John Read, psicólogo especialista en abusos sexuales y psicosis
"Si oyes voces y ves visiones..., ¡no estás mal de la cabeza!"
A las conductas infrecuentes en el seno de una cultura las llamamos 'locura':
son sólo un mensaje
Las grandes farmacéuticas han intentado silenciar su voz
Y lo argumenta en libros como Modelos de locura o El sentido de la locura (Herder). Read me pondera el trabajo en España del doctor Jorge Tizón y su equipo de atención precoz a pacientes en riesgo de psicosis (con el patronazgo de la Fundació Llegat Roca i Pi) y me anima a visitar InterVoiceOnline.org.
Este Read me ha parecido muy cuerdo.
El término para definir comportamientos inusuales en el seno de una cultura.
¿La locura... es cultural?
¡Claro! Conozco a fondo la cultura maorí, y sé que en esa cultura no es síntoma de locura oír voces.
¿No?
Aprenden desde niños que eso encaja en la normalidad..., ¡y nadie se asusta! Nadie cree que uno esté loco sólo por oír voces...
Aquí sí, aquí te llevan al médico...
Allí entienden que es un ancestro que acude a ayudarte. Lo agradeces..., ¡y a otra cosa!
Pues si yo oigo voces, ¡sí me espantaré!
Porque te han enseñado que eso es estar mal de la cabeza, enfermo, y te internarán, tratarán...: vives con ese relato miedoso.
Oír voces, entonces, ¿no es patológico?
Para la especie humana, no es nada raro oír voces y ver visiones: ¡es parte de nuestra naturaleza! El 15% de la gente oye voces.
No sabía esto, explíquemelo...
Mire, el 80% de las personas mayores de 60 años que ha perdido a su pareja o a algún ser muy querido... ¡lo oirá o lo verá en algún momento durante el primer año de duelo!
¡¿Tantas personas?!
Pero preferimos no comentarlo con nadie...
¿Le ha pasado a usted?
Un buen amigo mío se mató en accidente de coche... Lo lamenté tanto... Al día siguiente se me apareció, vino a despedirse de mí...
¿Hay explicación científica?
Lo primero es aceptar el hecho sin problematizarlo, pues lo que ayuda no es saber cómo sucede, ¡sino dilucidar qué significa!
¿Y qué significa?
¡Es un mensaje a encajar en la biografía de quien lo vive! Pero el psiquiatra, en vez de escuchar al paciente..., ¡lo dopa! Debería ver cómo encaja el mensaje en su relato vital.
¿Lo llamamos locura... y es un mensaje?
Sí. El psiquiatra debe lograr, con humildad, sensibilidad y paciencia, que el paciente se convierta en autor del relato de su vida...
¿Y no lo hacen así los psiquiatras?
En España, los profesores universitarios de psiquiatría ¡cobran de la industria farmacéutica! En estas condiciones..., me daría vergüenza ser psiquiatra en España.
¿En el resto del mundo no es así?
También en Estados Unidos... Y me abochorna que dilapidemos fortunas buscando el gen de la locura, de la esquizofrenia: ¡no existe! No hay raíz biológica de la locura.
¿Dónde debemos buscar, pues?
En el propio relato del paciente, insisto. Darle drogas antipsicóticas... ¡sí es una locura!
¿Tan contraproducentes son?
Perjudican más que benefician, por lo que deberían prohibirse. ¡Acortan diez años la vida del paciente así medicado!
¿En qué casos sí benefician?
Sólo para tranquilizar al paciente durante una crisis: eso es sólo un tercio de los casos.
¿Aconsejaría a los pacientes abandonar ahora mismo los antipsicóticos?
¡Que nadie deje a solas la medicación! Es arriesgado. Dialogad con el psiquiatra y pedidle ayuda para contactar con grupos de terapias mentales sin fármacos, que los hay.
¿Cómo trata usted a sus pacientes?
Un caso: uno llevaba treinta años medicándose porque se sentía observado y espiado y quería convertirse en mujer. Me bastaron seis meses conversando con él para entrar en su lógica y ayudarle a mejorar.
¿Conclusión?
La buena calidad de la relación terapeuta-paciente es lo más curativo que hay. ¡No existe mejor medicina!
¿Algún consejo para el terapeuta?
Escucha al paciente con paciencia, sin hacerle sentir enfermo mental y sin juzgarle.
¿Alguna otra evidencia científica sobre lo que llamamos locura y su tratamiento?
En países africanos, es la propia locura la que cura: los chamanes provocan brotes psicóticos con drogas, con fines curativos...
¿Con qué resultados?
El dato científico es que dos tercios de los psicóticos se recuperan en África. Aquí sólo recuperamos a un tercio. ¡Aprendamos!
¿Qué le llevó a aprender psicología?
La necesidad de entenderme a mí mismo.
¿Qué le pasaba?
De los 11 a los 13 años fui víctima de abusos sexuales por parte del director de mi colegio. No entendía qué estaba pasando y me vengué del mundo suspendiéndolo todo...
¿Qué efectos tiene un abuso?
Si no se repara, es un trauma psíquico que puede derivar en psicosis y esquizofrenia.
¿Es muy frecuente el abuso sexual?
En Occidente, el 20% de las niñas y el 15% de los niños padecen abusos sexuales...
¿Con efectos iguales en niños y niñas?
La niña se aislará de otros niños. El niño abusará psicológicamente de otros niños.
¿Cómo debemos actuar ante un abuso?
Hay que alejar al abusador. Y preguntar al niño y escucharle. Y hacerle entender que él no ha actuado mal. Y ayudar a los progenitores inocentes. ¡Y dar mucho cariño y amor al niño! Si se hace así, se repondrá.
¿Puede pasarle algo peor a un niño?
También es muy traumático chillarle y reñirle y abroncarle continuamente..., y tanto peor cuanto más joven, porque se dañan más los reguladores neuronales del estrés.
¿Con qué consecuencias?
Tú dile al niño continuamente que es muy malo o un desastre... y será fiel a este relato, porque los niños creen íntimamente a sus padres. Y será malo y será un desastre. Y psicótico, depresivo... y eventual suicida.
John Read, una de las voces actuales más transgresoras en los temas de salud
mental, estará en Barcelona del 16 al 19 de mayo para dar entrevistas
Una historia sólo para empezar
Una joven madre pasa las noches en casa pensando en su problema. Sus dos hijos, dedos y cinco años, están durmiendo y su marido trabaja en el turno de noche en una mina de carbón. Le preocupa el curso reciente de su vida y noche tras noche no es capaz de pensar en nada más. A medida que pasan las semanas, descubre que está discutiendo estos pensamientos con su propia cabeza que, como por milagro, aparece en la esquina del techo de su dormitorio.
Después de varios meses de discusiones, la madre y su cabeza sin cuerpo llegan a una solución: lo único que tiene que hacer es quitarse la vida.
Pero esta solución genera otro problema ¿qué pasará con los niños?
Dejarlos atrás sería cruel. Tras hablar con su cabeza, encuentra la solución: primero matará a sus dos hijos y luego acabará con su propia vida.
Parece claro y sencillo pero la mujer siente que algo no encaja. Decide visitar a su médico de cabecera pero no quiere explicarle las discusiones
que ha mantenido con su cabeza.
Le menciona otro problema que ha estado experimentando: está convencida
de que su forma de caminar es extraña y que al andar inclina su cuerpo hacia un lado.
El médico le pide que camine por la consulta y no nota nada extraño.
Nota que la joven está alterada y le receta un fármaco que ella acaba no tomando.
Convencido de que tiene un problema de salud mental, le dice que la tendrá que enviar a un hospital mental para que la visiten.
Ella lo recibe como una amenaza velada, se asusta más y decide no decir nada acerca de sus problemas ni de sus conversaciones con la cabeza sin cuerpo.
Al final la joven no acaba con su vida ni la de sus hijos. En cambio, decide
abandonar a su marido. Al cabo de un tiempo de haberlo hecho, descubre que las discusiones con su cabeza han desaparecido y deja de tener la sensación de que se inclina hacia un lado al caminar.
Entender a los pacientes
Cualquier interpretación de la locura que pase por alto la experiencia subjetiva del individuo es incompleta. Para el psicólogo John Read, coautor de El sentido de la locura, es insensato pensar que sólo los “expertos” están capacitados para hacer observaciones sobre las experiencias de locura. Este enfoque ha llevado a la estigmatización de los enfermos, como en la historia planteada más arriba, en la que el médico nunca llega a saber que la mujer dialoga con una cabeza sin cuerpo.
Los pacientes son silenciados y se les excluye de las discusiones sobre la naturaleza de la experiencia.
Es como si las únicas personas capaces de explicar de verdad a qué sabe
el chocolate fueran las que nunca lo han probado. La experiencia subjetiva de la locura tiene una importancia crucial, a pesar de haber sido dejada siempre de lado.
John Read, una de las voces actuales más transgresoras en el campo de la salud
mental, propone un nuevo planteamiento: primar los procesos terapéuticos
psicológicos en el tratamiento de los pacientes con experiencias de locura por
delante de los farmacológicos.
Para el autor, resulta fundamental dar valor a la experiencia del paciente y la medicalización de la mente se sitúa a las antípodas de este reconocimiento.
Las grandes farmacéuticas han intentado silenciar su voz.
John Read es psicólogo clínico. Tras completar su formación y después de muchos años dedicándose a esa profesión y haciendo de gestor de servicios de salud mental en los Estados Unidos, el Reino Unido y Nueva Zelanda, aceptó un puesto en el Departamento de Psicología de la Universidad de Auckland, donde ejerce la docencia desde 1994. Es editor de la obra colectiva Modelos de locura, publicada por Herder.-
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