Enviado por Revista Athanor el Lun, 12/11/2012 - 13:09.
Entrevista a Guillermo O. Vetcher
¿Tenemos
los ciudadanos el poder, por nosotros mismos, de dar nacimiento a un
sistema económico distinto del imperante, un sistema que promueva la
vida en vez de destruirla y que a la vez favorezca el bienestar humano a
todos los niveles?
Guillermo O. Vetcher está convencido de que sí.
—¿Cómo empezó Ud. a cuestionarse el sistema socioeconómico imperante?
—Desde
muy joven me di cuenta de que había fallos en la industria, en la
economía, en la convivencia y también en la vivencia humana, en los
valores… Advertía que el sistema estaba incompleto, que no era correcto;
había algo que podía mejorarlo, hacerlo evolucionar.
A raíz de mi
colaboración con el Gobierno argentino y el Ayuntamiento de Madrid
comprendí, sin ningún filtro de subjetividad, que los gobiernos no
tenían una idea cabal de la macrorrealidad económica que se estaba
gestando en el mundo y cómo esta habría de anular sus soberanías para
hacerlos depender de un sistema que, lejos de toda democracia real, nos
condenaría a todos a ser súbditos de un sistema neofeudal.
—¿Podemos haber llegado al punto de no retorno en cuanto a la posibilidad de vivir sosteniblemente en el planeta?
—Esto
nadie lo sabe a ciencia cierta; yo prefiero no saberlo, y apostar
decididamente por un cambio. Eso sí, estamos en un punto crítico;
tenemos que dar un giro ahora o ya no podremos darlo. Europa se halla en
una dinámica particularmente peligrosa; tiene todos los números para
ser aplastada, en breve, por dos gigantes que se disputan la supremacía:
EE. UU., por un lado, y China por el otro. Europa está dormida, y tiene
que despertar. Cuando lo haga, tiene que ser una luz para el mundo,
pues tiene un liderazgo histórico que la capacita para ello.
—Ud.
ha afirmado que su propuesta no es solo económica, sino que incluye la
totalidad de los procesos de la vida. ¿Cuál es su base?
—Su
base es la promoción del Desarrollo Evolutivo Constante (DEC) por
oposición al Desarrollo Involutivo Constante (DIC). Por DEC debemos
entender un mandato que está codificado en toda forma viva, que es el de
que se desarrolle evolutivamente de forma constante, en interacción con
su entorno. Y el DIC es lo contrario; es el olvido del código
evolutivo, que lleva a la desconsideración y la reducción de la vida
global para el provecho de unos pocos.
“Todas
las formas de vida de este planeta integran un solo organismo y un
sistema socioeconómico sostenible debe velar por la homeostasis integral
de dicho organismo, para que pueda llevar a cabo el DEC. En el caso del
ser humano, este realiza el DEC cuando optimiza su vida, esto es,
cuando logra un estado de satisfacción permanente en base a mantener
viva su esperanza, su anhelo de aprender y prosperar. La noción de
‘bienestar’ debe ser reemplazada por la nueva de ‘bienSERestar’, de
acuerdo con la URU.
—¿Qué es la URU?
—Una
Unidad de Referencia Universal.
Nos permite que, sean cuales sean las
creencias que prevalezcan en cualquier lugar, dispongamos de un punto de
encuentro tremendamente poderoso, que es el siguiente:
es correcto que
todo ser humano tenga ante sí la opción de alcanzar la optimización de
su nivel de vida al elegir libremente, pero con la condición sine qua
non de que ninguna consecuencia de sus acciones puede vulnerar o
lesionar que cualquier otro ser humano nacido o por nacer tenga el mismo
tipo de opción y de deber.
—¿Y es posible conjugar la economía con la URU?
—Sí,
y de hecho esta es la base del sistema que hemos generado. El vector
destructivo DIC nos lleva y necesitamos contraponerle otro que sea
constructivo, un vector DEC.
Dicho vector solo podrá tener éxito si no
constituye una fuerza de choque contra el vector destructivo, pues en
este caso no se le dejaría prosperar. Este vector constructivo, que pone
el conocimiento al servicio de la vida, debe manejarse en el espacio
que es dejado libre por el otro vector. No concebimos enemigos; no se
trata de sostener una lucha contra nada ni contra nadie. A la clase
política incluso le hacemos un favor, pues están desorientados en la
búsqueda de soluciones. Con el tiempo, la gente irá abandonando el
vector destructivo para sumarse al que proponemos, pues sus ventajas
serán evidentes para todos.
—¿Ejemplos de estas ventajas?
—Una
rentabilidad económica muy superior a la que nos proporciona cualquier
banco por nuestros ahorros, a la vez que promovemos la proliferación de
los procesos de producción más ecológicos que hoy día son posibles.
Empresario
y humanista con una amplia experiencia en la cooperación internacional
en América Latina y España, Guillermo O. Vetcher ha dedicado los últimos
22 años al estudio de la sociedad actual y al enlace entre la soberanía
del individuo y la economía de los mercados.
El resultado: el diseño de
un sistema que puede cambiar de manera radical, en pocos años, la
manera que tenemos de vivir en este mundo.
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