo el pueblo cristiano en un doble carácter: por una parte, el de fiel cristiano; por otra, el de súbdito fiel. Esta unitas incluye a la cristiandad toda e intenta superar diversos planos de divergencias no sólo entre papistas y conciliaristas, sino, también, y fundamentalmente, entre los poderes civil y espiritual.
Así, la concordancia provisoria es entendida, prioritariamente, como el equilibrio del compuesto alma-cuerpo: el poder temporal (cuerpo) y el poder espiritual (alma)[16]. Su fundamento no es otro que el consenso. Para Nicolás de Cusa, Concilio e Imperio son, ambos, los representantes de ese consenso[17].
El DCC, pues, está estructurado en tres libros que se ocupan, respectivamente, del compuesto en cuanto totalidad (L.I), del alma o institución eclesiástica (L.II) y del cuerpo o Imperio[18] (L.III)[19].
Respecto del alma hay, según Nicolás, un claro enemigo para que la concordancia sea posible, y éste no es otro que la doctrina de la plenitudo potestatis. El alcance omnicomprensivo del poder papal no sólo afecta a la estructura interna de la iglesia, sino que, también, afecta su relación con el poder temporal.
El camino elegido por el Cusano para la demolición de la doctrina teológica de la plenitudo potestatis es, en este caso, jurídico: se trata de socavar los cimientos de la pretendida superioridad jurisdiccional del Pontífice. En vista de esta fundamentación, presenta Nicolás una tajante diferencia entre aquel que posee el poder jurisdiccional y aquel que lo ejerce. El poder jurisdiccional, esto es, aquel que da a las normas su carácter coactivo reside en la unidad del pueblo fiel (unitas fidelium). En este punto, el Cusano realiza nuevamente un aporte original: la superioridad en el ejercicio de jurisdicción es sólo administrativa, pero la jurisdicción misma reposa, fundamentalmente, en el consenso del pueblo. Si el poder jurisdiccional pertenece a la comunidad de modo que aquel que conduce sólo lo hace de manera derivada, entonces, el carácter obligante de los cánones y de todo lo que se estatuye radica en el consenso, y esto consolida la visión de la reunión de sus representantes en un concilio. Así, se cumple la máxima del Codex Justiniani, cara a los canonistas, según la cual "Lo que atañe a todos, debe ser aprobado por todos" (Quod omnes tangit, ab omnibus approbari debet).
A esta fundamentación jurídica, añade una fundamentación filosófica que basa el consenso en el derecho natural; según este, todos los hombres son libres e iguales por naturaleza, razón por la cual necesita ser justificado el dominio de uno sobre el otro.
Ahora bien, la limitación del poder jurisdiccional no involucra la dignidad sacerdotal, que no puede ser negada al sucesor de Pedro; sin embargo, nada indicaría en los textos de la Escritura, según el Cusano, que Pedro haya tenido mayor dignidad que el resto de los apóstoles. Así, la fundamentación de la igualdad de los apóstoles viene a reforzar la imposibilidad de que el Papa se arrogue el derecho de jurisdicción del cual se deriva el derecho de estatuir. Que este derecho perteneciera de manera exclusiva al Papa sólo podría haberse derivado de que Pedro hubiera recibido de Cristo algún privilegio singular. Nicolás, mediante la relectura de algunos pasajes del Nuevo Testamento, pone de manifiesto la relación pluraliter et indifferenter de Cristo respecto de los apóstoles[20]. Con este espíritu de igualdad entre los apóstoles, se reunían, según el Cusano, los concilios en la Iglesia primitiva.
Por otra parte, la noción de consenso es de tal plasticidad y movilidad que está ligada, en el texto cusano, a la de uso: si las prescripciones de los concilios (representantes del consenso universal) son ignoradas con el tiempo, es decir, caen en desuso, pierden su carácter obligante. La validez de las decisiones de los concilios no depende de la confirmación papal - el Papa ha perdido su lugar de Obispo universal -, sino que son puestas a prueba una y otra vez por el uso y el consenso.
Todas estas razones convergen para que el gobierno no sea el de uno solo, sino el de un concilio. Sin embargo, aunque Nicolás de Cusa ha negado la superioridad en el orden sacerdotal esencial del Papa respecto de los otros obispos; ha negado que de él derive el poder jurisdiccional y, por lo tanto, el poder de estatuir; sin embargo, hay una primacía de Pedro en cuanto al ejercicio de la jurisdicción. Aunque esta primacía es, si se quiere, sólo administrativa, resulta, empero, una suerte de garantía de unión.
Hasta aquí, si bien hemos tratado acerca del que posee, en última instancia, el poder jurisdiccional y, consiguientemente, el poder de estatuir, esto es, el pueblo fiel, nada se ha dicho acshadows, and should be recognized as such, if and when they are treated according to a higher order of reality. That had been done by those from among the greatest figures of modern science, such as Nicholas of Cusa and his discoveries, as in his De Docta Ignorantia (1440), in which he had already demonstrated that to be the case. I mean the actual reality of the proof of the discovery made by man’s creative demonstration of all that are properly known as being universal physical principles, as this was demonstrated implicitly in such exceptions as the work of both Max Planck and Albert Einstein, in particular. The basis for that class of true knowledge, corresponds implicitly to the precedents of the opening statements by Bernhard Riemann, as in the opening statement of the plan of his hypotheses respecting the founding of what had been actually a physical geometry, in his habilitation dissertation.
In the ideas of the “physical principles” of inter-action as such, there are those ideas which reference such phenomena as being reflections of actually “Classical compositions,” even in our notions of the experience of our own living bodies. That subject-matter is to be treated presently, as being an extension of the themes which I had introduced earlier, since June 10 of this present year.3
erca de la fuente del poder sin más. En este punto, el pensamiento de nuestro autor se torna profundamente teocrático: Dios es la fuente absoluta de todo poder, y tal poder, si bien reside "en potencia" en el pueblo, sólo puede ser "actualizado" por la gracia divina, administrada por sus representantes en la tierra.
En la noción de “representación” cusana, se unen, curiosamente, la doctrina ierocrática-teocrática, según la cual todo poder proviene de Dios y desciende por grados a las distintas jerarquías eclesiásticas y seculares, y una doctrina ascendente del poder según la cual puesto, que toda autoridad reside en el consenso del pueblo, los miembros de esa jerarquía, en cuanto representantes de tal consenso, pueden ejercer la autoridad[21].
Si toda potestad en el ámbito espiritual reside in potentia en el pueblo fiel, lo mismo sucede en el ámbito de lo temporal, es decir, ese mismo pueblo considerado en su carácter de súbdito del Imperio[22].
Desde los tiempos de Constanza, se liga la reforma de la Iglesia a la reforma del Imperio[23]. El DCC, de Nicolás de Cusa, se inscribe también en esta línea. La impronta del libro III se pone de manifiesto en el Prólogo, de inspiración marsiliana y aristotélica. Cabe señalar en él los siguientes motivos:
a- La sociedad política deriva de la naturaleza del hombre. El Estado, pues, es un fenómeno naturalmente humano;
b- Pero también el hombre es, por naturaleza, libre y racional. El derecho natural se encuentra, pues, sobre el derecho positivo: las leyes son fruto del consenso y éste no ha de ser otra cosa que una sumisión voluntaria a la razón y a la virtud;
c- El consenso resulta imprescindible para que se respete la libertad, en virtud de la cual, el pueblo se somete al dominio de alguien que organice sus necesidades sociales: Nicolás confía en que la mayor parte del pueblo es prudente y elegirá someterse al dominio de un sabio[24].
Con todo, a lecturas que podríamos llamar totalmente “naturalistas” respecto del ámbito político, Nicolás opone una teoría política que, aunque se inscribe en el naturalismo, se construye desde la perspectiva de la unitas fidelium. El Estado, aunque fruto de la necesidad de la naturaleza humana, es, ante todo, el cuerpo de la unidad substancial de cuerpo y alma que es la Iglesia toda. Así, pues, el Emperador resulta una suerte de homólogo temporal del Papa[25].
La solución conciliarista del gobierno de unus primus inter pares, presentada por el Cusano, encuentra en el libro III su contrapartida política mostrando de qué manera el Emperador debe ser considerado el primero entre los príncipes temporales de los territorios que efectivamente le están sometidos. Sin embargo, la analogía entre la articulación de tal orden temporal y el orden espiritual no es especular. Por una parte, porque el orden sacerdotal es primero en dignidad; por otra, porque tiene implícita la idea de catolicidad o universalidad, idea que, en el plano del gobierno civil, debe, por lo menos, ser justificada.
Por otra parte, también en el marco del tratamiento del Imperio, Nicolás de Cusa pone en tela de juicio el documento de la Donatio Constantini[26], ligado a la doctrina de la traslatio imperii, pilares de la monarquía absoluta papal [27]. La ubicación de tal crítica en el libro III hace presumir que, para el Cusano, éste es un tema político y no eclesiológico. El hecho de que pensadores como Wyclif, Ockham o Marsilio hubieran presentado dudas acerca de la autenticidad del documento no nos asombra. Sin embargo, un siglo después, cuando en el Concilio de Constanza se presentaron sospechas sobre su validez jurídica, el propio Zabarella las desacreditó[28]. En la valoración de los aspectos históricos de este documento, la lectura cusana transita nuevamente el camino de la conciliación[29]:
Nicolás duda de la autenticidad histórica del documento; sin embargo, no duda de la tradición que se generó a partir de él; caracteriza el episodio de Silvestre como legendario y desmiente la versión agiográfica del bautismo de Constantino por parte de Silvestre, pues, a partir de otros testimonios históricos, el emperador habría sido bautizado en el momento de su muerte por Eusebio; con todo, declara que se trata de una pia leyenda.
La exégesis histórica ocupa, en el análisis cusano, el último lugar y es introducida sólo como complemento de las exégesis teológica y canónica mediante las cuales Nicolás de Cusa pretende "limpiar" la tradición de elementos espúreos. Con esto, niega que el poder imperial se reciba del Papa y vuelve a afirmar que se recibe directamente de Dios mediante el consenso del pueblo.
Un año después, la invalidación histórica de la Donatio era un hecho público; y en 1440, Valla terminará definitivamente con ella en su De falso credita et ementita Constantini donatione.
Así, la propuesta de concordancia cusana resulta una combinación original entre una doctrina teocrática del poder --pues Dios es fuente y causa remota de toda potestad-- y una doctrina ascendente del poder o de la soberanía popular, que da lugar al conciliarismo en el ámbito eclesiástico y al imperio cristiano como su contrapartida temporal.
En términos históricos, la tentativa de gobierno conciliar fracasó y cerró una senda que, aparentemente, la Iglesia no pudo retomar. En el terreno político, en cambio, la doctrina de la soberanía popular había iniciado un camino del que ya no podría regresar.
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[1] Las nociones acuñadas y sistematizadas a partir del siglo XIV han constituido la teoría ascendente del poder o de la soberanía popular. Esta denominación fue acuñada por W. Ullmann contraponiendo "ascending theme" con la doctrina teocrática o "descending theme", cfr., en castellano: Ullmann, W., Historia del pensamiento político en la Edad Media, Barcelona, 1983; Ullmann, W., Principios de gobierno y política en la Edad Media, Madrid, 1985.
[2] Se inscriben en ella los nombres de Joannes Monachus, Guilielmus Durantis, Zanzelinus de Cassanis, entre otros. Al respecto, resulta una introducción imprescindible el trabajo de Thierry, B., Foundations of the Conciliar Theory. The Contribution of the Medieval Canonists from Gratian to the Great Schism, Cambridge, 1955.
[3] El famoso "Decreto" de Graciano, Concordia discordantium canonum, redactado hacia 1140, inauguró, sin duda una época: la de los decretalistas. Éstos no sólo glosaban el texto de Graciano sino que reunían en colección y comentaban, también, los decretos de los Papas referentes a diversos aspectos de la vida de la Iglesia. Estos comentarios, si bien no pretendían ser una fundamentación teológica, reflejaban inevitablemente tesis teológicas.
[4] Si bien en los decretalistas del siglo XII, sin dejar de justificar la doctrina de la plenitudo potestatis papal, se propone la limitación en el caso de un Papa herético; cabe señalar, sin embargo, que en los canonistas y decretalistas del XIII se reinstaura una tendencia en favor de la supremacía del Papa reforzada por la presencia de pontífices con ejercicio efectivo del poder absoluto, como Inocencio III, Gregorio IX e Inocencio IV, quienes sostienen fuertemente que "el Papa juzga a todos y no puede ser juzgado por nadie fuera de Dios".
[5] cfr. Alberigo, Giuseppe, Cardinalato e collegialita. Studi sull'ecclesiologia tra l' XI e il XIV secolo, Firenze, 1969, pp. 92 ss. Los nombres de Gilberto de la Tournai, Grosseteste y Sinibaldo dei Fieschi , quien devendrá Inocencio IV, ofrecen, curiosamente, variantes que matizan de alguna manera la reductio ad unum de la potestas. Sinibaldo, por ejemplo, aun ejerciendo la suma del poder, considera el colegio cardenalicio como una suerte de senado de la Iglesia y, en analogía con el orden político romano, "latus principis sive papae
[6] Puede verse al respecto nuestro trabajo "El conciliarismo y la doctrina ascendente del poder" en La filosofía política clásica. De la Antigüedad al Renacimiento, Buenos Aires, 1999, pp. 183-204, donde abordamos brevemente las propuestas de estos tres pensadores del siglo XIV.
[7] El propio Ullmann es el que ha sostenido en todos sus textos la decisiva influencia de la Política en la configuración de un nuevo paradigma en la Baja Edad Media tanto en el ámbito del gobierno temporal como eclesiástico. Sin embargo, otra corriente de investigación más actual minimiza el alcance de este texto y refuerza la consideración del papel desempeñado por los juristas, especialistas en derecho romano y canónico, quienes, según ellos, a diferencia de Aristóteles, gravitaban efectivamente sobre las decisiones políticas. A propósito, sostiene Helmut Walther, actual investigador de la Universidad de Jena:"Por un lado, la edición de fuentes y la investigación histórico-social han puesto claro que a los eruditos juristas, ya desde la alta Edad Media, les correspondían las decisivas posiciones claves en los puntos de unión entre teoría y praxis (...) Aristóteles, por consiguiente, era más bien el fundamento de discusiones abstractas de intelectuales del ambiente universitario, artístico y teológico, y las cuestiones discutidas en shadows, and should be recognized as such, if and when they are treated according to a higher order of reality. That had been done by those from among the greatest figures of modern science, such as Nicholas of Cusa and his discoveries, as in his De Docta Ignorantia (1440), in which he had already demonstrated that to be the case. I mean the actual reality of the proof of the discovery made by man’s creative demonstration of all that are properly known as being universal physical principles, as this was demonstrated implicitly in such exceptions as the work of both Max Planck and Albert Einstein, in particular. The basis for that class of true knowledge, corresponds implicitly to the precedents of the opening statements by Bernhard Riemann, as in the opening statement of the plan of his hypotheses respecting the founding of what had been actually a physical geometry, in his habilitation dissertation.
In the ideas of the “physical principles” of inter-action as such, there are those ideas which reference such phenomena as being reflections of actually “Classical compositions,” even in our notions of the experience of our own living bodies. That subject-matter is to be treated presently, as being an extension of the themes which I had introduced earlier, since June 10 of this present year.3
quodlibetos y tratados no encontraban una entrada directa en las decisiones políticas" ("Una relación complicada. Los juristas y Aristóteles". Conferencia ofrecida en la Universidad de Buenos Aires, 26 de abril 1998)[7][7]
[8] Cabe destacar que sufría algunas transformaciones un tema aparentemente sólo sacramental: el del Bautismo. Ullmann lo explica magistralmente: "Pues la eficacia del bautismo consistía en que la esencia natural del hombre se transformaba en una nova creatura (nueva creatura), que se presentaba como el homo novus (hombre nuevo), para quien, de allí en adelante, debían tener valor las normas de la novitas vitae (novedad de vida). La nova creatura era el fidelis christianus (el fiel cristiano), que estaba ligado a las normas de las autoridades puestas por Dios. Según el derecho, el bautismo significaba la entrada en la Iglesia que, en cuanto institución divina de salvación, perseguía los fines que le eran inmanentes" (cfr. "La Bula Unam Sanctam. Visión retrospectiva y prospectiva" en Römische-historische Mitteilungen, 16, 1974, pp. 45-77. Traducción Prof. Dr. J.M. Machetta.
[9] Deben mencionarse en esta tendencia, además, los nombres de Conrad de Gelnhausen, Henri de Langentein, como así también el de Teodoro de Nieheim.
[10] cfr. de Vooght, Paul, Les pouvoirs de concile et l'autorité du Papa au Concile de Constance. Le décret 'Haec Sancta Synodus' du 6 avril 1415, Paris, 1965. p.38 ss.
[11] Ullmann, W., Principios..., 289.
[12] Se ha señalado, como antecedente de este decreto, al canonista francés Guillermo Duranti, quien un siglo antes había formulado esa misma idea (cfr.Miethke,J., Las ideas políticas en la Edad Media, Buenos Aires, 1993, p.175. El decreto conciliar, como lo señala Ullmann (op.cit., p.290), si bien es fruto de los juristas, tiene por detrás la revisión extrajurídica del concepto de Iglesia que habían hecho pensadores como Marsilio. En este sentido, creemos que Francisco Zabarella, uno de los principales canonistas de Constanza, es un testimonio de lo que afirma Ullmann, pues se trata de un jurista influido por las tesis filosóficas de Marsilio (cfr. Piaia, G., “La fondazione filosofica della teoria conciliare in Francesco Zabarella”,en Scienzia e Filosofia à l’Università di Padova nell’Quattrocento, (Contributi alla storia dell’universita di Padova, 15), Trieste -Padova, 1983.
[13] cfr. Alberigo, G., Chiesa conciliare, Brescia, 1981, pp. 241 ss.
[14] Alberigo, op.cit., p. 293.
[15] cfr.DCC, I, II, 9.
[16] cfr. DCC, Prefacio, 3.
[17] cfr. DCC, II, I.
[18] No debe olvidarse que Nicolás es, en este momento, un aliado del emperador de Alemania, y piensa el cuerpo de la concordancia necesariamente ligado a una idea de Imperio cristiano. Dedica esta obra al cardenal Cesarini, presidente del Concilio y al emperador Segismundo.
[19] DCC, Prefacio: "Habiendo de tratar, pues, de la concordia católica, me es necesario investigar sobre la misma unión del pueblo fiel, que se llama Iglesia católica; sobre las partes unidas de esa Iglesia, a saber: de su alma y de su cuerpo. Por consiguiente, la primera consideración será de todo el compuesto, es decir, de la misma Iglesia. La segunda, de su alma, es decir, del santísimo sacerdocio. La tercera, del cuerpo, o sea, del sacro imperio"
[20] Cfr. nuestro artículo: "Pluraliter et indiferenter: la igualdad de los apóstoles en Marsilio de Padua y Nicolás de Cusa", Veritas, Porto Alegre, en prensa.
[21] cfr. Klaus Reinhardt en "Die Repräsentanz Christi und der Christgläubigen im kirchlichen Amt" en K. Kremer-K. Reinhardt (herausg.) Nikolaus von Kues. Kirche und Respublica christiana. Konkordanz, Repräsentanz und Konsens. Zur Gesellschaftstheorie in der Schrift "De concordantia catholica", Trier, 1994.
[22] La idea de Imperio, tal como es concebida en el DCC, pone de manifiesto, en primer lugar, una dificultad: mientras que el título de emperador presupone una dominación universal, esa dominación se da de hecho en una parte limitada del mundo cristiano. Esta dificultad es tratada por Bauer, Roger, "Sacrum imperium et imperium germanicum chez Nicolas de Cues", en Archives d'histoire littéraire du Moyen Âge, XXI (1954), pp. 207- 240.
[23] Cfr. Acta concilii constanciensis, (ed. Finke, H., Münster, 1896 ss).
[24] Puede verse en esto la noción de pars valentior del Defensor pacis, de Marsilio de Padua. Recientemente, se ha estudiado con profundidad la relación entre los dos pensadores. Puede verse, por ejemplo, Piaia, G., "Marsilius von Padua (+ um 1342) und Nicolaus Cusanus (+ 1464): Eine zweideutige Beziehung?", en Mitteilungen und Forschungsbeiträge der Cusanus-Gesellschaft, 24 (1998) pp. 171-193.
[25] DCC, III, 1: "...imperatorem in corporali hierarchia, sicut Papam in spirituali, caput et omnium principem esse".
[26] cfr. DCC III, 3-4.
[27] Como se sabe, según el documento conocido como Constitutum Constantini, este emperador le habría cedido al Papa Silvestre, quien lo había convertido al cristianismo, Roma y las provincias occidentales del Imperio. Se cree que el documento fue escrito como una ampliación de la conocida "leyenda de San Silvestre" escrita por un monje griego hacia el año 761. En cuanto a la traslatio imperii, una de sus formulaciones más acabadas se encuentra en la Bula Venerabilem (1202), de Inocencio III, en la cual se afirma que, en virtud de las prerrogativas otorgadas por Constantino, el poder imperial habría sido transferido de los griegos a los francos en el siglo VIII. Así se muestra claramente, según Inocencio, en la coronación de Carlomagmo por parte del Papa.
[28] Es interesante advertir esta distinción, pues a partir del s. XIII, muchos autores omitían expedirse acerca de la validez histórica de la Constituum, pero reconocían su validez jurídica y sus implicancias políticas. Sin embargo, el canonista paduano Raffaele Fulgosio no sólo presenta en Constanza argumentos en contra de la autencidad histórica de la Constituum, sino también apunta a su validez jurídica. Evidentemente, en el marco del mismo concilio, que había condenado a la hoguera a Juan Hus, discípulo de Wyclif, las sospechas de Raffaele fueron rechazadas, y nada menos que por el propio Zabarella que, precisamente, rescata el valor jurídico de la Donatio como muestra del poder derivado del pueblo al emperador, quien, a su tiempo, junto con el Senado romano, puede derivarlo. Sea como fuere, lo cierto es que el tema se hallaba instalado en el debate eclesiástico y, especialmente, entre los maestros paduanos.
[29] .Seguimos aquí la excelente presentación realizada por Fubini, Riccardo, "Contestazioni quattrocentesche della Donazione di Costantino: Niccolò Cusano, Lorenzo Valla", en Medioevo e Rinascimento, II (1991) pp. 19-61.
POR FRANCISCO ARIZA
Entre los hombres de Conocimiento que han contribuido en el mantenimiento y transmisión de la Tradición Unánime, destaca sin duda alguna el cardenal Nicolás de Cusa (1401-1484). Él aparece, en los albores del Renacimiento, como uno de los herederos del neoplatonismo cristiano, corriente tradicional que partiendo de la síntesis elaborada por los primeros padres de la Iglesia (Orígenes, Clemente de Alejandría, Máximo el Confesor, y especialmente Dionisio Areopagita, muy influenciado por los neoplatónicos y pitagóricos Filón, Plotino, Porfirio, Jámblico, Calcidio, y sobre todo Proclo) surca, vivificándola, toda la Edad Media, en donde dicha corriente se nutre del pensamiento hermético traído a Europa por los árabes, conformando así la identidad del esoterismo y la gnosis occidental hasta nuestros días.
Nombres como Scot Erígena, Michel Psellos y los filósofos de la escuela de Chartres y de Oxford, así como Tauler, Suso y el gran Maestro Eckhardt son, en la Edad Media y entre tantos otros, los verdaderos representantes de esa gnosis por medio de la cual se vehicula la Philosophia Perennis, que es la que en realidad recibe Nicolás de Cusa, y que él contribuye a mantener viva gracias a la influencia que su obra ejerce sobre Marsilio Ficino y Pico de la Mirándola, y a través de éstos en los cabalistas cristianos del Renacimiento. De hecho él viajó frecuentemente a Italia, por aquel entonces el centro de irradiación más importante del pensamiento tradicional.
La esencia de su doctrina reposa en la idea de la "docta ignorancia" (que es el título de su libro más conocido) la que se presentó con la fuerza de una revelación durante el transcurso de uno de sus viajes, siendo el fruto de años de búsquedas, estudios e intuiciones acerca del insondable misterio de la Unidad, que para Cusa es el verdadero principio que "concilia los opuestos" (la coincidentia oppositorum), en donde las contradicciones inherentes a las cosas creadas se "resuelven" en lo que por su naturaleza de orden puramente metafísico, está más allá de cualquier determinación o existencia polarizada y dual. Hombre de su tiempo, Cusa intenta llevar la idea de la "coincidencia de los opuestos" a todos los niveles de la vida, incluido el político, pues según entiende él (en conformidad con todos los maestros herméticos del Renacimiento) el gobierno de las cosas públicas ha de ser también expresión de la "concordia y la armonía universal", y debe tender permanentemente a ella.
Esto le valió algunos disgustos (e incluso fue encarcelado un tiempo) al tropezar con la actitud incomprensiva de ciertos gobernantes que despreciaban esa visión del mundo verdaderamente católica (en el sentido de universal) de lo que debe ser el Estado ideal regido por los mismos principios y leyes que ordenan el cosmos y la harmonia mundi. La misma idea de concordia quiso llevarla al terreno religioso, y sus intentos por reunir de nuevo la Iglesia de Oriente y Occidente (fue enviado a Constantinopla para hacer gestiones en ese sentido) estaban inspirados en su lema religio una in rituum diversitate.
Como vemos, toda la obra, el pensamiento y la vida de Nicolás de Cusa giran alrededor de esa coincidentia oppositorum, de esa búsqueda de lo que estando por encima de toda dualidad (que se da sólo en el orden de lo manifestado), puede por ello mismo unificarla, devolviéndola así a la simplicidad no compuesta de su origen y principio trascendente.1 En tanto que seres manifestados y sometidos a esa dualidad, la Verdad (que se identifica con la Unidad absoluta) no se encuentra en nosotros mismos, pues como dice Cusa: "Sé que todo lo que sé no es Dios y que todo lo que concibo no es semejante a él, sino que él lo supera con mucho". De aquí surge la idea del Dios escondido, que es el título de otra de las obras de Cusa, y al que pertenece la cita anterior.
Es el Dios oculto" o "desconocido", la "Unidad más allá del Ser", de la que ya hablaban Plotino y Proclo, y que constituye el fundamento de la "Teología Negativa" de Dionisio Areopagita, según la cual el hombre sólo puede dirigirse a la Divinidad Suprema en términos puramente negativos, indicando así que no es nada de lo que podamos concebir, nada que pueda ser signado con un nombre (que es siempre una determinación y, por consiguiente, una limitación), estando incluso por encima de los principios ontológicos, que se refieren al Ser o Unidad creadora, la primera determinación del "Dios oculto" e innombrable.2 Este se oculta en la "Tinieblas divinas más que luminosas" de que habla el Areopagita, y que Cusa describe como lo inefable e inexpresable, pero que sin embargo es el Principio indeterminado e infinito a partir del cual surge todo lo que puede ser nombrado, expresado y determinado: "Porque el mismo theos no es el nombre de Dios, que está por encima de todo concepto. Pues lo que no puede ser concebido es inefable o inexpresable".
Estas sucesivas negaciones de las negaciones de la infinita Sabiduría de Dios, conducen finalmente a la "docta ignorancia", que nace de la certeza que el hombre tiene de sus propios límites, más allá de los cuales él sabe que nada puede saber3 que sea distinto de la Unidad, que se conoce a Sí misma por Sí misma. Por tanto, ese no saber es ya un grado de conocimiento, ya que no se trata de la simple ignorancia que supone no saber una cosa cualquiera, sino más bien de un estado de contemplación en el que ya no hay preguntas ni respuestas, pues el "yo" que se las formula ha sido reabsorbido o fusionado en la Unidad del Sí Mismo.
Esto se da naturalmente a diferentes niveles en el proceso del Conocimiento, pero cuando dicho estado es permanente él equivale en cierto modo, a aquello que en todas las tradiciones se denomina como la "infancia espiritual", o retorno al "estado primordial" que viene a ser lo mismo, estado verdaderamente "central en el que todas la distinciones inherentes a los puntos de vista exteriores son superadas y en el que todas las oposiciones han desaparecido y se resuelven en un perfecto equilibrio",4 el cual no es otro que la "coincidencia de los opuestos". Quizás convenga recordar lo que a este respecto también nos dice el Maestro Eckhardt en uno de sus Sermones:
"Escuchad bien la explicación que voy a daros. Si yo fuera sólo razón, hasta el punto de que todas la imágenes que la humanidad haya recibido alguna vez, y que están en Dios mismo, estuvieran completamente espiritualizadas en mí, y que yo fuera totalmente independiente de ellas para no considerar ninguna en mí mismo como mi bien propio en los actos, ni en las omisiones, ni en el pasado, ni en el futuro, sino que estuviera en el instante presente libre y disponible para el amor de Dios y para hacer constantemente su voluntad, verdaderamente sería 'virgen' y tan poco entorpecido por ninguna imagen como lo estaba cuando no era aún".
Por ello, los que "creen" que saben están limitados por ese propio saber (por muy "erudito" que ese saber sea, o quizás por ello mismo), y en realidad no serían sino, invirtiendo los términos, "ignorantes doctos", aquellos que Nicolás de Cusa denomina "soberbios, presuntuosos, que son sabios para sí mismos, que vivieron confiados en su ingenio, que en un ascenso soberbio se creían semejantes al Altísimo… todos éstos, digo, se equivocaron, estos tales se cerraron ellos mismos el camino hacia la Sabiduría, cuando no creían que existiera otra más que aquella que median con su intelecto, y fracasaron en sus vanidades, y abrazaron el madero de la ciencia y no aprehendieron el madero de la vida.5 El fin, pues, de los filósofos que no honraron a Dios no fue otro que perecer en sus vanidades".
Pero hasta alcanzar (valga la expresión) esa "docta ignorancia", el hombre ha de recorrer un largo camino de purificación, lo que es igual a un ascenso por la escala del Conocimiento, "para que la meditación, nos dice Cusa, de cada uno de nosotros reciba una incitación y con el ascenso intelectual, de forma sensible, de luz en luz, se transforme el hombre interior, hasta que llegado a un claro reconocimiento mediante la luz de la gloria, entre en el gozo de su Señor". En De la búsqueda de Dios, Cusa nos ofrece una indicación del camino que se ha de seguir en ese proceso de ascenso y gradual reabsorción en la Unidad inmanifestada, estableciendo una relación entre el nombre Theos (Dios) y theons, que significa "veo" y "corro": "Así pues, el que busca debe correr por medio de la vista, de forma que todas las cosas puedan tocar al theon vidente. La visión lleva, pues, consigo la semejanza del camino por el cual debe avanzar el que busca. En consecuencia, es necesario que dilatemos la naturaleza de la visión sensible ante el ojo de la visión intelectual y fabriquemos a partir de ella la escalera de ascenso".
Está claro que "el ojo de la visión intelectual" se refiere a la inteligencia que reside en lo más oculto de la "caverna del corazón" (el "ojo del corazón que todo lo ve"), expresión tradicional que indica de dónde procede la verdadera intuición intelectual, que siendo de orden suprarracional y supraindividual, permite aprehender de forma directa y no mediatizada (sin reflejos ni imágenes) las realidades invisibles y metafísicas. La visión sensible ejemplifica la visión inteligible, interior, pues entre una y otra existe una correspondencia simbólica que Nicolás de Cusa utiliza frecuentemente, distinguiendo tres clases de visión, que él hace corresponder con los tres niveles o planos del ser humano: la "región sensible" (el cuerpo), la "región racional" (el alma o psiqué) y la "región intelectual virtuosa" (el espíritu), las cuales, y en razón de la analogía constitutiva entre el microcosmos y el macrocosmos, se corresponden con los tres mundos o niveles cósmicos: la Tierra, el Mundo Intermediario y el Cielo.
Así, nos dice Cusa que "de la misma manera que la vista no discierne, sino que lo hace en ella el espíritu discretivo, así nuestro intelecto, iluminado por la luz divina en su principio en la medida de su aptitud en orden a dejarla entrar, no entenderemos o viviremos una vida intelectual por nosotros mismos, sino que en nosotros vivirá Dios su vida infinita. Y ésta es aquella felicidad eterna, en la que, en una estrictísima unidad, de tal manera vive en nosotros la vida intelectual eterna exaltando todo concepto de las criaturas vivientes en una dicha inexpresable, como vimos vive en nuestros más perfectos sentidos la razón discretiva, y en la esclarecidísima razón el intelecto".
Todo el orden de lo creado (la cosmogonía) emana de la luz suprainteligible que mora en las "Tinieblas divinas", y, en cuanto que se manifiesta, esa luz (gracias a la cual nace la visión intelectual, racional y sensible) se concibe como un "rayo luminoso", verdadero Eje del Mundo que comunica el Principio con su manifestación y la manifestación con su Principio. A través de ese "rayo luminoso" (llamado Buddhi –el intelecto Superior– en la tradición hindú, y que es idéntico al Verbo o Logos espermático), el "Dios oculto" e inexpresable se revela y expresa a su creación, estando al mismo tiempo ausente de ella en su trascendencia. Esta ausencia y simultánea presencia de Dios en la manifestación, Nicolás de Cusa la explica con una antigua sentencia hermética:
"Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna". De ahí que se trate "de la permanente paradoja de una ausencia siempre presente, de una inmanencia trascendente. Cualquier punto de la circunferencia, al transformarse en centro, todo lo abarca. Y cualquier punto de este círculo, o sistema, lleva en forma inherente, constitutiva, esa misma posibilidad. La unión de contrarios ha dado lugar a la simultaneidad de lo que ya no se diferencia… Todo está en todo, y todo en uno".6
"Es, pues, ya evidente para nosotros, nos dice finalmente Nicolás de Cusa, que somos atraídos hacia el Dios desconocido por un movimiento de su gracia, ya que él no puede ser aprehendido de otra manera que mostrándose él a sí mismo. Y quiere ser buscado. Quiere asimismo dar luz a los que le buscan, esa luz sin la cual no pueden buscarle. Quiere ser buscado, y quiere también ser aprehendido, porque quiere abrirse y manifestarse a sí mismo a los que le buscan".
NOTAS
1 En este sentido, y como dice A. K. Coomaraswamy (citado por Guénon en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. XLIII), "el principio de una cosa no es ni una de sus partes entre las otras ni la totalidad de sus partes, sino aquello en que todas las partes se reducen a una unidad sin composición".
2 Señalemos que el "Dios oculto" corresponde en la Cábala hebrea a Ain, literalmente la "Nada", en el sentido del No–Ser, que a su vez equivale al "Tao que no puede ser nombrado" de la metafísica taoísta. En el Arbol de la Vida cabalístico es Kether, la sefirah número uno y primera afirmación o determinación de Ain, la que se identifica con el Ser o Unidad creadora, siendo de ella de donde emanan las restantes nueve sefiroth, que son los nombres o atributos con los que la Unidad misma se manifiesta, y que constituyen los principios (o "ideas" en el sentido platónico) de todo lo creado.
3 Esto es idéntico a la conocida sentencia que Platón pone en boca de Sócrates: "yo sólo sé que no sé nada".
4 René Guénon: Sobre el Esoterismo Islámico y el Taoísmo, cap. IV.
5 Sin duda alguna Nicolás de Cusa se está refiriendo aquí al Arbol de la Ciencia, de naturaleza dual, y al Arbol de la Vida, esencialmente unitario y vertical, cuyos "frutos" nos devuelven el sentido de la eternidad, a diferencia del primero, que nos hacen caer permanentemente en el devenir temporal.
6 Federico González: La Rueda, una Imagen Simbólica del Cosmos, cap. VI.
http://www.geocities.com/symbolos/s11frar.htm
Para quien en nuestra lengua pregunta acerca del pensamiento y los estudios sobre Nicolás de Cusa quizá resulte engorroso encontrar publicaciones en castellano.
Sin embargo, el intento de recopilar tal información no solamente nos enfrentó a un respetable caudal de traducciones y estudios capaz de introducirnos en el enfoque y la problemática relacionada con Nicolás de Cusa, sino que particularmente puso de relieve el creciente interés que los temas cusanos han despertado en nuestros ámbitos académicos.
Al confeccionar este elenco no pretendemos sino colaborar con la preocupación por profundizar el conocimiento del pensamiento cusano puesta de manifiesto por investigadores latinoamericanos.
Teniendo en cuenta tal demanda, nos hemos permitido incorporar también a este elenco el detalle de las conferencias y ponencias que tuvieron lugar en ocasión de dos reuniones académicas que han contado con importantes intervenciones en castellano: el Congreso Internacional celebrado en Coimbra y Salamanca del 5 al 9 de noviembre del 2001 y el Primer Congreso Internacional Cusano de Latinoamérica celebrado en Buenos Aires del 1 al 4 de junio de 2004.
Por último, ofrecemos asimismo algunas reseñas de publicaciones cusanas en castellano, a fin de que no sólo se proporcione un elenco de obras, sino también se evidencien diversas interpretaciones acerca del pensamiento de Nicolás de Cusa.
Sin la pretensión de ser exhaustivos con este listado y conscientes de nuestros límites mucho agradeceremos toda información complementaria al respecto: loscusanos@yahoo.com.arDr. Jorge M. Machetta - Dra. Claudia D´Amico
Directores del Círculo de Estudios Cusanos de Buenos Aires
TRADUCCIONES
PRESENCIA DEL CUSANO EN OBRAS DE PENSADORES CONTEMPORÁNEOS
ARTÍCULOS
ACTAS DE CONGRESOS
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Obras latinas de Nicolás de Cusa traducidas al castellano
De concordantia catholica o sobre la unión de los católicos, Introducción y traducción José M. de Alejandro Lueiro, S.J., Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1987.
El juego de las esferas (De ludo globi). Introducción, traducción y notas J.Rafael Martinez E., México, Colección Mathema – UNAM, 1994.
Un ignorante discurre acerca de la sabiduría (Idiota de Sapientia) Edición bilingüe. Introducción traducción y notas Jorge Mario Machetta - Claudia D¨ Amico. Buenos Aires, Eudeba 1999 (edición agotada, se prepara próxima reedición ).
Sobre la paz de la fe (De pace fidei), traducción y notas Lucio A. Burucúa, con un estudio introductorio de Lucio A. y José E. Burucúa, serie Cuadernos del Alarife (Dir. Hamurabi Noufouri), ed. Cálamo, Buenos Aires, 2000, 214 pp.
Carta de Nicolás de Cusa al Abad Gaspar Aindorffer y a los monjes del monasterio del Lago de Tegern. Traducción del original latino Jorge Mario Machetta , en Versiones, revista del Centro de traducciones filosóficas Alfonso el Sabio, Buenos Aires, Año 3 Nº3. Diciembre 2001
Acerca de la docta ignorancia, Libro I: Lo máximo absoluto, Edición bilingüe. Introducción, traducción y notas Jorge Mario Machetta - Claudia D´Amico, Buenos Aires, Biblos, 2003.
Acerca de la docta ignorancia, Libro II. Lo máximo contracto o universo. Introducción, traducción y notas Jorge Mario Machetta - Claudia D´Amico – Silvia .Manzo, Buenos Aires,.Biblos, 2004.
Un ignorante discurre acerca de la mente. Edición bilingüe. Traducción: Jorge Machetta. Introducción: Jorge Mario Machetta, Claudia D¨Amico. Notas: Círculo de Estudios Cusanos de Buenos Aires, Biblos, 2005.
Acerca de lo no-otro o de la definición que se define a sí misma. Traducción: Jorge M. Machetta. Participantes de la preparación del texto crítico y notas a la edición (orden alfabético): C. D’Amico, M. D’Ascenzo, A. Eisenkopft, J. González Ríos, J.M.Machetta, C.Rusconi, K. Reinhardt, Buenos Aires, Biblos, agosto 2008.
Asimismo, han sido publicadas varias traducciones de obras de Nicolás de Cusa en Pamplona, España editadas por EUNSA-Universidad de Navarra:
La cumbre de la teoría, Introducción, traducción y notas A.L.González, 1993.
La visión de Dios, trad. e introducción A.L.González, 1994.
El Principio, Introducción, traducción y notas M.A. Leyra, 1994.
La igualdad, trad. y notas M. Serra, 1995.
Apología de la docta ignorancia- Juan Wenck: La ignorada sabiduría, Introducción, traducción y notas Santiago Sanz, 1995
La paz de la fe. Carta a Juan de Segovia, Introducción, traducción y notas Víctor Sanz Santacruz, 1996.
El don del Padre de las luces, Introducción, traducción y notas M. García González, 1999.
Diálogos del Idiota, Possest, La cumbre de la teoría, Introducción, traducción y notas A.L.González, 2001
PRESENCIA DE NICOLÁS DE CUSA EN OBRAS DE PENSADORES CONTEMPORÁNEOS EDITADAS EN CASTELLANO
Cassirer, Ernst: El problema del conocimiento en la filosofía y la ciencia modernas, México, Fondo de Cultura Económica, 1953 (título original: Das Erkenntnisproblem in der Philosophie und Wissenschaft der neueren Zeit, 1906)
Cassirer, Ernst: Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento, Buenos Aires, Emecé, 1951 (título original: Individuum und Kosmos in der Philosophie der Renaissance, 1927)
Heimsoeth, Heinz: Los seis grandes temas de la metafísica occidental, Madrid, Revista de Occidente, 1946.
Heimsoeth, Heinz: La metafisica moderna. Madrid. Revista de Occidente, 1966.
Koyre, Alexandre, Del mundo cerrado al universo infinito, Madrid, Siglo XXI, 1979 (título original: From the closed world to the infinite universe, 1957)
Schulz, Walter, El Dios de la metafísica moderna, México, Fondo de Cultura Económica, 1961 (título original: Der Gott der neuzeitlichen Metaphysic, 1957)
Gadamer, Hans-Georg, Verdad y Método, Salamanca, Sígueme, 1977 (Título original: Warheit und Methode, 1975): La última versión en castellano se realizó sobre la cuarta edición aparecida en 1975, incluye los prólogos a la segunda y tercera ediciones.
Gandillac, Maurice, Introducción I Nicolás de Cusa pp. 34 a 44 en Historia de la Filosofía. La filosofía en el Renacimiento Ed. Siglo XXI Méjico-Argentina-España, 1974
Colomer, Eusebi, De la Edad Media al Renacimiento. Ramón Llull-Nicolás de Cusa - Juan Pico de la Mirandola Ed. Herder, Barcelona, 1975
Rego, Francisco, La nueva teología de Nicolás de Cusa. La descalificación del saber racional Ed. Gladius, Buenos Aires, 2005
Beierwaltes, Werner, Cusanus. Reflexión metafísica y espiritualidad. Traducción Alberto Ciria. Ed. Eunsa. Pamplona, 2005
D´Amico, Claudia – Velásquez Delgado, Jorge (coords.) Metafísica de la Unidad: Fragmentos sobre la filosofía de Nicolás de Cusa, México D.F., Ed. Torres y asociados, 2007
D´Amico, Claudia, (editora) Todo y Nada de Todo. Selección de textos del neoplatonismo latino medieval, Buenos Aires, ed. Winograd, 2008
ARTÍCULOS
Metafísica y Teología
Ética
Antropología y Gnoseología
Mística
Pensamiento político y ecuménico
Proyección y Actualidad del pensamiento cusano
Metafísica – Teología
Alvarez Gómez, M., “ ´Coincidentia oppositorum’ e infinitud, codeterminantes de la idea de Dios según Nicolás de Cusa” en La ciudad de Dios, 176 (1963) pp. 666-698
Alvarez Gómez, M., “Peculiaridad de la pregunta sobre Dios según Nicolás de Cusa” en La ciudad de Dios, 177 (1964), 409-434.
Haubst, R., “Pensamientos, reflexiones y motivaciones directrices de la teología cusánica” en Folia Humanistica, II, 23 (1964) pp. 901-918.
von Bredow, G. “La ‘singularitas’ en los pensamientos filosóficos de Nicolás de Cusa durante su época de senectud” en Folia Humanistica, II, 23 (1964) pp. 953-962.
D’Amico, C., "Nicolás de Cusa, De Sapientia: un nuevo concepto de sabiduría a la luz de la tradición medieval" en Patristica et Mediaevalia, XIII (1992) pp.107-119.
Número especial de la Revista Anuario Filosófico vol. XXVIII/3 – 1995. Dirección Juan Cruz Cruz. Universidad de Navarra dedicado a Estudios sobre Nicolás de Cusa: "La dimensión simbólica del arte" Joâo Maria André 547; "Mens est viva mensura. Nicolás de Cusa y el acto intelectual " Daniel Gamarra 583; "La infinitud de Dios y la vida intelectual. Nota sobre los implícito gnoseo-antropológicos de la idea cusana de Dios" Juan A. García González 611; "Ver e imagen del ver. Acotaciones sobre el capítulo XV del De visione Dei de Nicolás de Cusa" Ángel Luis González 627; "El Cusano y la primera filosofía moderna de la creación" Rafael Hüntelmann 649; El concepto de "sabiduría" en Idiota de Sapientia" Ma. Carmen Paredes 671; Introducción al De Non-Aliud Hervé Pasqua 695; "La igualdad intelectual como principio de lo múltiple en el pensamiento del Cusano" Lorenzo Peña 711; Nicolás de Cusa y la idea metafísica de expresión" Ma. Jesús Soto 737; "La igualdad" Nicolás de Cusa 755.
D’Amico, C., "El deus absconditus o acerca del nombre de Dios en Nicolás de Cusa", en Patristica et Mediaevalia, XVII (1996) pp.38-48.
Machetta, J.M. , “Nicolás de Cusa: perspectivas filosóficas de sus sermones” En Patristica et Medievalia, XVIII (1997) pág.97- 100
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D´Amico, Claudia, Identidad en la alteridad. La doctrina de la esencia única en De docta ignorantia de Nicolás de Cusa en Scintilla vol.4, n. 1, 2007
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Machetta, Jorge, El juego del trompo y las aporías de tiempo-eternidad en el Trialogus De possest (1460) en Tempo e Eternidade na Idade Média. Organizadores: Jan ter Reegen, Luis De Boni y Marcos Costa. Est Ediçoes, Porto Alegre, 2007
Reinhardt, Klaus, Nicolás de Cusa sobre el fin del tiempo en Tempo e Eternidade na Idade Média. Organizadores: Jan ter Reegen, Luis De Boni y Marcos Costa. Est Ediçoes, Porto Alegre, 2007.
González Ríos, José, Los nombres como determinaciones temporales del eterno concepto absoluto en el pensamiento de Nicolás de Cusa en Tempo e Eternidade na Idade Média. Organizadores: Jan ter Reegen, Luis De Boni y Marcos Costa. Est Ediçoes, Porto Alegre, 2007
D´Amico, Claudia, Nicolás de Cusa,: tiempo, participación y alteridad en Tempo e Eternidade na Idade Média. Organizadores: Jan ter Reegen, Luis De Boni y Marcos Costa. Est Ediçoes, Porto Alegre, 2007
Machetta, Jorge M., Libertad y necesidad en Dios. Las aporías del lenguaje filosófico acerca de la creación y su superación en el pensamiento de Nicolás de Cusa en Imágenes de la libertad en la Filosofía medieval J.Baudino Ediciones UNSAM, Buenos Aires, 2008.
Machetta, Jorge M., Los nombres de Dios y la novedad de la metafísica cusana en A Questâo de Deus na História da Filosofia, Volume I, Coordenaçâo Maria Leonor L.O Xavier, Ed. Zéfiro, Sintra Portugal, 2008
Rusconi, Cecilia, La trinidad de la razón como nexo entre multitud y magnitud en Revista de Filosofía Universidad Complutense vol. 33, Madrid, 2008
D'Amico, Claudia, “La recepción del pensamiento de Proclo en la obra de Nicolás de Cusa” en Anales del Seminario de Historia de la Filosofía (Madrid) – En prensa. Aparición 2009.
Ética
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Pico Estrada, Paula, Actualidad de la dimensión ética de la antropología de Nicolás de Cusa en Actualidad del pensamiento medieval, 1eras. Jornadas Nacionales de Filosofía Medieval, Centro de Estudios Filosóficos Eugenio Pucciarelli, Academia Nacional de Ciencias, 2006.
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Pico Estrada, Paula, Verdad y sentido en el pensamiento de Nicolás de Cusa en El hilo de Ariadna, volumen 2, Publicaciones Centro de Estudios Ariadna, Buenos Aires, 2007
D´Amico Claudia, Filiación y libertad en Meister Eckhart y Nicolás de Cusa en Imágenes de la libertad en la Filosofía medieval J.Baudino Ediciones UNSAM, Buenos Aires, 2008
Pico Estrada, Paula, El hombre como imagen de la libertad en la antropología de Nicolás de Cusa en Imágenes de la libertad en la Filosofía medieval J.Baudino Ediciones UNSAM, Buenos Aires, 2008.
Pico Estrada, Paula, Fe-razón, sabiduría y virtudes en el pensamiento de Nicolás de Cusa: el aporte de Jasper Hopkins en Patristica et Medievalia, volumen XXIX, Buenos Aires, 2008(en prensa)
Antropología – Gnoseología
Alvarez Gomez, M. "Adecuación e identidad. Sobre la idea de verdad en Santo Tomás y Nicolás de Cusa" en Anales de la Cátedra Francisco Suarez, 4 (1964), 5-52
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González Ríos, J., “Académicos y peripatéticos en la cuestión de los universales, a la luz de la concordantia philosophorum de Nicolás de Cusa”, en A recepção do pensamento greco-romano, árabe e judaico pelo Occidente Medieval, Porto Alegre, 2004.
Pico Estrada, Paula, Conocimiento científico y verdad inefable en De staticis experimentis de Nicolás de Cusa en Memoria y silencio en la Filosofía medieval. J.Baudino. UNSAM, Buenos Aires, 2006
Rusconi, María Cecilia, Aproximación a la "Ciencia enigmática" de Nicolás de Cusa a la luz de su lectura de Aristóteles en el opúsculo De beryllo en Memoria y silencio en la Filosofía medieval J.Baudino Ediciones. UNSAM, Buenos Aires, 2006
Schwaetzer, Harald, "Mens" y "Memoria". El Maestro Eckhart en el espejo del Cusano en Memoria y silencio en la Filosofía medieval J.Baudino Ediciones. UNSAM, Buenos Aires, 2006
Stammkötter, Franz-Bernhard, Libertad y obediencia como motivo cristiano en la antropología de Nicolás de Cusa. Reflexiones sobre el sermón 239 en Imágenes de la libertad en la Filosofía medieval J.Baudino Ediciones UNSAM, Buenos Aires, 2008
Mística
Machetta, J.M., “Intelecto contemplativo en la fórmula cusana de la visión de Dios: Sis tu tuus et ego ero tuus”, en Intellect et imagination dans la Philosophie Médiévale, Actes du XIº Congrès International de Philosophie Médiévale de la Société Internationale pour l´Étude de la Philosophie Médiévale (S.I.E.P.M.), Porto, 2002, édités par M.C. Pacheco-J.F. Meirinhos, Brepols, 2006
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D´Amico, Claudia, La docta ignorancia y la tiniebla del inconocimiento. Nicolás de Cusa y Pseudo Dionisio Areopagita en Memoria y silencio en la Filosofía medieval. J.Baudino Ediciones. UNSAM, Buenos Aires, 2006
Machetta, Jorge M., Sé tú tuyo y yo seré tuyo. Síntesis cusana de antropología y mística en Memoria y silencio en la Filosofía medieval. J.Baudino Ediciones. UNSAM, Buenos Aires, 2006.
Pensamiento político y ecuménico
de Gandillac, M., “El problema de la comprensión entre los pueblos según los principios teóricos y las sugerencias de orden práctico del cardenal Nicolás de Cusa” en Folia Humanistica II, 23 (1964) pp. 939-952.
D’Amico, C., “El conciliarismo y la doctrina ascendente del poder en las postrimerías de la Edad Media” en Borón, A. (comp.) La Filosofía Política Clásica, Buenos Aires, Eudeba-Clacso, 1999, pp. 183-204.
D’ Amico, C., “ ‘Una fides in ritibus diversis’: algunos motivos neoplatónicos en la propuesta ecuménico-política de Nicolás de Cusa”, en Bauchwitz,O.F. (org.) O Neoplatonismo, Natal (Brasil), Argos editora, 2001.
D’Amico, C. “ ‘Consensus’ y ‘representatio’ en el De concordantia catholica de Nicolás de Cusa” Patristica et Mediaevalia, XXII (2001), pp. 45-57.
D’Amico, C., “Fundamentos filosófico-teológicos del ecumenismo de Nicolás de Cusa: novedad y tradición” en Veritas (Porto Alegre) 47 n.3, 2002, pp. 295-310.
Reinhardt, K. “Entre autoridad y libertad: el consenso, idea central de la teoría política de Nicolás de Cusa en el De Concordantia Catholica”, en Patristica y Mediaevalia XXIV (2003) p.29-38.
D’Amico, C., “Marsilio de Padua y Nicolás de Cusa: pluraliter et indiferenter, algunas coincidencias en torno a la fundamentación del conciliarismo” en Dissertatio 19-20 (2004) UFPel (Brasil), pp. 113-130.
Velázquez Delgado, J., “Nicolás de Cusa: de la Concordia Catholica o principio de la unidad política” en La lámpara de Diógenes, vol. V, n.8/9 (2004) pp. 91-100.
D'Ascenzo, M. «Nicolás de Cusa y la renovación de los estudios históricos como renovación del presente», en Actas de las Primeras Jornadas de Pensamiento Medieval, Bs. As, 2006.
D'Ascenzo, M. «Acerca de algunas referencias históricas en De concordantia catholica de Nicolás de Cusa», en XI Congresso Latino-Americano de Filosofía Medieval, del 21 al 25 de agosto de 2006, en Fortaleza/CE – Brasil, 2006.
Alvarez Gómez, M. “Sobre los orígenes de la idea de consenso en la obra de Nicolás de Cusa” en El pensamiento político en la Edad Media, pp. 233-239, Ed. R. Areces, Madrid, 2010
Proyección y Actualidad del pensamiento cusano
Wisser, R., “El retorno espiritual de Nicolás de Cusa” en Folia Humanistica, II, 23 (1964) pp. 883-900.
Gadamer, H-G., “Nicolás de Cusa y la filosofía del presente” en Folia Humanistica, II, 23 (1964) pp. 929-938.
Stallmach, J., “Auspicios del nuevo filosofar en el pensamiento cusánico” en Folia Humanistica, II, 23 (1964) pp. 963-975.
Zeyer, Kirstin, Antropología y modernidad en Nicolás de Cusa. La carta a Albergati: ¿El legado del Cusano? en Memoria y silencio en la Filosofía medieval J.Baudino Ediciones UNSAM, Buenos Aires, 2006
Alvarez Gómez, M. “Nicolás de Cusa. Perfil de un pensamiento innovador” en Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Año LXII, núm. 87, pp. 417-434, Madrid, 2010
Actas de Congresos:
Actas del Congreso Internacional celebrado en Coimbra y Salamanca los días 5 al 9 de noviembre 2001.
Actas del Primer Congreso Internacional Cusano de Latinoamérica celebrado en Buenos Aires del 1 al 4 de junio del 2004.
M. Alvarez Gómez y J. María André, Coincidência dos opostos e concórdia. Caminhos do pensamento em Nicolau de Cusa. Tomo I, Coimbra, 2002; Coincidencia de opuestos y concordia. Los caminos del pensamiento en Nicolás de Cusa, Tomo II, Salamanca, 2002.
Con motivo del sexto centenario del nacimiento de Nicolás de Cusa se realizó del 5 a 9 de noviembre de 2001 en Coimbra y Salamanca un Congreso Internacional dedicado al cusano. Las actas se han editado en dos volúmenes.
El primer volumen contiene los trabajos presentados en Coimbra los días 5 y 6 de noviembre. Abre el volumen la conferencia de Klaus Kremer, de Trier, Konkordanz und Koinzidenz im Werk des Nikolaus von Kues. Gemeinsamkeiten und Unterschiede. La comunicación ‘Sacra ignorantia’: sobre la doxología filosófica del Cusano, de Peter Casarella, The Catholic University of America, trató sobre el modo en que en la scientia laudis -no tantas veces transitada en la investigación cusana- concuerdan la alabanza litúrgica, antropológica y cósmica. El trabajo A sabedoria do idiota de Leonel Ribeiro dos Santos, de la Universidad de Lisboa, versa sobre los Idiotae libri, en una exposición que sitúa esta figura cusana de pensamiento a través de la cual se expresa la doctrina ignorante del Cusano en aquellos cuatro diálogos. La comunicación Principio intelectual y coincidentia oppositorum a la luz de las tradiciones filosóficas en el ‘De beryllo’ de la Dra. Claudia D’Amico, de la Universidad de Buenos Aires, analizó la revisión crítica que Nicolás hace allí de las principales tradiciones metafísicas que confluyen en su pensamiento con la finalidad de ascender a través de la scientia aenigmatica hacia el Principio intelectual. El Prof. Walter Andreas Euler, con la comunicación Konkordanz der Religionen bei Ramon Llull und Nikolaus Cusanus, profundizó en la presencia lulliana en la concordantia fidei del Cusano. El Prof. Mario Santiago de Carvalho, de la Universidad de Coimbra, en la ponencia Das metamorfoses da possibilidade à possibilidade das metamorfoses. Nicolau de Cusa e a transformação da polémica ‘De aeternitate mundi’ traba una relación entre el Cusano y Goethe, vínculo que si bien se ha anunciado en más de una oportunidad, aquí es presentado con completa seriedad. Inigo Bocken, Nijmegen, Pays Bas, en su trabajo L’ethique des conjectures avanza sobre el intento conjetural de sistematizar una ética en el pensamiento cusano, estructuración que Nicolás mismo nunca atendió más que a través de máximas o principios desperdigados en diferentes obras y opúsculos. La comunicación A dupla negação em Nicolau de Cusa e Hegel del Prof. Diogo Ferrer, de la Universidad de Coimbra, vincula una de las últimas obras del Cusano, el Directio speculationis seu De non-aliud (1462) con la doble negación de la Die Lehre vom Wesen de la Wissenschaft der Logik de Hegel. El trabajo de Anselmo Borges, también de la Universidad de Coimbra, Revelação e diálogo Inter-religioso, que de cierto modo proclama la contemporaneidad del pensamiento cusano en este particular sentido, vuelve sobre aquella famosa fórmula cusana del De pace fidei “una religio in rituum varietate”, haciendo referencia a su génesis escrituraria y a su fortuna posterior. Finaliza la publicación de las actas el trabajo de João Maria André, de la Universidad de Coimbra, con su extenso y fértil trabajo ‘Coincidentia oppositorum’, concordia e o sentido existencial da transsumptio em Nicolau de Cusa. El alto nivel y la variedad de los trabajos presentados en estas actas son un muy buen reflejo de la pluralidad de perspectivas a partir de las cuales puede ser abordado del pensamiento de la coincidencia de opuestos propuesto por Nicolás de Cusa.
El segundo volumen recoge los trabajos expuestos en las jornadas realizadas en Salamanca los días 8 y 9 de noviembre de 2001. En el trabajo que abre el volumen, Coincidencia en la diferencia según Nicolás de Cusa, Mariano Álvarez Gómez se propone aclarar “la conexión de concordancia y diferencia en el ámbito de lo finito”. La estrategia para aclarar esta conexión es responder cuál es, por un lado, el‘fundamento de la diferencia’ y, por otro, cuál sea la ‘constitución de lo diferente’. Según el autor explicar cuál sea el fundamento de la diferencia implicaría destacar el carácter intelectual del principio y la especial relación que se establece con lo principiado (i.e. todas las cosas). Por otro lado, la constitución de lo diferente se explica atendiendo a la “prioridad de naturaleza” entendida como prioridad del todo con respecto a las partes. De este modo se puede decir que “si bien sólo existen cosas singulares, éstas no están disgregadas, sino que de antemano existen como totalidad, en virtud de la cual son lo que son” (p.31). Por su parte el artículo de Wilhelm Dupré, Koinzidenz und Warheit, se ocupa del surgimiento del pensamiento de la coincidencia y de la fundamentación de este pensamiento. Para Dupré, la coincidencia tiene su origen en el reconocimiento de la razón de estar determinada por la verdad infinita y en el intento de formar un concepto de aquello que la determina. Así el autor puede decir que “lo infinito no es un objeto, sino un pensamiento que surge de la captación de lo finito en su finitud” (p.62). En cuanto a la fundamentación de la coincidencia, dice D., que este pensamiento no necesita sino de aquello a lo que apela para estar justificado. Porque la verdad que se muestra en él descansa en sí misma y por eso no necesita justificación ulterior. En su trabajo, El conocimiento intelectual de la ‘coincidencia de opuestos’, Mª Del Carmen Paredes Martín realiza un recorrido por las tesis centrales acerca del conocimiento que se encuentran principalmente en D.I. destacando el nuevo “modo de razonar sobre las cosas divinas” propuesto por el cusano. En su artículo, Der koinzidentelle Kirchenbegriff des Nikolaus von Kues, H.G. Senger destaca las sucesivas modificaciones que el cusano ha realizado a su eclesiología. El autor muestra como de una visión de la Iglesia estructurada jerarquicamente se da paso a un concepto de Iglesia determinado de modo más pragmático. El trabajo se cierra con una interesante exposición de la recepción de la eclesiología desarrollada por el cusano en DCC. En su trabajo, Teofanía y concordia. Leyendo a Escoto Eriúgena y Nicolás de Cusa, José Luis Cantón Alonso propone leer al cusano y a Eriúgena atendiendo más bien “a la unidad de su voluntad intelectual que a sus eventuales diferencias de carácter doctrinal” (p.107). Desde esta perspectiva son valoradas la dimensión antropológica de las filosofías de ambos autores en las que se destacan el peculiar acento que ambos en la valorización del hombre como imagen. En su comunicación, Concordancia entre exégesis bíblica y especulación filosófica en Nicolás de Cusa, Klaus Reinhardt destacando la labor pastoral del Cusano expuesta principalmente en sus sermones, y su interés por la especulación filosófica con especial atención al texto De Beryllo, muestra como ambas preocupaciones conviven en una “relación viva y tensa” orientada al conocimiento de la verdad. Harald Schwaetzer en su trabajo, Das Verhaltnis von ‘coincidentia’ und ‘aequalitas’ bei Nikolaus von Kues, se ocupa de la relación entre coincidencia e igualdad en la obra cusana. H.S. muestra que el pensamiento de la coincidencia no es abandonado por el Cusano en su obra madura, a pesar de ser raramente mencionado en ella; éste pervive en el concepto de igualdad infinita tal como se muestra en el texto De Aequalitate. Gianluca Cuozzo, en la comunicación Aspetti della teologia ‘in circulo’ di Nicola Cusano, destaca los diferentes usos cusanos del movimiento circular en especial propios de esta teología ampliamente utilizadas por el Cusano, especialmente en el uso de las consideraciones cusanas de la unitrinidad divina. Josep Manuel Udina, La distinción entre ratio e intellectus y la coincidentia oppositorum en Nicolás de Cusa, y sus huellas y vigencia en la Modernidad, realiza un rastreo de la clásica distinción, adoptada por Nicolás, entre ratio e intellectus a lo largo de la modernidad mostrando la fecundidad de la misma. Cierran el segundo volumen de las actas dos trabajos que se ocupan de la relación entre Nicolás de Cusa y Giordano Bruno. El primero pertenece a Julián Jiménez Hefferman, La materia ignorada. Trópica de la tiniebla iluminada del Cusano a Bruno. En este trabajo la relación del cusano con Bruno es analizada a partir de las posiciones de ambos autores acerca de la materia. El segundo trabajo pertenece a Monserrat Bartolomé Luises, La unidad de los contrarios en N. de Cusa y en G. Bruno, que se ocupa de las concepciones del cusano y de Bruno de la coincidencia de los contrarios señalando muy bien las diferentes intenciones que animan a cada uno en cuanto los objetivos de sus esfuerzos teóricos.
Martín D’Ascenzo - José González Ríos
Machetta, J.M. – D´Amico, C. (editores), El Problema del Conocimiento en Nicolás de Cusa. Genealogía y Proyección. Actas del Primer Congreso Internacional Cusano de Latinoamérica, Buenos Aires, Biblos, 2005.
En la ciudad de Buenos Aires del 1 al 4 de junio de 2004 tuvo lugar el Primer Congreso Internacional Cusano de Latinoamérica. La iniciativa de encarar un encuentro de este tipo en la geografía latinoamericana constituyó, sin duda, un desafío para los organizadores del mismo: el Círculo de Estudios Cusanos de Buenos Aires, dirigido por el Prof. Dr. Jorge Mario Machetta y la Prof. Dra. Claudia D’Amico, conjuntamente con la Sección de estudios medievales del Instituto de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, dirigida por el Prof. Dr. Francisco Bertelloni, y el Cusanus-Institut de la Universidad de Trier (Alemania), dirigido por el Prof. Dr. Klaus Reinhardt. El Congreso contó con la presencia de muy destacados especialistas en distintos aspectos del pensamiento de Nicolás de Cusa. Precisamente, las actas del Congreso dan cuenta de la riqueza de perspectivas que pueden elaborarse en torno a un pensador que por su profundidad metafísica, por la amplitud de su visión y por su apertura a todo legítimo pluralismo tiene algo que decir a nuestro mundo sediento de otros horizontes.
Cabe destacar que junto a las exposiciones de algunos de los más importantes investigadores, se propusieron intervenciones de investigadores en formación, doctorandos, licenciandos y alumnos. De esta manera, el Congreso se constituyó por sí mismo en un ámbito de discusión e intercambio fiel a la inspiración cusana de búsqueda de la unidad en la diversidad, puesta de manifiesto no sólo por la pluralidad de investigadores reconocidos sino también por quienes desde el inicio de su itinerario filosófico se acercan al pensamiento cusano.
La conferencia de apertura estuvo a cargo del Prof. Dr. Jôao Maria André de la Universidad de Coimbra: Conocer es dialogar. Las metáforas del conocimiento y su dimensión dialógica en el pensamiento de Nicolás de Cusa.
La conferencia de cierre estuvo a cargo del director del Cusanus-Institut de Trier (Alemania), Prof. Dr. Klaus Reinhardt: Conocimiento simbólico: acerca del uso de la metáfora en Nicolás de Cusa
Ofrecemos a continuación el índice de los trabajos presentados. Los mismos fueron agrupados de acuerdo a cuatro áreas temáticas:
GENEALOGÍA DEL PENSAMIENTO CUSANO
HOMBRE Y CONOCIMIENTO: PERSPECTIVA TEÓRICA
HOMBRE Y CONOCIMIENTO: PERSPECTIVA PRÀCTICA
PROYECCIÒN DEL PENSAMIENTO CUSANO
GENEALOGÍA DEL PENSAMIENTO CUSANO
1.1. Conferencias:
- Bauchwitz, O.F. (Natal): Nicolás de Cusa y Escoto Eriúgena: Aportes para una metafísica más allá de la ontoteología.
- Casarella, P. (Washington): La productividad de la imagen en San Buenaventura y Nicolás de Cusa
- Guerrero, R.R. (Madrid): ¿Docta ignorancia en el neoplatonismo árabe?
- Krieger, G. (Trier): “Omnes differentiae concordantur”. Cusanus und der Nominalismus
1.2. Ponencias:
- Al ves Bezerra, S. (Natal): Mestre Eckhart e Nicolau de Cusa: o homem semelhança e espelho De Deus
- Ludueña, E. (Buenos Aires): Teología mística y Cristología. El pseudo-Dionisio y Nicolás de Cusa
HOMBRE Y CONOCIMIENTO: PERSPECTIVA TEÓRICA
2.1 Conferencias:
- Cuozzo, G.L. (Torino): Il tema del ‘peccato originale’ nella teoria della conoscenza di Cusano
- Eisenkopf, A. (Brühl): Thinking between quies and motus. (Neo-)platonic implications and their usage as epistemological concepts in the Trialogus de possest
- Kijewska, A., (Lublin) De ludo globi. The Way of Ascension towards God and the Way of the Self-Knowledge
- Machetta, J.M. (Buenos Aires): La negación en cuanto principio primero de la metafísica cusana
- Schwaetzer, H. (Trier) Perspectivas de la ciencia cusana acerca de la mens
- Ullmann, R.A. (Porto Alegre):O nâo saber como saber: De docta ignorantia.
2.2. Ponencias:
- Di Rienzo, R. (Buenos Aires) La cuestión de la inmortalidad de la mens en De mente
- González Ríos, J. (Buenos Aires) La fuerza significativa de ‘lo no – otro’ como enigma de lo no – otro mismo
- Oliveira Ferreira, E. (Natal) Sobre conhecimento e libertade em Nicolau de Cusa
- Pico Estrada, P. (Buenos Aires) Cuerpo y conocimiento de el diálogo Idiota de Mente de Nicolás de Cusa.
- Rusconi, C. (Buenos Aires) El doble movimiento del despliegue especular en el opúsculo De Beryllo
HOMBRE Y CONOCIMIENTO: PERSPECTIVA PRÀCTICA
3.1. Conferencias
- Bertelloni, F., (Buenos Aires): Observaciones sobre la argumentación cusana en el Proemium al Libro III del De concordantia catholica
- D’Amico, C. (Buenos Aires): Ignorancia y conjetura en la propuesta de concordia de Nicolás de Cusa
- Riedenauer, M. (Viena) Pluralità di prospettive finite nel orizzonte dell’ infinito. Conseguenze della nuova epistemologia di Cusano.
- Wikström, I.(Finlandia) Certainty and uncertainty as a form of life.
3.2. Ponencias
- Arroche, V. (Buenos Aires) Concordancia y Política
- Castello Dubrá, J. (Buenos Aires) Nicolás de Cusa y Marsilio de Padua: un análisis comparativo sobre la función y el alcance de la noción de consenso
- D’Ascenzo, M. (Buenos Aires) La síntesis entre jerarquía y consenso en el De Concordantia Catholica de Nicolás de Cusa
- Díez, R. (Buenos Aires) Fides una, ritus diversus
- Thomas. S. (Trier) Gleichheit und Goldene Regel. Zum Verständnis praktischer Prinzipien bei Nikolaus von Kues!
-
PROYECCIÒN DEL PENSAMIENTO CUSANO
4.1. Conferencias:
- Lértora Mendoza, C. A. (Buenos Aires): La docta ignorancia y la epistemología popperiana
- Magnavacca, S. (Buenos Aires): Ecos cusanos en J. L. Borges:“La Biblioteca de Babel”
- Manzo, S. (La Plata): Imágenes venatorias del conocimiento en Nicolás de Cusa, Giordano Bruno y Francis Bacon
Exposiciones de estudiantes:
- Aragón, C. (Buenos Aires): La influencia pitagórica en Nicolás de Cusa
- Cataldi, G. (Buenos Aires): ¿Hay rastros de Dios en el lenguaje?. Consideraciones acerca de un nombre apropiado para Dios en De Li Non Aliud
- de Zavalía, D. (Buenos Aires): La filosofía ante el Abismo: la apropiación cusana
- Strok, N. (Buenos Aires): Nicolás de Cusa: Diálogo con dos aristotélicos
- Varela, G. (Buenos Aires): . Idiota cusano, ignorancia actual y filosofía.
Cecilia Rusconi – Luisa Martino
Reseñas bibliográficas:
Sobre obras de Nicolás de Cusa
Sobre bibliografía secundaria
Sobre obras de Nicolás de Cusa
Nicolás de Cusa, Un ignorante discurre acerca de la sabiduría (Idiota. De sapientia) Introducción, traducción y notas Jorge M. Machetta & Claudia D’Amico, colección Temas medievales (Dir. Francisco Bertelloni), ed. EUDEBA, Buenos Aires, 1999, 112 pp.
La publicación del Idiota. De sapientia es la primera versión castellana de la obra y es el trabajo que inaugura la colección Temas medievales, dirigida por el Dr. Francisco Bertelloni, para la editorial de la Universidad de Buenos Aires. La traducción, introducción y notas complementarias de la edición estuvieron a cargo de los dos especialistas argentinos en el pensamiento cusano, la Prof. Dra. Claudia D’Amico y el Prof. Dr. Jorge M. Machetta. La edición se abre con una “Introducción” que afirma la actualidad del pensamiento cusano en la reflexión filosófica contemporánea. Expone sintéticamente el itinerario intelectual de Nicolás y la ubicación del Idiota dentro del corpus cusano. Son presentados, a su vez, los principales temas de la filosofía cusana concentrados en el Idiota. De Sapientia I y II. La misma se cierra con una orientación bibliográfica general sobre el Cusano y una especial sobre la noción de sapientia. Prosigue a ésta la versión bilingüe [latín-castellano] de los dos diálogos, utilizando el texto original de la edición crítica de la Academia de Ciencias de Heidelberg, vol. V: Nicolai de Cusa, Idiota. De sapientia. De mente. De staticis experimentis (edidit Ludovicus Baur), Lipsiae, F. Meiner, MCMXXXVII, y también se ha tenido en cuenta la edición bilingüe [latín-alemán]: Nikolaus von Kues, Der Laie über die Weisheit (auf der Gründlage des Textes der kritischen Ausgabe neu übersetzt und mit Einleitung und Anmerkungen herausgegeben von R. Steiger), Hamburg, F. Meiner Verlag, 1988. Al final de cada uno de los diálogos se adjuntan un conjunto de Notas complementarias en las que son expuestos los principales núcleos temáticos que se desarrollan en cada una de las obras: el conflicto entre el idiota y el rethor; la proporción como actividad propia de la ratio; el límite de nuestro lenguaje referido a Dios; la relación complicatio-explicatio y la prioridad de la figura matemática como símbolo adecuado para prefigurar, de algún modo, lo máximo absoluto, entre otros. La edición se cierra con un “Glosario”, a los efectos de que el lector pueda hacerse del vocabulario técnico cusano, puesto que es una de las principales dificultades que se presentan al abordar su pensamiento.
José González Ríos
Universidad de Buenos Aires
Nicolás de Cusa, Sobre la paz de la fe (De pace fidei), traducción y notas por Lucio A. Burucúa, con un estudio introductorio de Lucio A. y José E. Burucúa, serie Cuadernos del Alarife (Dir. Hamurabi Noufouri), ed. Cálamo, Buenos Aires, 2000, 214 pp.
Se trata de una nueva versión en castellano de una obra que el Cusano compone en ocasión de la caída del Imperio Romano de Oriente en manos de los turcos. En ella el dialogo entre los representantes de las distintas religiones busca mostrar la tendencia de los diversos ritos hacia la unidad de la fe, en la que todos coinciden. La “Presentacion” del texto estuvo a cargo del Director de la Colección, Hamurabi Noufouri. El “Estudio introductorio” que precede la traducción es el resultado del trabajo conjunto efectuado por el traductor y José E. Burucúa, y tematiza con rigor no sólo el pensamiento del autor sino también la problemática específica que trata la obra. En correspondencia con esto el estudio se ordena en dos movimientos sucesivos. El primero está orientada a la exposición de los elementos sistemáticos necesarios para la comprensión del texto en lo que respecta a la metafísica que estructura el diálogo. El segundo realiza un muy interesante itinerario exegético por obras y autores que gravitan en torno de la problemática asumida por el texto: la paz perpetua en la religión y la tolerancia religiosa. Son tratados allí los antecedentes del Cusano, entre ellos la posición de Raimundo Lullio y el relato de Melchisedech y el Saladino del Decameron de Boccaccio. Pero también son sugeridos pensadores que constituyen una suerte de continuación no necesariamente progresiva del planteo cusano en la modernidad clásica, entre ellos Postel, Jean Bodin, D’Herbelot, Pierre Bayle, las Cartas persas del barón de Montesquieu, y varios artículos del Diccionario filosófico de Voltaire. A este extenso y rico “Estudio Introductorio”, que constituye ciertamente el mérito de esta publicación, sigue la traducción del diálogo cusano.
José González Ríos
Nicolás de Cusa, Un ignorante discurre acerca de la mente, traducción: Jorge Mario Machetta, Introducción: Jorge Mario Machetta y Claudia D’Amico, Notas: Círculo de Estudios Cusanos de Buenos Aires, Ed. Biblos, Buenos Aires, 2005, pags.
En el diálogo acerca de la mente (1450) Nicolás de Cusa realiza la exposición de su antropología, uno de los aspectos más ricos de su pensamiento. Aquí la mente humana es concebida como medida de todo y creadora de nociones. Gracias a la creación nocional la mente asimila a su modo el mundo circundante. La presente edición presenta una traducción cuidada, con el texto original latino enfrentado, de este importante diálogo cusano. La Introducción a cargo de Jorge Machetta y Claudia D’Amico ofrece al lector un marco referencial adecuado para ingresar a la lectura del texto puesto que se realiza una contextualización el trabajo del cusano bajo dos perspectivas. En primer lugar, “para evidenciar la originalidad de la propuesta de Nicolás” se ubica el tratamiento de la antropología en el marco de la “tradición cristiana medieval”; en segundo lugar, se ubica el tratamiento acerca de la mens en el conjunto de la obra cusana. La lectura del texto es acompañada por un conjunto de notas temáticas realizadas por integrantes del Círculo de Estudios Cusanos de Buenos Aires. Las mismas se ofrecen como aclaraciones de los temas centrales del texto. La nota “Presentación de los personajes” (a cargo de José González Ríos) da cuenta del tipo de pensamiento y el temperamento filosófico de cada uno de los interlocutores del diálogo. En la nota “La imposición de nombres” se desarrolla el tema enlazándolo con el tópico cusano de la concordantia philosophorum (José González Ríos). En la nota “La mente: viva imagen de Dios” (Romina Di Rienzo) se explica el modo en el cual el tema de la mente como viva imagen de Dios articula de forma definitiva la compleja relación entre Dios, el hombre y el mundo. La nota “La mente: término y medida” (Cecilia Rusconi y José González Ríos) se ocupa del modo en el cual la mens finita se constituye en relación a la unidad infinita de la que es imagen. La nota “La fuerza asimilativa de la mente” (Paula Pico Estrada) trata del complejo proceso de asimilación del proceso cognoscitivo que se produce con ocasión del encuentro de la mens con el mundo. La nota “La conformación trinitaria de la mente” (Romina Di Rienzo) da cuenta de la presencia del principio absoluto en conformación unitrina de la mente. Concluye el elenco de notas con “La inmortalidad de la mente” (Romina Di Rienzo) en la que se subraya que este tema constituye el alfa y omega del escrito. Cierra el volumen un glosario con los términos técnicos del texto y se incluye también una bibliografía actualizada para el lector interesado en profundizar sobre la problemática de la antropología cusana.
Martín D’Ascenzo
Reseñas sobre bibliografía secundaria
AA.VV., Nicolás de Cusa en el V centenario de su muerte (1464 – 1964), III Asamblea Nacional de la A.E.F.M. – Madrid 3-4 de abril, 1964, Instituto “Luis Vives” de Filosofía, Madrid, 1967, 125 pp.
Se trata de un volumen que reúne cinco estudios de cinco historiadores españoles de la filosofía. Todos ellos giran en torno de la figura y el pensamiento de Nicolás de Cusa y des-cubren en su tratamiento una influencia cierta de la clave hermenéutica ofrecida por E. Cassirer en Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento (1927, trad. esp. 1951). El artículo que abre la publicación es el estudio de L. Martínez Gómez “Libertad del espíritu en Nicolás de Cusa”, que intenta ofrecer una introducción de conjunto al problema del conocimiento en el Cusano. El artículo “Bases para una filosofía de la historia en Nicolás de Cusa” de E. Rivera de Ventosa aventura un camino para ofrecer el cuadro de una filosofía de la historia desprendida de su planteo ontológico. A él sigue el artículo de E. Colomer “Individuo y cosmos en Nicolás de Cusa” que ofrece una muy buena y prolífica visión de los fundamentos metafísicos de la antropología cusana. El artículo “La radicalidad del pensamiento de Nicolás de Cusa y la Escolástica” de C. Valverde intenta vincular y distinguir al Cusano de la Escolástica a través de un análisis de las nociones de actus et potentia tal como fueron consideradas por Tomás y la reformulación que hace el Cusano de ellas a través del neologismo possest. Finalmente, “El pensamiento de Nicolás de Cusa y las ciencias contemporáneas” de S. Strobl busca establecer un vínculo entre lo que el autor denomina la “metafísica trascendental de Nicolás de Cusa” (p. 101) y las ciencias contemporáneas. Cierra la edición un “Apéndice” con una selección de fragmentos de las obras de Nicolás de Cusa que no sigue la edición crítica de la Academia de Ciencias de Heidelberg sino que curiosamente sigue la edición parisina de 1514.
José González Ríos
Colomer, Eusebi, De la Edad Media al Renacimiento: Ramón Llull – Nicolás de Cusa – Juan Pico della Mirandola, Editorial Herder, Barcelona, 1975
Llevado por su interés en la figura de Ramón Llull (1235-1315), el historiador de la filosofía Eusebi Colomer investigó el pensamiento de Nicolás de Cusa (1401-1464) y el de Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494), en los que había encontrado concepciones centrales similares a las del filósofo catalán. De la Edad Media al Renacimiento reúne una colección de trabajos cuyo hilo conductor es la relación de dependencia entre los tres pensadores, cuyas figuras y obra ejemplifican, para el autor, el pasaje del medioevo al humanismo del siglo XV. Los tres primeros capítulos exponen los aspectos más importantes de la vida, la personalidad y la extensa producción de Llull. Si bien a partir de este resumen el lector de Nicolás ya puede empezar a deducir cuáles son los aspectos comunes y cuáles las diferencias entre el pensamiento de uno y otro, Colomer no los trata explícitamente todavía. El tema aparece en el capítulo IV, que introduce a quien fue el nexo entre Nicolás y Llull: el flamenco Eimerico de Campo (1395-1460), titular de la cátedra de Teología en la Universidad de Colonia, donde conoció al joven Nicolás. El Cusano legó a la biblioteca del hospital fundado por él en su pueblo natal una serie de obras manuscritas de Eimerico, que Colomer examina para investigar la cuestión que desarrollará sobre todo en el capítulo siguiente: cuáles son las principales líneas de pensamiento que Eimerico recoge de Llull y traspasa a Nicolás. Éstas serían, en síntesis, la corriente de platonismo cristiano, la concepción dinámica y trinitaria del ser, la visión cósmico-mediadora de Cristo y la convertibilidad idéntica y circular de las dignidades en Llull que, interpretada como “coincidencia” en el comentario de Eimerico, lleva a Nicolás a la idea de Theologia Circularis y prepara su principio de coincidencia de los opuestos. El tema de la relación entre Llull y el cusano es ahondado en el capítulo VII.
“Nicolás de Cusa, un pensador en la frontera de dos mundos” (c. VI), en cambio, aborda la biografía y la obra de Nicolás con independencia de sus fuentes. Después de un vívido pantallazo de la época en que éste vivió y de una recapitulación de su carrera eclesiástica, Colomer recorre los escritos de Nicolás título por título y hace un resumen de los contenidos de cada uno, incluyendo, como notas al pie, la bibliografía pertinente publicada hasta la fecha de aparición de su libro. El capítulo, que es una introducción breve y completa al mundo de Nicolás, concluye con un cuidadoso análisis del pensamiento del cusano, considerado una síntesis de tradición y modernidad. Tema que recoge el capítulo VIII, donde Colomer interpreta a la filosofía de Nicolás como una metafísica del conocimiento que sitúa a su autor entre el pensamiento clásico y el moderno. La exposición se completa con el capítulo X, que desarrolla la idea de universo del filósofo alemán y su concepción del hombre como vínculo del universo. Es en este último aspecto, además de en el problema del conocimiento de Dios y del mundo y en la visión cósmica de Jesucristo como mediador donde Colomer establece, en el último trabajo del libro, las analogías entre el pensamiento del cusano y el de Pico Mirandola, a cuya figura y obra le había dedicado el capítulo anterior. Paula Pico Estrada
Flasch, Kurt. Nicolás de Cusa. Ed. Herder, 2003, 253 pp. (título original: Nicolaus Cusanus, München, Beck, 2001)
La figura de Nicolás de Cusa no es la de un erudito solitario, sino principalmente la de un hombre de acción, que representa más el movimiento cultural del Renacimiento que el aristotelismo escolástico de la Edad Media. Sus intereses han abarcado ámbitos diversos como la teología, la matemática o la investigación de la naturaleza. A su vez, el pensamiento cusano, lejos de anquilosarse en una formulación única, intenta permanentemente perfeccionarse a través de la búsqueda de métodos y fórmulas nuevas. Tal es el problema al que se ha enfrentado quien emprende la tarea de realizar una introducción a su pensamiento. En 2001 Kurt Flasch a intentado presentar esta filosofía en constante evolución, tomando como hilo conductor el opúsculo “De beryllo”, que Nicolás escribiera en 1458. La elección de dicha obra como guía para la comprensión del pensamiento cusano, se centra en el propio objetivo de su redacción: proporcionar a sus amigos, los monjes del convento benedictino de Tegernsee una “praxis” que pudiera ser utilizada como guía para acceder a la comprensión de la difícil noción de “coincidentia opositorum” que Nicolás había expuesto en obras anteriores. En este sentido, Flasch considera que este texto cusano es también una obra introductoria a su filosofía, en donde los problemas fundamentales de la misma se exponen inclusive de manera más clara que en obras anteriores, tales como “De docta ignorantia” (1440) o “De coniecturis” (1443).
El libro de Flasch se inicia con una breve introducción biográfica, que cuenta con datos precisos, proporcionando un marco completo para la filosofía del Cusano. En el resto del texto se emprende una lectura de “De beryllo”, que consta de dos parte. En la primera de ellas, encuentran tratamiento las cuatro proposiciones que funcionan como premisas del opúsculo: 1)la unidad del Principio, 2) La división de todo lo que es en verdad, por un lado, y semejanza de la verdad, por el otro; 3) La caracterización del hombre como medida de todas las cosas y 4) la caracterización del hombre como segundo Dios. La segunda parte toma como problema la noción de “coincidencia opositorum” considerando algunas consecuencias que de ella se siguen, para finalizar con una noticia acerca de la proyección del pensamiento cusano.
Es preciso notar que el texto sigue la edición crítica de la academia de Heidelberg: Nicolai de Cusa, Opera Omnia, iussu et auctoritate Academiae Litterarum Heidelbergensis ad codicum fidei edita (Leipzig-Hamburg, 1932 ss).
Afortunadamente, a partir de 2003, esta obra introductoria cuenta con una traducción castellana realizada por Constantino Ruiz-Garrido, a partir de la cual se hace posible una lectura más fluida acerca de los principales temas de la metafísica y la antropología de Nicolás de Cusa.
Cecilia Rusconi
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What was actually genius?:
NICHOLAS OF CUSA, KEPLER & SHAKESPEARE
by Lyndon H. LaRouche, Jr. June 10, 2013
The U.S. economic crisis of August-September 1971, had been the opening of a truly revolutionary phase in my own life’s experience. Since the succession of the assassinations of, first, President John F. Kennedy and, then, that of a virtual Presidential candidate, his brother, Robert, the United States had been enmired into the launching of a foolish, post-Kennedy, U.S.A. war in Indo-China.
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