Christian Felber, creador de esta teoría, asegura
que el sistema actual, «basado en el afán de lucro y la competencia»
puede dar paso a otro cuya base sean los beneficios sociales. Cientos de
empresas ya han incorporado sus tesis
Que
la economía esté al servicio del ciudadano y no del beneficio puramente
monetario es una premisa que suena mucho más a utopía que a opción
real. Empresas que pagan
menos impuestos a cambio de favorecer al empleado,
un descenso considerable del desempleo o pensiones garantizadas podrían
ser el fruto de un sistema ideal en el que la economía
dejaría de basarse en la competencia
para recoger los frutos de la cooperación. Dicho sistema existe, y ha
sido desarrollado por el economista y politólogo austriaco
Christian Felber, quien se encuentra estos días en España para presentar su libro,
«La Economía del bien común» (Ed. Deusto) e intentar que su proyecto cale en la sociedad y en las grandes empresas.
No es, la de Felber, una simple idea en el aire.
Más de 600 empresas en 15 países han
optado ya por aplicar sus criterios y en nuestro país son varios los
grupos locales y compañías que ya trabajan con estas claves. Más que una
tesis, o un libro como el que ahora publica, la economía de del bien
común es
todo un movimiento social en ciernes que en escasos cinco años aspira a convertirse en el principal eje del sistema económico mundial.
ABC
ha entrevistado a Christian Felber para conocer de primera mano en qué
consisten sus propuestas económicas y si, como dice, podrían cambiar
para siempre nuestro actual modelo.
«Un sistema distinto es posible -afirma Felber-. La economía basada en el bien común consiste en primar la cooperación, en lugar de la competencia».
Para Felber, en la actual economía de mercado los principios imperantes
no son otros que el egoísmo y la irresponsabilidad. «Puede parecer un
disparate, pero lo que pretendemos es desmontar por completo el modelo
imperante y conseguir que sean las relaciones humanas, como la honestidad, la confianza, el respeto...
las que conformen la base de toda actividad económica». Para el
experto, el actual modelo ha construído a lo largo del tiempo una
«gigantesca brecha entre los valores correctos y los erróneos, como el
egoísmo, consiguiendo que en nuestro marco económico predominen dos
premisas principales: el afán de lucro y la competencia».
«Las empresas irresponsables triunfan»
Leyendo
las esperanzadoras propuestas de Felber podemos llegar a pensar que sus
teorías difícilmente podrían ser aceptadas en el actual entorno
económico. ¿Cómo lograr que las empresas no compitan?
¿Pueden premiarse los valores en lugar del beneficio económico? «La
gente que piensa que este sistema es ilógico está equivocada y por eso
he venido a demostrarlo. Lo que pretende el movimiento del bien común es
resolver las contradicciones presentes en el panorama actual,
modificando los comportamientos erróneos por conductas acertadas para
maximizar el beneficio».
Para
el economista, «una horrible consecuencia de nuestro modelo es que
empresas irresponsables compiten en igualdad de condiciones con empresas
éticas y comprometidas». La solución, dice, no es otra que modificar nuestro concepto de éxito empresarial.
«Hoy el éxito se mide en relación al beneficio financiero, mientras que
el económico se mide con el PIB. Son indicadores obsoletos, pues lo que
debe determinar si la economía avanza es el grado de satisfacción de
las necesidades humanas». Y explica cómo «con este nuevo sistema, las
empresas harán un balance de resultados de su bien común, de si han
logrado satisfacer necesidades y han primado la cooperación. Cuanto más
se ayuden entre ellas y más éticas sean, pagarán menos impuestos y el Gobierno les dará prioridad frente a las que no aplican estos principios, que serán gravadas y tendrán dificultades para sobrevivir en el mercado».
En
España no son pocas las empresas que han decidido unirse a este modelo
aplicando sus teorías. Además, numerosos grupos en todo el mundo han
comenzado a realizar acciones coordinadas para amplificar la voz de
Felber y explicar sus tesis en diversos foros. Por ello, el teórico es
optimista respecto al movimiento y asegura que en pocos años ya podrían
palparse los cambios: «La estrategia que estamos siguiendo es que,
durante esta primera fase, las empresas participarán voluntariamente en
la economía del bien común para generar conciencia pública. Estimamos
que, en cuatro o cinco años,
algunas de las mayores compañías hayan implementado su balance del bien
común y logremos que el sistema se regule por ley. De este modo
-prosigue- la dinámica del mercado se invertirá 180º y la
responsabilidad, la cooperación y la democracia conducirán al éxito
empresarial, a diferencia de lo que ocurre hoy, donde la base son los comportamientos irresponsables».
Un sistema idóneo para España
Felber
se refiere a España como un caldo de cultivo perfecto para que el
sistema cuaje, ya que «hay una gran voluntad de cambio y los ciudadanos
quieren que valores como la confianza y la cohesión social penetren en
el ámbito político, del mismo modo en que los valores capitalistas lo
hicieron en su día».
Una de las rotundas afirmaciones que el economista hace en su libro es que, en el actual sistema, «la desigualdad genera crecimiento»,
por lo que «debemos dejar de medir el éxito con indicadores
irrelevantes como los actuales. En este nuevo sistema, una empresa
tendrá éxito si contribuye a reducir el paro y sus objetivos estarán en
consonancia con las necesidades reales, a diferencia de hoy, donde las
compañías pueden tener éxito contribuyendo a agravar la crisis social y
económica existente». «La realidad de todo esto es que vivimos inmersos en un orden económico absurdo», asegura.
Modificar la Constitución
Con estas premisas, apunta Felber, «cualquier compañía tendría derecho a salir del mercado cuando lo creyera oportuno, los bancos podrían quebrar libremente
y no habría que aportar dinero público para su supervivencia. Lo que ha
ocurrido en España con Bankia indica que el cambio de modelo es más que
urgente».
Que en la economía del bien común el objetivo es la satisfacción
de las necesidades en lugar de la obtención del dinero es, quizás, una
de las afirmaciones que han hecho que se tache a este modelo de irreal.
«El dinero puede mantenerse siempre como medio para satisfacer las
necesidades, pero no debe ser el objetivo básico. Por ejemplo, una
compañía será exitosa si sus empleados ganan el suficiente dinero como
para cubrir sus necesidades básicas con sus sueldos». Felber se refiere a
a política de salarios como uno de los mayores errores del sistema
actual: «las desigualdades salariales son abismales.
En Alemania los altos ejecutivos ganan 5.000 veces más que el salario mínimo legal. Creo que esto es inconstitucional y debemos conseguir que lo prohíban por ley».
(Por cierto Alemania tiene 19 millones trabajando media jornada - que no computan como parados o sea 8 millones y medio mas habria que añadir)
En España, es la llamada
banca ética la que mejor cumple las premisas
de este modelo económico. Triodos Bank es una de las entidades más
importantes de este tipo en nuestro país, una «institución independiente
que solo financia empresas e iniciativas que, además de ser rentables,
mejoran la calidad de vida de las personas y respetan la naturaleza». «A
esto es a lo que aspiramos», señala Felber.
Año sabático y pensiones aseguradas
Otra
de las llamativas propuestas que recoge el análisis de Felber es la de
instaurar un año sabático por cada década trabajada, con el fin de «reducir matemáticamente el paro en un 10%».
Además,
asegura que con su modelo las pensiones estarían siempre garantizadas:
«Emparejar las pensiones a los mercados financieros ha sido un error
descomunal. Hay una minoría que acapara la mayor parte del dinero,
mientras que la mayor parte de la población, que paradójicamente ha
generado beneficios con su trabajo, obtiene menos ingresos». Y
apostilla: «La economía del bien común no es el mejor de los modelos
económicos, sino un paso más hacia el futuro que requiere el compromiso de personas valientes y decididas».
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