Hace un año y medio que empezó con su blogwww.vivirsinempleo.org y ya ha publicado un libro homónimo en el que da pistas para subsistir sin caer en las redes del consumismo loco. "Gastamos mucho más de lo que deberíamos, si nos lo permiten, nos endeudamos y pasa lo que pasa...", dice. En sus textos no hay llamadas a la revolución ni soflamas, él es uno más, buscando la sensatez en un mundo financiero del que forma parte. "Como muchos, estoy colgado con una hipoteca, he tenido mi proceso de maduración, pero también he picado"."No soy un antisistema, solo pienso que debe haber alternativas"
martes, 8 de marzo de 2011
como pagar sin dinero
Julio Gisbert tiene una hipoteca, un empleo en una caja de ahorros y pinta de oficinista. "Yo no soy un antisistema", dice abriendo las manos con un gesto que significa "mírame". "Simplemente, creo que además debe existir una economía alternativa". Esa otra forma de mercado no se sustenta en "la ambición y la desmesura" ni en la fe ciega en los márgenes de beneficios: "no se puede crecer ilimitadamente cada año, la crisis ha dinamitado ese concepto, es antinatural".
Por ello, cuando se quita la corbata, este bancario de tono sosegado se dedica a divulgar otras opciones económicas en las que los bancos son de tiempo, reina el trueque y el trabajo no se mide en los salarios que paga, sino en los recursos que genera.
Julio Gisbert, empleado de una Caja de Ahorros y experto en economías alternativas, en la tienda de trueque Adelita.-
Hace un año y medio que empezó con su blogwww.vivirsinempleo.org y ya ha publicado un libro homónimo en el que da pistas para subsistir sin caer en las redes del consumismo loco. "Gastamos mucho más de lo que deberíamos, si nos lo permiten, nos endeudamos y pasa lo que pasa...", dice. En sus textos no hay llamadas a la revolución ni soflamas, él es uno más, buscando la sensatez en un mundo financiero del que forma parte. "Como muchos, estoy colgado con una hipoteca, he tenido mi proceso de maduración, pero también he picado"."No soy un antisistema, solo pienso que debe haber alternativas"
"En EE UU o Alemania ya existen estas opciones, aquí hay más prejuicios"
Sus primeros contactos con las economías alternativas fueron a mediados de los noventa, cuando el norteamericano Danny Wagman introdujo los primeros mercados de trueque en Vallecas, en los que la moneda de cambio, el kas, valía 100 pesetas. "Yo no troqué mucho, pero me convertí en un sucio teórico", bromea Gisbert, que desde entonces forma parte de cadenas de favores, redes de trueque y participa en la creación de un banco comunitario con una agencia de empleo que contratará a jóvenes con moneda social.
Quedamos en Adelita (www.adelitamadrid.com), una tienda en la que no se paga con dinero. Uno trae lo que le sobra (de ropa a bicicletas, "lo primero que desaparece", según la encargada) y recibe a cambio una serie de puntos que puede canjear por lo que encuentre. "Hay que empezar por lo más simple: consumir menos y más localmente", dice Gisbert rodeado de prendas fabricadas en China que no han sobrevivido la temporada en los armarios de sus dueños. "La pobreza es una opción, la puedes elegir", dice. Y también: "un empleo no es lo mismo que un trabajo, que se lo digan a las amas de casa... la economía alternativa ya existe, solo que no se valora".
En su filosofía "la vida no es solo el trabajo y la familia, hay que explorar otros talentos". El suyo es escribir, por ello, además del blog y el libro prepara una revista, Vivir sin Dinero. A los maquetadores los ha encontrado en un banco de tiempo. Tiene horas ahorradas que ha generado haciendo declaraciones de la renta o dando clases de español. Los bancos de tiempo son todo ventajas: "No te cuestan nada, conoces a gente con la que mantienes una relación que va más allá de lo profesional y ofreces un servicio a alguien que no tiene cómo pagarlo". Obtienes lo que quieres y te sientes bien, pero Gisbert subraya que esto va "más allá del tema existencial": "No somos voluntarios, intercambiamos recursos". Ni caridad, ni hippies, ni antisistema, la clave es la economía. Y que funcione. "En países más desarrollados, como Alemania, Gran Bretaña o Estados Unidos, estos sistemas no parecen raros, en España tenemos más prejuicios".
¿Y qué hay del que dice que los bancos son el mal? "Hay mucho bancario honesto, banqueros no tantos...", bromea Gisbert, que admite cierto "trastorno bipolar" en su doble vida. "Yo llevo 20 años vestido de romano, trabajando en un banco con corbata, simplemente acato las reglas de un juego que todos aceptamos, no digo que me parezcan justas, creo que deberían haber otras, que son por las que apuesto en mi tiempo libre".
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