——–---- vale la pena darlo todo….y esperar lo mejor………………
1er HÁBITO:
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos la autoestima, protección de emoción, capacidad para manejar pérdidas y frustraciones, filtrar estímulos estresantes, dialogar, escuchar.
Los padres buenos atienden, dentro de sus condiciones, los deseos de sus hijos. Los padres brillantes dan algo incomparablemente más valioso a sus hijos, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su propio ser, su vida, sus experiencias, sus lágrimas, su tiempo.
Los padres que viven en función de dar presentes a sus hijos, son evocados
por ratos. Los padres que se preocupan en comunicar su historia a los hijos,
se convierten en inolvidables. Muchos padres trabajan para darles el mundo a
sus hijos, pero se olvidan de abrirles e ellos el libro de su propia vida.
Lamentablemente, sus hijos sólo van a admirarlos el día en que ellos mueran.
2do HÁBITO:
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver reflexión,
libertad controlada, valor, optimismo, superación del medio, prevención de
conflictos. Los buenos padres cuidan de la nutrición física de sus hijos,
los estimula a tener buena dieta, con alimentos sanos, tiernos y frescos.
Los padres brillantes van más allá, saben que la personalidad necesita
excelente nutrición psíquica, se preocupan por los alimentos que enriquecen
la inteligencia y la emoción.
Debido a que la sociedad se convirtió en una fábrica de estrés, no hay
control sobre el proceso de formación de la personalidad de nuestros hijos.
Antiguamente una familia estructurada era garantía de que los hijos
desarrollarían una personalidad saludable. Hoy, los buenos padres están
produciendo hijos ansiosos, alienados, autoritarios, angustiados, que
atraviesan graves conflictos. Los padres brillantes preparan a sus hijos
para que sobrevivan en las turbulentas aguas de la emoción y desarrollen
capacidad crítica.
3er HÁBITO:
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver conciencia
crítica, pensar antes de reaccionar, fidelidad, honestidad, capacidad de
averiguar, responsabilidad social. Los buenos padres corrigen errores, los
padres brillantes enseñan a los hijos a pensar. Entre corregir errores y
enseñar a pensar, existen más misterios de lo que imagina nuestra psicología
Haga que sus hijos reflexionen. Los viejos regaños y los conocidos sermones
definitivamente no funcionan, sino que desgastan la relación.
Cuando usted abre la boca para repetir las mismas cosas, inconscientemente
estimula la aparición de determinados archivos de la memoria que contienen
viejas críticas y como sus hijos ya saben todo lo que usted va a decir, se
armarán, se defenderán y lo que usted diga, no les penetrará, no les
generará un momento educacional. No insista en repetir las mismas cosas por
los mismos errores, para las mismas terquedades porque los hijos continúan
repitiendo las mismas faltas. Los mismos errores merecen actitudes nuevas.
4to HÁBITO:
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar motivación,
osadía, paciencia, determinación, capacidad de superación, creatividad y
aprovechar oportunidades. Los buenos padres preparan a sus hijos para
recibir aplausos, los padres brillantes los preparan para enfrentar sus
derrotas. Los buenos padres educan la inteligencia lógica de los hijos, los
padres brillantes educan sus sensibilidades.
Estimulen a sus hijos a tener metas, a procurar el éxito en los estudios, en
el trabajo, en las relaciones sociales y llévelos a no tenerle miedo a los
fracasos.
frente a los primeros obstáculos. Otros no vencieron porque no tuvieron
paciencia para soportar una negativa, porque no tuvieron osadía para
enfrentar algunas críticas, ni humildad para reconocer sus faltas. La
perseverancia es tan importante como la habilidad intelectual. Vencer no es
siempre acertar.
V HÁBITO:
PADRES BRILLANTES DIALOGAN COMO AMIGOS SOBRE EL MUNDO QUE SON.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver solidaridad,
compañerismo, placer de vivir, inteligencia interpersonal. Debemos
comprender que la mejor forma de desarrollar un quinto hábito, es dialogar.
Los buenos padres conversan, los padres brillantes dialogan. Entre conversar
y dialogar hay una gran diferencia. Conversar es hablar sobre el mundo que
nos rodea, dialogar es hablar sobre el mundo que somos. Dialogar es contar
experiencias, es sacar lo que está oculto en el corazón, es penetrar la
cortina de los comportamientos, es desarrollar la inteligencia interpersonal
Más de la mitad de los padres nunca tienen el valor de dialogar con sus
hijos sobre sus temores, pérdidas, frustraciones. La mayoría de los
educadores no consiguen atravesar la cortina de los comportamientos. No es
posible que muchos padres e hijos viviendo en el mismo techo, permanezcan
aislados, dicen que se aman pero gastan poca energía en cultivar el amor.
Cuidan de las paredes cerradas, los problemas del auto, pero no cuidan los
cierres de la emoción y los problemas de relación.
6to HÁBITO:
CONTADORES DE HISTORIAS.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar creatividad,
inventiva, perspicacia, raciocinio esquemático, capacidad para encontrar
soluciones en situaciones difíciles. Los padres buenos son una enciclopedia
de informaciones. Los padres brillantes son agradables contadores de
historias, son creativos, perspicaces, capaces de extraer de las cosas más
simples, bellísimas lecciones de vida. Apenas tenga el hábito de dialogar,
cuente historias, cautiven a sus hijos por su inteligencia y afectividad y
no por autoridad, dinero o poder.
Conviértanse en personas agradables e influencien en el ambiente donde los
hijos están. La imagen que los amigos de sus hijos tengan de ustedes, es el
termómetro que indica si son agradables, indiferentes o insoportables. Si
ellos se complacen en acercárseles, ustedes aprobarán el examen, si los
evitan fueron reprobados y tendrán que revisar sus actitudes. Los padres que
son contadores de historias, no tienen vergüenza de usar sus errores y
dificultades para ayudar a sus hijos a meterse dentro de sí mismos y
encontrar sus caminos.
7o HÁBITO:
BRILLANTES NUNCA DESISTEN DE ELLOS.
Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar aprecio por la
vida, esperanza, perseverancia, motivación, determinación y capacidad de
debatir, de superar obstáculos y de vencer fracasos.
desisten de ellos, aunque los decepcionen, cometan errores, no les
agradezcan y pasen por los senderos de los trastornos emocionales.
El mundo puede no creer en nuestros hijos, puede suponer que no lograrán
nada en la vida, pero si somos padres brillantes podremos creer en ellos,
procurar distinguir lo que ninguno ve. Los padres brillantes son sembradores
de ideas y no controladores de sus hijos. Siembran en el solar de sus
inteligencias y esperan que un día germinen sus semillas. Durante la espera
puede haber desolación, pero si las semillas son buenas, un día germinarán.
magnífico para ser seguido, es la Parábola del Hijo Pródigo.
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