lunes, 19 de septiembre de 2011

Aplica siempre el minimo de tecnologia compleja‏


TRES PROBLEMAS, SEIS SOLUCIONES

Problema 1.
Cuando la NASA comenzó con el lanzamiento de astronautas al espacio, descubrieron que los bolígrafos no funcionarían sin gravedad (o con gravedad cero), pues la tinta no bajaría hasta la superficie en que se deseara escribir.


Solución A):
Resolver este problema, les llevó 6 años y 12 millones de dólares. Desarrollaron un bolígrafo que funcionaba: bajo gravedad cero, al revés, debajo del agua, prácticamente en cualquier superficie incluyendo cristal y en un rango de temperaturas que iban desde abajo del punto de congelación hasta superar los 300 grados centígrados.

Solución B):
¿Y qué hicieron los rusos? ¡Utilizaron un lápiz!



Problema 2.
Uno de los más memorables casos de estudio de la gestión japonesa fue el caso de la caja de jabón vacía, que ocurrió en una de las más grandes empresas de cosmética de Japón. La compañía recibió la queja de un consumidor que compró una caja de jabón y estaba vacía....

Inmediatamente las autoridades aislaron el problema a la cadena de montaje, que transportaba todas las cajas empaquetadas de jabón al departamento de reparto. Por alguna razón, una caja de jabón pasó vacía por la cadena de montaje. Los altos cargos pidieron a sus ingenieros que encontraran una buena y rápida solución del problema.


Solución A):
De inmediato, los ingenieros se lanzaron a su labor para idear una máquina de rayos X con monitores de alta resolución manejados por dos personas y así vigilar todas las cajas de jabón que pasaran por la línea para asegurarse de que no fueran vacías. Sin duda, trabajaron duro y rápido.


Solución B):
Cuando a un empleado común en una empresa pequeña se le planteó el mismo problema, no entró en complicaciones de rayos X, robots, equipos informáticos o complicados; en lugar de eso planteó otra solución: Compró un potente ventilador industrial y lo apuntó hacia la cadena de montaje.

Encendió el ventilador, y mientras cada caja pasaba por el ventilador, las que estaban vacías simplemente salían volando de la línea de producción.



Problema 3.
Un magnate hotelero viajo a una ciudad Hindú por segunda vez a un año de distancia de su primer viaje, al llegar al mostrador de un hotel inferior en estrellas a los de su cadena, el empleado le sonríe y lo saluda diciéndole:

Bienvenido nuevamente señor, que bueno verlo de vuelta en nuestro hotel”

Sorprendido en gran manera ya que a pesar de ser una persona tan importante, le gusta el anonimato y difícilmente el empleado tendría tan buena memoria para saber que estuvo allí un año antes, quiso imponer el mismo sistema en su cadena de hoteles ya que ese simple gesto lo hizo sentir muy bien.

A su regreso inmediatamente puso a trabajar en este asunto a sus empleados para encontrar una solución a su petición.


Solución A):
La solución fue buscar el mejor software con reconocimiento de rostros, base de datos, cámaras especiales, tiempo de respuesta en micro segundos, capacitación a empleados, etc. etc. Con un costo aproximado de 2.5 millones de dólares.


Solución B):
El magnate prefirió viajar nuevamente y sobornar al empleado de aquel hotel para que revelara la tecnología que aplican. El empleado no aceptó soborno alguno, sino que humildemente comentó al magnate como lo hacían. 
El dijo: "mire señor, tenemos un arreglo con los taxistas que lo trajeron hasta acá, ellos le preguntan si ya se ha hospedado en el hotel al cual lo está trayendo, y si es afirmativo, entonces cuando él deja su equipaje aquí en el mostrador, nos hace una señal, y así se gana un dólar".

El camino de la sencillez es el de la sabiduria 


¡No compliques tu trabajo!...   Concibe la solución más simple...
Aprende a centrarte en las soluciones,  ¡No en los problemas!...







Hace un par de años estaba en medio de mi habitual recorrida por las librerías cuando la cubierta de Las Leyes de la Simplicidad se recortó entre todas. Resolví comprar el libro de inmediato, por un lado porque hacía tiempo que en el estudio trabajábamos en torno a diseñar para la simplicidad (cuestión seria para a mí que, particularmente, siento alguna inclinación por el horror vacui) y porque además me resultó muy atractiva la tapa: así como trabajo en diseño y arte, creo en ellos, y consumo, a sabiendas, aquello que me resulte atractivo o bien diseñado.

Compré entonces este libro de John Maeda, archiconocido diseñador gráfico y desarrollador delMIT, en el barrio de Chueca, en la maravillosa libreria Panta Rhei, sin saber que años más tarde este texto iba a volverse referencia obligada dentro del diseño gráfico. Comentario aparte, nunca dejo de visitar Panta Rhei siempre que estoy en Madrid, aunque en aquella ocasión fui atacado por dos simpáticos pinchers (bueno... en honor a la verdad uno era pincher y el otro era algún animal de especie indefinida, pero de no mayor tamaño, probablemente surgido de las grietas del infierno) que se hicieron los muertos hasta que estuve adentro. 
Les insisto en que vayan, pero permanezcan atentos a estos rigurosos centinelas. 

No digan que no les avisé.

John Maeda es diseñador gráfico, y profesor de Artes y Ciencias de la Comunicación en el MIT (aunque leo en su blog que ahora es Presidente de la Rhode Island School of Design, pienso que es probable que haya dejado el MIT) y es conocido por sus ideas en torno a la Simplicidad aplicable a las artes gráficas, la tecnología, los negocios y la vida casi tanto como por su diseño. 

A lo largo de 10 leyes (a mí me resultaron más bien sentencias o aforismos) Maeda intentará enseñarnos a despojarnos de lo inútil y lo confuso para el buen diseño y para la utilización del tiempo. 
Lamentablemente, la lectura se vuelve tortuosa en demasiados tramos del libro gracias a los repetidos desaciertos del traductor, que consigue hacer de las leyes de la simplicidad un laberinto de complicaciones y sinsentidos. Sí, Las Leyes de la Simplicidad padece una traducción temible.

Pero si buscamos en el blog de Maeda, otro poco en la web, y en base a esto pulimos lo que aparece en el libro, las diez leyes de la simplicidad de John Maeda serían más o menos así:

  1. Reducir. La manera más sencilla de alcanzar la simplicidad es mediante la reducción razonada.
  2. Organizar. La organización permite que un sistema complejo parezca sencillo. Organiza tus propuestas en sistemas coherentes.
  3. Tiempo. Ahorrar tiempo hace parecer las cosas más simples. Cuando forzamos a esperar a alguien, hacemos que aquello que esa persona espera parezca más complejo. Si el retraso es inevitable, un anuncio claro de la demora brindará simpleza a la espera.
  4. Aprende. El conocimiento lo simplifica todo. 
  5. Diferencias. La simplicidad y la complejidad se necesitan entre sí. 
  6. Contexto. Lo que se encuentra en la periferia de la simplicidad no es para nada periférico. Hay otros mensajes que rodean aquello que diseñamos y le dan sentido.
  7. Emoción. Más emociones es mejor que menos emociones. Debemos emocionar con nuestro diseño. La emoción conecta.
  8. Confianza. Confiamos en la simplicidad. La simplicidad es un camino seguro para la comunicación. La simplicidad transmite confianza.
  9. Fracaso. No es posible hacer algunas cosas de manera simple. Algunas cosas, sencillamente no son simples.
  10. La PrincipalLa simplicidad consiste en quitar aquello que es obvio y añadir lo significativo.
Simplificando, entonces, Las Leyes de la Simplicidad es un bello libro bien intencionado, traducido por alguien que no lo leyó y editado por alguien a quien no le interesó entenderlo.

Por suerte, el diseño quedó en manos de Maeda.

Visiten la web de Maeda, lawsofsimplicity.com

Edward de Bono - Simplicidad

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