viernes, 1 de julio de 2011

Cómo fabricar biodiésel casero

Desde hace siete años, el murciano José Manuel Cano rara vez se detiene con su coche en una gasolinera. 

. Para qué pararse en un surtidor, si en casa tiene su propia biogasolinera. Él mismo fabrica el biodiésel con el que llena el depósito de su coche a partir de aceite usado de las frituras.

Aficionado a los experimentos, empezó haciendo una pequeña prueba con aceite nuevo sin creérselo demasiado. Echó un poco de aceite de girasol en un vaso y preparó el reactivo: metanol con hidróxido sódico (NaOH, también conocido como sosa caústica), que forman metóxido sódico. “Esto hay que manejarlo con cuidado, es inflamable, tóxico y corrosivo”, advierte el murciano. Tras juntarlo todo con precaución, removió la mezcla con una cuchara de acero durante varios minutos y luego la dejó reposar. Al cabo de una hora, ya tenía carburante para el coche: En la parte superior del vaso estaba el biodiésel y en el fondo había quedado la glicerina. Siete años después, en lugar del vaso utiliza en un patio de su casa un reactor para 150 litros de biodiésel.
Aunque tiene sus riesgos, el proceso es bastante sencillo y existe mucha información detallada en Internet. El siguiente paso de Cano tras probar con aceite nuevo era intentarlo con el aceite usado. Esto resulta un poco más complicado, pero obviamente es también mucho más interesante. En este caso, la materia prima no depende de cultivos que puedan competir con alimentos, como puede suceder con otros biocarburantes, sino que se trata de un residuo: el aceite de las freidoras o de las sartenes.
Garrafa de aceiteEl propio Cano describe también en Internet el proceso seguido. Lo primero con el aceite usado es filtrarlo para retirar los restos de alimentos y calentarlo para quitar el agua que pueda contener. Luego hay que preparar el metóxido extremando las precauciones. Antes de llegar al actual tanque de 150 litros, este murciano se construyó primero un pequeño reactor hermético para trabajar de forma más segura con un bote de pintura, un motor-bomba de una lavadora y una resistencia eléctrica. De esta forma, una vez juntado el metóxido con el aceite usado podía mantener la temperatura requerida y remover bien la mezcla sin que se escapasen vapores tóxicos. Como en la prueba con el vaso, durante el proceso –llamado de transesterificación– los ácidos grasos se separan de la glicerina y el metanol se une a ellos para obtener el biodiésel. Ya sólo queda un último paso: lavar ese biocarburante con agua para eliminar los restos de otros compuestos.
Con los coches actuales no hay que realizar ningún cambio para poder utilizar biodiésel. Pero hay que pensárselo un par de veces antes de meter en el depósito un biocarburante fabricado por uno mismo con aceite de freidora. Cano probó primero con una mezcla pequeña cercana al 10%: añadió a 20 litros de gasóleo en el depósito de su automóvil dos litros de su biodiésel casero. Arrancó el coche y empezó a moverse por su barrio. ¿Resultado? El carburante que echa hoy en su automóvil es 100% biodiésel. “Nunca he tenido un problema mecánico, es maravilloso”, cuenta por teléfono este entusiasta del biocarburante casero, que ha estimado que el biodiésel que fabrica en casa le sale a 18 céntimos el litro. Según explica, lo más complicado es conseguir un suministro estable de aceite usado: Algún bar o restaurante que le ceda suficiente materia prima de forma regular.
Claro que tampoco es necesario asumir riesgos preparando el combustible en casa. Como explica APPA Biocarburantes, en 2010 se fabricaron de forma industrial en España 196.000 toneladas de este tipo de biocarburante elaborado a partir de aceites usados, lo que supone cerca del 20% de todo el biodiésel producido en el país.
“Cualquiera puede fabricarlo en la cocina de su casa, la transesterificación es fácil y está todo en Internet, pero lo que es ya más complicado es que cumpla con la normativa de calidad, la N14214, exigida para su venta al público”, incide Miguel Vila, consejero delegado de Stocks del Vallés, el principal fabricante de este tipo de biodiésel en el país.

El proceso seguido por esta empresa catalana emplea hidróxido de potasio (KOH) para la transesterificación, además resulta algo más complicado por utilizar, aparte de aceite usado, grasas animales. Como explica Vila, para conseguir el suministro de aceite usado de fritura tienen que comprar a empresas de recogida de toda España y de países como Francia. No hay suficiente y la demanda es muy grande. “Todavía se podría recuperar mucho más”, incide el consejero delegado de Stocks del Vallés, que cuenta como su precio se ha disparado. "Ya se paga casi tanto por el aceite usado como por algunos aceites crudos", asegura Vila. Según la empresa de recogida de este residuo Cavisa-Recicla, la tonelada de aceite usado, ya limpio y tratado, cuesta entre 750 y 800 euros. Un precio ya cercano a los 900 euros de la tonelada de aceite de soja o a los 1.000 euros de la tonelada de aceite de girasol. Demasiado valioso para ser tirado por el desagüe de la cocina.

critica:
Biodiesel casero en automoción: NO, GRACIAS,
Los combustibles de automoción deben cumplir unas normas para asegurar el rendimiento de los motores incluidas las emisiones legales. El combustible casero producirá una peor combustión y un aumento de inquemados, partículas y NOx es decir todo lo que los fabricantes están disminuyendo obligados por las normas . El combustible casero en los motores actuales dañará inyectores , catalizado y filtro de partículas; en los motores diesel sin catalizador puede dañar la bomba , pero es cierto que puede funcionar, a costa de sus emisiones. El combustible casero es un daño real al medio ambiente. Exigimos a fabricantes de motores y proveedores de combustibles la máxima calidad ; pero nos ahorramos la ITV y en nuestro coche queremos hacer experimentos . En los vehículos actuales el biodiesel casero es suicida y en los antiguos aunque funcione, aceleraremos su envejecimiento y SIEMPRE CONTAMINARA MAS. Hacer apología del combustible casero es un atentado medioambiental.

domingo, 26 de junio de 2011

COMUNICACIÓN NO VIOLENTA: UN LENGUAJE DE VIDA RELACIONADO CON TUS VALORES

http://www.youtube.com/watch?v=0mnqI5l-Gz0&feature=related

I. Introducción.
Acercamiento a la Comunicación No Violenta, desarrollada por Marshall Rosenberg, Doctor en psicología clínica, educador y reconocido mediador en conflictos internacionales.

marshall rosenberg


“All violence is the result of people tricking themselves into believing that their pain derives from other people and that consequently those people deserve to be punished.”

Marshall Rosenberg   (1934 -)

Fundó el "Center for Nonviolent Communication" (CNVC), en el año 1984.

La CNV no hace referencia únicamente a una forma de violencia explícita de comunicación sino que trabaja otras formas de violencia más sutiles (no verbal, paraverbal, agresivo-pasividad…)


II. El proceso de la CNV y sus componentes.


El proceso de la CNV se divide en dos modalidades (escuchar con empatía y expresar con honestidad) y cuatro pasos (observar sin evaluar, comprobar cómo nos sentimos, decidir cuáles son nuestras necesidades y especificar una petición.
Si queremos llegar al deseo de dar desde el corazón, enfocaremos la luz de la conciencia de modo que ilumine cuatro zonas, a las que vamos a referirnos como los cuatro componentes del modelo de la CNV.

En primer lugar observamos  lo que ocurre realmente en una situación dada; lo que dicen o hacen los demás: ¿sirve o no sirve para enriquecer nuestra vida?

El truco consiste en saber expresarlo claramente de modo que no incorpore ningún juicio ni evaluación; poder decir simplemente qué cosas que hace la gente nos gustan y cuáles no. Después, una vez hecha esta observación, comprobamos cómo nos sentimos.

¿Nos sentimos dolidos, asustados, alegres, divertidos, irritados, etc.? Y en tercer lugar decidimos cuáles de nuestras necesidades guardan relación con los sentimientos que hemos identificado. Siempre que utilizamos la CNV para expresar de forma clara y sincera cómo nos sentimos, está presente en nosotros la conciencia de estos tres componentes.

Por ejemplo, una madre podría manifestar esos tres aspectos del proceso diciéndole a su hijo adolescente: “Félix, me molesta ver dos calcetines sucios hechos una bola debajo de la mesita de café y otros tres al lado del televisor, porque estoy necesitando más orden en las habitaciones de la casa que compartimos.”

Acto seguido, la madre abordaría el componente número cuatro, que es una petición muy específica: “¿Estarías dispuesto a recoger los calcetines y llevártelos a tu habitación o meterlos en la lavadora?” El componente número cuatro se centra en lo que esperamos que haga la otra persona para enriquecer la vida de ambos.

Así pues, una parte de la CNV consiste en expresar de manera muy clara, ya sea verbalmente o por otros medios, información sobre estos cuatro componentes. Nos conectamos con los demás percibiendo primero lo que ellos observan, sienten y necesitan, y descubriendo después en qué enriquecerá su vida recibir lo que nos piden, su petición.

Cuando centramos nuestra atención en los aspectos citados y ayudamos a los demás a hacer lo mismo, establecemos una corriente de comunicación que discurre en ambos sentidos y se manifiesta de una manera natural: observo, siento y averiguo qué necesito, qué me hace falta para enriquecer mi vida; qué observas, sientes y necesitas; qué te hace falta para enriquecer tu vida.

Cuando usamos este proceso, podemos empezar de dos maneras; ya sea expresando la información de esos cuatro componentes o bien recibiéndola empáticamente de otras personas.

Es importante tener en cuenta que la CNV no es una fórmula preestablecida, sino un proceso que se adapta a diversas situaciones y a diferentes estilos personales y culturales. Aunque por razones prácticas podemos referirnos a la CNV como un “proceso” o un “lenguaje”, se pueden experimentar las cuatro facetas del proceso sin necesidad de articular una sola palabra. La esencia de la CNV está en la conciencia que tenemos de esos cuatro componentes, no en las palabras concretas que intercambiamos .

III.-Observar sin evaluar.
Aprendemos a separar entre la observación y la evaluación. Siempre que las mezclamos, la otra persona suele tener la impresión de que estamos criticando.
Las observaciones tienen que ser específicas del momento y el contexto.
“Juan no ha marcado un gol en veinte partidos”
en vez de:- “Juan juega mal el fútbol”.

IV.-Identificar y expresar los sentimientos.
Cuando elaboramos un vocabulario de sentimientos que nos permite describir de forma clara y precisa nuestras emociones, nos resulta más fácil comunicarnos con los demás.
1. “Me siento un incapaz como guitarrista.” (inadecuado)
2. “Me siento decepcionado / frustrado por mi falta de capacidad como guitarrista.”(adecuado)

V.-Asumir la responsabilidad de nuestros sentimientos.
La CNV potencia la conciencia de que aquello que hacen o dicen los demás puede ser el estímulo, pero nunca la causa, de nuestros sentimientos.
Cuando alguien se comunica negativamente con nosotros, tenemos cuatro maneras de recibir el mensaje:
1. Echarnos la culpa a nosotros mismos
2. Echar la culpa a la otra persona
3. Darnos cuenta de nuestros sentimientos y necesidades
4. Darnos cuenta de los sentimientos y necesidades que oculta el mensaje negativo de la otra persona.
Las formas 3 y 4 estarían relacionadas con los principios de la CNV


En lugar de culpar a la otra persona por lo que sentimos, aceptamos la responsabilidad que nos corresponde reconociendo nuestras necesidades, deseos, expectativas, valores o ideas. Otra opción consiste en iluminar con la luz de la conciencia los sentimientos y necesidades de la otra persona en ese momento según ella misma los expresa.

Ej1: Cuando me han dicho que no vienes a comer me has dado un gran disgusto.
Ej2: Tuve un gran disgusto al enterarme de que no venías a comer porque quería hablar contigo de ciertas cosas que me están molestando.
En el Ej1, la persona atribuye la responsabilidad de su disgusto únicamente a la actuación de otra persona, mientras que en el ejemplo 2, la persona atribuye el origen de su sentimiento de disgusto a su propio deseo no satisfecho.
Al centrar la atención en nuestros sentimientos y necesidades, tomamos conciencia de que sentirnos heridos en algunas circunstancias viene por nuestra necesidad de que se reconozcan los esfuerzos que hacemos.

VI. Lo que queremos pedir a los demás para enriquecer nuestra vida.
Es importante evitar las frases vagas, abstractas o ambiguas, y recordar que tenemos que emplear un lenguaje de acción positiva para hacer saber a los demás qué queremos de ellos, en lugar de centrarnos en lo que no queremos.
Al hablar, cuanto más claramente manifestemos qué queremos, más probable será que lo consigamos. Ya que el mensaje que enviamos no siempre es el mismo que recibe quien nos escucha, necesitamos saber cómo averiguar si lo que hemos dicho se ha entendido correctamente. Sobre todo cuando hablamos a un grupo, debemos dejar muy claro qué clase de respuesta esperamos recibir. De otro modo nos enzarzaremos en conversaciones que no llevan a ninguna parte y que harán perder mucho tiempo a los miembros del grupo.

Para lograr que los demás confíen en que les estamos pidiendo algo, y no exigiéndoselo, debemos indicarles de alguna manera que sólo queremos que satisfagan nuestros deseos si les apetece hacerlo. El objeto de la CNV no consiste en cambiar a la gente ni en modificar su conducta, sino en establecer un tipo de relación basado en la sinceridad y la empatía que permitirá que se satisfagan las necesidades de todos.


VII.-La recepción empática.
Mediante la recepción empática pasamos a prestar atención a lo que observan, sienten y necesitan los demás y lo que nos piden, sabiendo escuchar el mensaje sin tomárnoslo como un rechazo personal.
En lugar de ofrecer empatía, solemos ceder a la fuerte necesidad de dar consejos o tranquilizar a nuestro interlocutor, o bien de explicarle cuál es nuestra postura o nuestros sentimientos. La empatía, sin embargo, exige de nosotros que vaciemos nuestra mente.

VIII.-Expresar reconocimiento
Con el único fin del elogio por sí mismo, establecemos:
1. El hecho en concreto que ha contribuido a nuestro bienestar
2. La necesidad particular que ha quedado satisfecha con él
3. El sentimiento de placer que se produce como resultado.

IX.-Cuadro resumen de las dos modalidades y los cuatro componentes de la CNV.

Expresaré sinceramente cómo soy sin culpar ni criticar a nadie.

Recibiré con empatía cómo eres tú sin escuchar en tus palabras que me culpas o me criticas.

1. Los actos concretos que observo
(veo, oigo, recuerdo, imagino) que contribuyen (o no) a mi bienestar:
“Cuando yo veo, oigo......”
1. Los actos concretos que tú observas (ves, oyes, recuerdas, imaginas) que contribuyen
(o no) a tu bienestar:
“Cuando tú ves, oyes......”
2. De qué modo me siento en relación con estos actos:
“.........me siento........”
2. De qué modo te sientes en relación con estos actos:
“.........te sientes........”
3. La energía vital en forma de necesidades, valores, deseos, esperanzas o ideas que crean mis sentimientos:
“..........porque yo necesito......”
3. La energía vital en forma de necesidades, valores, deseos, esperanzas o ideas que crean tus sentimientos:
“..........porque tú necesitas......”

Pediré claramente lo que sé que podría enriquecer mi vida, sin exigirlo.


Recibiré con empatía lo que podría enriquecer mi vida, sin escuchar ninguna exigencia en tus palabras.


4. Los actos concretos que me gustaría que se realizaran:
“........y me gustaría que tú......”
4. Los actos concretos que te gustaría que se realizaran:
“........y te gustaría que yo......”




X.- ¿Cuándo la comunicación nos aleja ?
- Cuando nos herimos a nosotros mismos y herimos a los demás.
- Cuando emitimos juicios moralistas que presuponen error o maldad en todo aquel que no actúa de acuerdo con nuestro sistema de valores.
- Cuando hacemos uso de comparaciones que bloquean la compasión.- Cuando no somos conscientes de nuestra responsabilidad con respecto a todo lo que pensamos, sentimos y hacemos.
- Cuando comunicamos nuestros deseos en forma de exigencias.

XI.- Aplicaciones de la CNV en nuestra vida
Puede aplicarse de manera efectiva en todos los niveles de comunicación en las situaciones más diversas:
-       relaciones íntimas
-       familia
-       escuela
-       organizaciones e instituciones
-       terapia y asesoramiento psicológico
-       negociaciones diplomáticas y comerciales
-       disputas y conflictos de todo tipo

XII.- Beneficios que aporta la CNV
La CNV nos permite reestructurar nuestra forma de expresarnos y de escuchar a los demás, haciéndonos conscientes de lo que observamos, sentimos, y necesitamos.
Favorece la escucha atenta, el respeto y la empatía y propicia el deseo mutuo de dar de todo corazón:
  • Podemos crear relaciones personales más satisfactorias, basadas en el respeto, la compasión y la cooperación.
  • Resolver conflictos pacíficamente, ya sean personales, domésticos, institucionales o internacionales.
  • Romper con efectos de experiencias pasadas y condicionamientos culturales.
  • Saber decir "no" y aceptar el "no" del otro.
  • Resolver sentimientos de culpa, miedo, vergüenza y depresión.
  • Descubrir que las personas pueden contribuir naturalmente al bienestar de otros, si lo hacen desde la libertad.
  • Desarrollar la capacidad de escucha y comprensión.
  • Terminar con patrones de pensamiento que llevan a discusiones, ira y depresión.
  • Encontrar las necesidades que dan vida a individuos, familias, colegios, comunidades y empresas.
La CNV permite perdonarnos a nosotros mismos mediante la detección consciente de las necesidades que estábamos intentando satisfacer cuando hemos hecho algo que luego lamentamos, y centrar nuestra atención en lo que verdaderamente necesitamos.
Mediante el proceso de la CNV aumentamos nuestra capacidad para responder con habilidad ante las diferentes situaciones de la vida cotidiana, dotándonos de responsabilidad para con nuestra ecuación de decisión. Es decir, somos capaces de reconocer nuestros  sentimientos y responder con habilidad a nuestras necesidades, mediante la paralización de los juicios de valor y el examen interior de nuestros sentimientos y necesidades, así como su expresión sana.

La CNV se está mostrando como una herramienta útil y terapéutica en el trabajo con personas que padecen ansiedad excesiva, inestabilidad emocional o problemas de comunicación, entre otras dificultades, en el marco del trabajo de las habilidades sociales.

Jesús Mendieta Martínez (División DKG) /StarviewerTeam International 2011.


Apéndice
Algunos sentimientos básicos que todos tenemos
-Sentimientos cuando nuestras necesidades están satisfechas:
-       Agradecidos/as
-       Conmovidos/as
-       Deseosos/as
-       Optimistas
-       Emocionados/as
-       Orgullosos/as
-       Alegres
-       Aliviados/as
-       Asombrados/as
-       Cómodos/as
-       Energéticos/as
-       Esperanzados/as
-       Estimulados/as
-       Inspirados/as
-       Realizados/as
-       Seguros/as
-       Sorprendidos/as

-Sentimientos cuando nuestras necesidades no están satisfechas:
- Abrumados/as
- Avergonzado/as
- Confundidos/as
-Desalentados/as
- Desesperados/as
- Desilusionados/as
- Desilusionados/as
- Desesperanzados/as
- Enfurecidos/as
- Enojados/as
- Frustrados/as
- Impacientes
- Incómodos/as
- Inútiles
- Irritados/as
- Nerviosos/as
- Preocupados/as
- Reacios/as
- Solos/as
- Tristes

Algunas necesidades básicas que todos tenemos

Autonomía:
•  Elección de ideales/objetivos/valores
•  Elección de proyectos para lograr nuestros propios ideales, objetivos y valores
Nutrición y cuidado físico:
• Aire
• Agua
• Alimentación
• Descanso
•  Expresión sexual
• Contacto Físico
•  Movimiento, ejercicio.
• Protección de aquellas formas de vida que amenazan a la vida: virus, bacterias, insectos, animales depredadores
• Vivienda

Celebración y conmemoración:
•  Celebración de la creación de la vida y de los ideales alcanzados.
• Conmemoración de las pérdidas: de los seres queridos, los ideales, etc. (Duelos)

Esparcimiento:
•  Diversión
•  Risa
Integridad:
• Autenticidad
•  Creatividad
•  Propósito
• Autoestima

Comunión Espiritual
• Armonía
•  Belleza
•  Inspiración
•  Orden
•  Paz

Interdependencia:
• Aceptación
• Agradecimiento
• Amor
• Apoyo
•  Comprensión
•  Comunidad
•  Confianza
•  Consideración
•  Contribución al enriquecimiento de la vida
•  Empatia
•  Honestidad (la que nos da el poder para aprender de nuestras propias limi­taciones).
•  Proximidad
•  Respeto
•  Seguridad
•  Seguridad emocional


Bibliografía


Marshall B. Rosenberg, Ph. D. 2006. Comunicación no violenta. Un lenguaje de vida. Gran Aldea Editores.
- Para mayor información sobre Comunicación no violentaCenter for Nonviolent Communication (CNVC)
www.cncv.org  2428 Foothill Boulervard, Suite E+La Crescenta, California 91214, USA
Email: cnvc@CNVC.org   Teléfono en Estados Unidos: 1-818-957-9393
www.comunicaciónnoviolenta.com
Asociación Española para la Comunicación No Violenta
www.vivenciaempatica.org
Fundación para la Comunicación No Violenta en Bogotá, Colombia 
www.cnv.argentina.com.ar

martes, 31 de mayo de 2011

COMO TRATAR EL CANCER - ALBERTO MARTÍ BOSCH


Ex oncólogo pediátrico el Dr.Alberto Martí Bosch dictó en el III Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncerque acaba de celebrarse una magistral ponencia en la que situó como elementos fundamentales –no únicos-del tratamiento de cualquier enfermedad -cáncer incluido-una alimentación cuya base sean las verduras y las frutas, una dieta hiposódica, una desintoxicación profunda del organismo usando básicamente infusiones de hierbas y baños calientes con sal marina, una suplementación ortomolecular específica y adecuada a cada persona y el seguimiento del protocolo homeopático propuesto por los Banerji. Tratamiento que aún se puede complementar con otras terapias dependiendo de cada situación particular. Hemos hablado de ello con él.


Los seres humanos afrontamos desde hace unas décadas las llamadas “enfermedades” como una auténtica guerra que hay que librar contra sus “responsables”, agresores externos –bacterias, virus, hongos, parásitos, priones…- a los que hay que combatir. Y por eso los médicos utilizan hoy un lenguaje eminentemente bélico y hablan de “librar combates”, de hacer la “guerra a la enfermedad”, de “enemigos a combatir”, de “ataques” -sistémicos o localizados-, de “victorias” y “derrotas. Y por razones obvias otro tanto pasa con el lenguaje con el que se describen las técnicas “médicas” –por eso hablan de cortar, quemar, destruir, bloquear, eliminar…- así como de las ”armas” para hacerlo cuyo conjunto se define de hecho como “arsenal” terapéutico.
Incluso en el ámbito del cáncer porque también los tumores se ven como algo patógeno, como la causa del descontrol de un grupo de células anárquicas que amenazan con extenderse por el resto del organismo hasta ocasionar su destrucción –reminiscencia de quienes aún defienden que hay que mantener el control social a toda costa y no permitir la anarquía-, “amenaza” que justifica pues el uso de todo tipo de acciones bélicas de carácter agresivo aunque por ello haya “víctimas colaterales” (las células “sanas”).
¿Y a dónde nos ha llevado esta visión de la “falta de salud”? A no saber curar prácticamente ninguna de las llamadas “enfermedades”. Quizás porque en realidad ni existan ni haya “enemigos que combatir”. Por otra parte, aún si fuera así, si éstos existieran, la táctica de agredir nuestro propio organismo con el absurdo argumento de que así lo ayudamos es sencillamente estúpido.
Pues bien, entre quienes así lo piensan hoy está el doctor Alberto Martí Bosch quien tras compartir durante algún tiempo la filosofía dominante entre la clase médica llegó un día a la conclusión de que lo mejor que puede hacerse ante cualquier proceso patológico es ayudar al organismo a que afronte por sí mismo el problema potenciando su sistema inmune y llevándolo a un estado de equilibrio y armonía idóneos mediante una desintoxicación profunda y una adecuada nutrición. Aunque no renuncie, cuando entiende que hace falta, a combatir los tumores que crecen y ponen en peligro la vida -por impedir en un momento dado el correcto funcionamiento de un órgano- con tácticas más inteligentes y menos agresivas. ¿Cómo? Aplicando a la Medicina la Poliorcética o arte del asedio.
-Díganos, doctor, ¿cómo es posible pasar de la práctica de la Oncología pediátrica a la práctica de la Medicina Natural teniendo en cuenta las enormes diferencias que ambas mantienen sobre el abordaje del cáncer?
-Bueno, yo diría que la Medicina Natural no se lleva mal con la Oncología sino que son determinados sectores los que andan enfrentados. Yo he estudiado y trabajado en la medicina académica. Pero esta medicina que estoy practicando hoy es tan académica como la que me enseñaron en la facultad. Es cierto que es un tipo de medicina que no me enseñaron en la universidad porque se ha preferido ignorarla pero está ahí y por eso la he podido aprender. Luego, ¿qué me hizo pasar de una medicina a otra? Cuando estás en una planta de hospital viendo a diario a niños tratados con quimioterapia vomitando y pidiéndote a gritos que no les pongas la quimio, que la rechazan de plano por lo mal que se encuentran después, y te imploran “Por favor, Alberto no me hagas esto” llega un momento en el que te planteas qué estas haciendo realmente con ese niño. Si tu intención es que vaya mejor, si quieres ayudarle a superar una leucemia, un linfoma o un sarcoma pero te das cuenta de que le estás sometiendo a un sufrimiento enorme empiezas a buscar la mejor manera de conseguir que ese niño sufra menos obteniendo el máximo beneficio posible del tratamiento que se le está aplicando. Y eso fue lo que me llevo a indagar en los campos de la Medicina Natural, saber de qué manera podría ayudar al paciente oncológico a mejorar sin interferir con el tratamiento propuesto en el ámbito de la medicina académica, la que te enseñan en la facultad cuando tienes 20 años.
-¿Se compensaba al menos el sufrimiento de los niños con los resultados?
-Los resultados que obteníamos eran muy desalentadores. Estoy hablando de hace 30 años, de cuando acabé la carrera. El índice de mortalidad y el índice de sufrimiento del paciente sometido a los tratamientos de quimioterapia eran muy elevados. Todos los miembros del equipo llegamos a tener crisis personales. Veías cómo la gente que estaba contigo –compañeros, enfermeras, auxiliares…- terminaban deprimiéndose pronto, tiraban la toalla y se iban. Otros nos quedamos pensando que cuando no hay nada que hacer es precisamente cuando más hay que hacer porque es obligado empezar a buscar. Si con lo que hago no obtengo buenos resultados -me decía- debo encontrar algo nuevo. Esa inquietud es la que te lleva a avanzar.
-Y eso es lo que ha hecho que a lo largo de más de dos décadas haya ido desarrollando una propuesta de tratamiento holística, integral, con la que sabemos que, sobre todo en el último año, está consiguiendo muy buenos resultados.
-Lo he dicho siempre y lo repito: yo no curo a nadie. Lo que hago es dar al paciente una guía que le ayude a llegar a buen puerto. Eso sí, es verdad que con el tiempo lo que inicialmente era un mero proyecto de trabajo dedicado a ayudar al paciente a que tolerase mejor la quimioterapia y a conseguir potenciar sus efectos terminó derivando en una vía para provocar la apoptosis celular y conseguir que la célula cancerosa muera por sí misma. Y cada vez con más frecuencia veo casos en los que los pacientes alcanzan resultados sorprendentes, pacientes cuya enfermedad -como dirían mis colegas convencionales para justificar mis resultados- “remite espontáneamente”. Así que yo, irónicamente, les digo que sí, que espontáneamente… pero con mucho trabajo. A Dios rogando y con el mazo dando. Porque hablamos de pacientes muy disciplinados, muy motivados y mentalizados en que van a salir adelante por lo que trabajan en su proceso patológico mucho y bien. El caso que presenté como ejemplo el 1 de noviembre pasado durante el III Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer que se celebró en Madrid bajo los auspicios de la World Association for Cancer Research (WACR) y Discovery DSALUD es el caso más reciente, más espectacular, pero he tenido otros. Aunque no podamos aún hablar de curación porque todavía estamos en fases iniciales ya que hasta que el paciente no lleve diez años sin haber recaído no puede considerarse “curado”. Lo que sí tengo claro es que el cáncer debe tratarse de forma holística.
-Pues ese caso, especialmente significativo, impactó al público. ¿Puede resumirlo para nuestros lectores?
-Bueno, es el caso de una mujer de 31 años que acudió a mi consulta después de haber dado a luz. Le habían detectado un tumor cerebral en la 34ª semana de embarazo y tras practicársele antes una cesárea para que diera a luz se le extirpó luego el tumor que estaba situado en la zona parietal derecha. Sin embargo al hacerle una revisión general posterior se le detectaron metástasis pulmonares, hepáticas, óseas y musculares teniendo afectada toda la cadena ganglionar, tanto torácica como abdominal. En suma., estaba “invadida”. Así que dado su estado el equipo médico que la atendía –creo que con buen criterio- decidió no aplicar ni quimio ni radio porque el sufrimiento que le hubieran provocado no lo justificaba el posible beneficio que pudiera obtenerse. Y en esas condiciones llegó a mi consulta. Le habían dado una esperanza de vida de unos dos meses. Obviamente mi primer pensamiento fue intentar proporcionarle la mejor calidad de vida durante el máximo tiempo posible. Pero no por eso renuncié a intentar algo más. De hecho no sólo le sugerí algunos tratamientos paliativos sino que paralelamente puse en marcha métodos terapéuticos que sabía podrían ayudar a que las lesiones tumorales remitieran. En suma, seguí los protocolos de medicina biológica que he desarrollado poniéndola inmediatamente a dieta a la vez que desintoxicábamos y alcalinizábamos su organismo y me aseguraba de que no carecía de ningún nutriente mediante el adecuado tratamiento ortomolecular. Asimismo potencié sus defensas con Renoven –antiguoBio-Bac- y apoyé todo con los protocolos de los doctores Banerji Y ¡oh sorpresa! a los dos meses y medio de tratamiento los residuos tumorales cerebrales posteriores a la intervención quirúrgica habían desaparecido lo mismo que las lesiones pulmonares y hepáticas mientras la afectación en los ganglios había remitido y las lesiones musculares y óseas habían experimentado una remisión del 50%. Obviamente su calidad de vida mejoró mucho y por ende su esperanza de vida. Y todo esto y en tan poco tiempo ¡con un simple tratamiento de Medicina Natural! Es verdad que se trata de un caso sorprendente, de los pocos que uno puede ver, pero también lo es que se trataba de alguien que previamente ¡no había sido sometida a ninguna terapia convencional! No había recibido ni quimio ni radioterapia. Y eso a la hora de salir adelante es fundamental porque cuando se trata de personas que no vienen con el organismo envenenado o quemado y las defensas bajas es todo más sencillo. El problema es hoy este tipo de pacientes es poco habitual. Cada vez atendemos a más personas que ya han hecho el recorrido completo –cirugía, radio y quimio- y vienen un poco con la actitud ésa de “de perdidos al río”. Es decir, a la mayoría ya les han dicho en el hospital que no hay nada que hacer, que no tiene sentido darles más quimio o radio. Llegan desahuciados. Y claro, vienen encima dudando sobre lo que puede hacer la Medicina Natural cuando nada ha logrado con ellos la medicina convencional en la que creen. En suma, casi todos llegan como perdidos. Lo singular es que a pesar de eso muchas veces logramos que remonten, que superen el cáncer, pero como han pasado por la radioterapia y la quimioterapia algunos se quedan con la duda de si no habrá sido un efecto retardado de éstas, de si su recuperación se debió a nuestro tratamiento, al convencional o a la sinergia de ambos. ¡Siguen dudando a pesar de que sus oncólogos los habían desahuciado! Por eso son tan importantes casos como el de la joven que he resumido antes y narré en el congreso -completamente documentado- ya que confirma que nuestro tratamiento, por sí sólo, funciona.
UN NUEVO ENFOQUE: EL ASEDIO
-¿Cuáles son las bases de su protocolo?
-A los oncólogos, a la hora de tratar el cáncer, se nos ha enseñado una medicina que se basa en destruir las células tumorales en lugar de intentar restaurar las rutas metabólicas que son las que han sido dañadas y finalmente llevan al desarrollo del tumor. Y lo que se trata es de entender que si modificamos el “terreno” es posible hasta revertir la evolución de las células tumorales o provocar su suicidio o apoptosis. Se nos dice que cuando aparece un tumor lo primero que hay que hacer, si se puede, es “cortarle la cabeza”; es decir, usar la cirugía. Y en caso de no poderse se plantea entonces la radioterapia; es decir, achicharrar al tumor, “enviarlo a la hoguera”; bueno, más bien llevar la hoguera hasta él. La otra opción sería la quimioterapia, es decir, “envenenarlo”. Y se añade gratuitamente que si todo eso falla no se puede hacer nada más. En suma, al oncólogo moderno se le sugiere que puede “cortar, quemar o envenenar”, acciones más propias del siglo XII que de un sofisticado siglo XXI. Realmente patético.
Es verdad que a veces hay que afrontar el problema de tener que eliminar un tumor porque su crecimiento puede poner en riesgo el funcionamiento de un órgano vital pero en tal caso lo inteligente es seguir una cuarta vía de carácter igualmente bélico cuyo origen, puestos a jugar con las comparaciones metafóricas, también podríamos encontrar en el siglo XII y en los anteriores pero que es mucho menos agresiva. Porque, ¿qué se hacía en la antigüedad ante una ciudad que se quería conquistar y era difícil de batir? Asediarla. Dejarla sin agua ni comida cortando sus rutas de abastecimiento y modificando el entorno para que nadie pudiera entrar o salir. Y luego sentarse a esperar o reforzar el asedio con máquinas y herramientas de asalto. El asedio ha funcionado toda la vida así que se me ocurrió la idea de incorporar ese sistema a la lucha contra el cáncer para lo cual era imprescindible entender las condiciones de supervivencia de la célula tumoral frente a la célula sana.
Hoy sabemos que la célula sana vive en un medio alcalino rico en oxígeno, usa muy poco sodio para vivir y utiliza proteínas levógiras –con giro a la izquierda- que son estables en él. Por el contrario, el paciente que desarrolla un proceso oncológico entra en acidosis metabólica -es decir, el terreno se acidifica- y hay entonces escasez de oxígeno –a eso le llamamos hipoxia– lo cual obliga a las células sanas a mutar si no quieren morir. Verá, las células sanas consiguen su energía por oxidación; es decir, gracias al oxígeno generan Adenosin Trifosfato o ATP –por sus siglas en inglés- que es la molécula base de la energía celular. Pero cuando el terreno se acidifica y el oxígeno escasea solo tiene una alternativa si no quiere morir: encontrar otra manera de obtener energía. Y esa posibilidad existe y la explica el llamado Ciclo de Krebs. Sencillamente en lugar de oxígeno el cuerpo utiliza ácido pirúvico mediante un fenómeno conocido como glicolisis que le permite obtener moléculas de ATP solo que generando también como residuos ácido láctico y alcohol. Se trata pues de una ruta anaeróbica –sin aire- para sobrevivir. Es decir, la célula sana aeróbica que vive en terreno alcalino se vuelve anaeróbica pero en un entorno tan ácido que para poder soportarlo tiene que alcalinizar su núcleo, su citoplasma, para lo cual se carga de sodio de un modo desmesurado. Y asimismo utiliza para alimentarse proteínas dextrógiras en lugar de levógiras ya que las mismas viven en medios ácidos.
En suma, todo tumor vive en un medio ácido pobre en oxígeno y cargado de sodio alimentándose de proteínas dextrógiras. Luego si queremos neutralizarlo sin atacarlo, ¿qué habrá que hacer? Pues usar la táctica del asedio. Y para ello hay primero que desacidificar el terreno alcalinizando al paciente. Lo que se logra erradicando los ácidos que se han acumulado en el organismo. En este ámbito es por eso clave la alimentación –hay que eliminar de la dieta todo lo que acidifica y eso incluye el alcohol, el café, el tabaco, el azúcar, los lácteos, los hidratos de carbono refinados, la carne roja…- y tomar periódicamente baños de agua caliente con sal marina. En segundo lugar debe seguirse una dieta hiposódica, es decir, muy baja en sodio o sal. Nunca he entendido que se le prohíba la sal a un hipertenso o a alguien que tiene mal el riñón o el corazón y no se le sugiera lo mismo a un enfermo de cáncer. Tercero, es preciso aportar al sistema enzimas proteolíticas de acción selectiva, enzimas con capacidad para eliminar las proteínas dextrógiras dejando intactas las levógiras. Y aquí hay que recordar el extraordinario trabajo de D. Fernando Chacón, creador del Bio Bac, producto que logra exactamente eso. En suma, si eliminamos las proteínas dextrógiras dejando a las células tumorales sin comida, hacemos una dieta hiposódica -sin sodio las células cancerosas no pueden mantener la estabilidad de la membrana y el citoplasma- y reducimos el nivel de ácidos el medio se vuelve alcalino y rico en oxígeno. Y el oxígeno es tóxico para la célula tumoral anaeróbica.
En definitiva, para que las células cancerosas mueran basta modificar su entorno porque no sobreviven en terrenos alcalinos y oxigenados. Da un resultado excelente. Por eso cada vez son más abundantes los casos de remisiones entre los enfermos de cáncer que siguen este protocolo.
-¿La dieta es pues el primer elemento clave en toda estrategia curativa?
-Siempre nos habían aconsejado no comer carne los viernes y muchas tradiciones reclaman la práctica del ayuno -al menos un día a la semana- pero nadie nos ha explicado claramente por qué. Sin embargo ya Galeno entendió la necesidad de depurar el cuerpo, bien a través del ayuno, bien siguiendo dietas vegetarianas. Las curas a base de limón, cebollas o uvas vienen de la época de los romanos. Y como el 90-95% de las frutas y verduras es básicamente agua quien se alimenta un tiempo sólo con ellas limpia los órganos encargados de filtrar la sangre de los residuos metabólicos y tóxicos, es decir, los pulmones, los riñones y el hígado. Filtros que si se obstruyen llevan al organismo a intoxicarse y acidificarse. A todo el mundo se le explica que cuando el filtro del coche está sucio hay que cambiarlo pero a nadie se le dice que cuando los filtros del cuerpo están sucios hay igualmente que limpiarlos. Pues bien, ayunar o hacer una dieta vegetariana cada cierto tiempo ayuda a limpiar los filtros y a mantener el organismo en un entorno alcalino.
Obviamente si a la dieta se le agrega la ingesta de determinadas plantas –las hay específicas para cada órgano- mejoramos aún más la limpieza. Porque hay plantas que limpian los pulmones (tomillo, gordolobo, yantel…), plantas que limpian el hígado (alcachofera, cardo mariano, diente de león, boldo, desmodium…) y plantas que limpian el riñón (té verde, cola de caballo, arenaria…). Así que podemos coger tomillo, alcachofera y té verde, por ejemplo, y obtener un remedio para limpiar a la vez los tres órganos. En pocas palabras, podemos eliminar ácidos a través del hígado, de los pulmones y de los riñones así como a través de la piel con baños de agua caliente con sal marina gracias a la ósmosis. Y conseguir la deseada alcalinización.
-¿Sugiere usted a todos sus pacientes que eliminen de su dieta la carne?
-Nosotros sugerimos hoy una dieta ovo-lacto-vegetariana porque empezamos utilizando una exclusivamente vegetariana y vimos que al final había desequilibrios en el organismo. Con una dieta en la que también se comen legumbres, huevos y queso la persona se encuentra más equilibrada pero la idea sigue siendo reducir la ingesta de proteínas. La OMS explicó ya en 1985 que la dieta ideal debe contener un 85% de proteínas vegetales y sólo un 15% de origen animal. Y nosotros estamos comiendo proteínas animales muy por encima de ese porcentaje. Mucha gente ignora que una dieta excesivamente proteica acidifica. Así que si hablamos de 4 comidas al día –desayuno, comida, merienda y cena- lo que hay que hacer es reducir la presencia de proteínas animales de un máximo de 28 veces posibles a 4. Consumiendo lentejas, garbanzos y alubias como fuente de proteína vegetal lunes, miércoles y viernes, y pescado, pollo o ternera los martes, jueves, sábados y domingos a mediodía (tanto carne blanca como roja y pescado blanco o azul).
También tengo que decir que es un error comer huevos por la noche, práctica muy habitual. El huevo tiene una gran carga grasa y una alta cantidad de albúmina. Nosotros recomendamos ingerir por ello sólo dos o tres a la semana y lo hacemos coincidir con el día vegetariano. Pueden pues tomarse en el desayuno o en la comida aunque nunca en la cena. Como decía Sancho Panza -¿o fue Don Quijote quien aleccionaba a Sancho sobre los asuntos del yantar?-, hay que “desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo” pues “de grandes cenas están las sepulturas llenas”. Por supuesto damos al paciente la opción de cenar un día de forma extraordinaria porque también nos dice la sabiduría popular que “una vez a la semana, cosa sana”.
En definitiva, la dieta debe ser especialmente suave por las noches: verduras, fruta, arroz o, simplemente, una ensalada. La clave está en el hígado porque para que éste pueda llevar adelante la digestión necesita la presencia de una hormona, el cortisol, que sólo se encuentra en sangre cuando hay sol. Y como nuestros hábitos sociales nos hacen cenar cuando éste se ha ocultado -y, por tanto, cuando en sangre su nivel es muy pobre- hacer una cena copiosa obliga a una digestión muy pesada. Y si se logra es gracias a que el hígado recibe de la glándula suprarrenal una hormona alternativa, la adrenalina -u hormona del estrés-, que ésa sí está disponible las 24 horas. Por eso después de una cena pesada es tan habitual que uno tarde en dormirse o se vaya a la cama con el corazón acelerado. Además hay que tener en cuenta los ritmos circadianos: de día el hígado se encarga de asimilar las proteínas que ingerimos pero de noche su función es básicamente drenar bilis. Y es el cortisol el que determina la inversión de trabajo para que de ser un órgano asimilador pase a ser un órgano drenador. Así que si estresamos el hígado todos los días haciéndole asimilar cuando debiera estar drenando éste no va a eliminar luego adecuadamente los residuos metabólicos. Con lo que al final se resiente...
Se lo digo siempre a los pacientes: el problema con la alimentación no está normalmente tanto en lo que comemos como en los desechos que no eliminamos. Cuando el cuerpo no puede drenar –eliminar- las toxinas las va reteniendo y nos vamos autointoxicando, acidificándonos, abonando con ácidos el terreno para un posible asentamiento tumoral.
LA BAÑERA, UNA AUTÉNTICO BALNEARIO CASERO
-El segundo pilar básico de su protocolo para una buena desintoxicación y alcalinización son los baños de agua caliente con sal marina. ¿Puede explicarlo con más detalle?
-En un principio me planteé seriamente cómo conseguir un sistema terapéutico eficaz y simple para ayudar al paciente porque éste ya tiene bastantes problemas con su enfermedad para que nosotros le generemos más. Y a ello me ayudaron los trabajos de la doctora JosefinaSanMartín Bacaicoa-catedrática de Hidrología Médica en la Universidad Complutense de Madrid- y deSchneider sobre el mundo del termalismo. Con ellos comencé a comprender que los baños termales son una excelente solución terapéutica. ¿Por qué son útiles los balnearios? Porque sus aguas son minerales y termales. Es decir, se trata de agua caliente que contiene cloruro sódico y cloruro potásico en una concentración superior a 20 gramos por litro. Y es agua salina en una concentración superior a la del mar y a la de nuestro plasma ya que éste tiene 9’4 gramos de sal por litro y la de los balnearios anda por los 20 gramos por litro. Pues bien, cuando uno se sumerge en un lugar donde el agua está caliente enseguida se le dilatan los poros de la piel. Pero como además está muy salada y resulta que nuestros cuerpos son en un 70%-80% agua resulta que al meternos en ella se produce el fenómeno que conocemos por ósmosis de forma que el agua de nuestro cuerpo sale arrastrando a través de los poros hacia el exterior toda clase de toxinas y sales minerales. Con lo que también la sal sale fuera del núcleo de las células y éstas se alcalinizan. Esto me hizo entender el concepto de las “sales de baño”. Siempre me pregunté qué sentido tenía echar sal al baño. Entonces lo entendí. Bueno, pues las bañeras que la mayoría tenemos en el hogar pueden convertirse en balnearios caseros de alto rendimiento y bajo costo.
De hecho, ¿quiénes fueron los primeros que tuvieron bañera en casa? La gente de clase acomodada. Piénsese que en los años 40 del pasado siglo XX la gente pobre no tenía ni váter. Quienes iban a los balnearios pertenecían a la clase acomodada porque un balneario ni era ni es barato. Una estancia de un mes puede costar más de 3.000 euros en la actualidad. Algo que ni un rico paga con gusto ya que éste suele ser alguien que lo que busca es como obtener lo que quiere sin pagar por ello. Así que cuando los ricos se dieron cuenta de que los balnearios curan –aunque ignoraran por qué- se decidieron a estudiar cómo tener alguno siempre a su disposición pero sin pagar tanto por ello. Entonces les contaron que el agua de los balnearios cura porque sus aguas son termales. A lo que el rico responde: “¡Que me pongan un termo en casa”. Es que las aguas de balneario son minerales, les dicen luego. Y entonces preguntan qué minerales llevan, hablan con algún químico y éste les explica que en las aguas de balneario hay 20 gramos de sales por litro de agua. Así que los ricos, aleccionados, encargan bañeras sabiendo que deben llenarlas hasta la mitad –para que haya unos 100 litros de agua- y luego agreguen dos kilos de sal marina. De esa forma la proporción de sal será también de 20 gramos por litro. Y ya tienen un gradiente osmótico.
Resumiendo, las bañeras caseras son en realidad artilugios terapéuticos muy eficaces que nadie nos ha enseñado a utilizar. Porque cuando el agua caliente dilata los poros de la piel y éstos se abren el organismo transpira eliminando anhídrido carbónico (CO2) a la vez que expulsa grasas, amoníaco y ácido úrico. Y todas esas fracciones ácidas que eliminamos a través de la piel en la bañera ya no necesitan ser desechadas por los pulmones, los riñones y el hígado con lo que les evitamos que tengan que filtrarlas ellos. Basta en suma agua caliente –no hace falta que queme- y dos kilos de sal marina en la bañera para configurar un mecanismo sencillo de alcalinización rápida –media hora de baño diario bastan- a disposición de cualquiera. Y barato. Tales baños suponen una diálisis percutánea, una especie de pulmones, riñones e hígado artificiales de alto rendimiento y bajo coste que casi nadie usa porque no se lo han explicado.
-Bueno, no todo el mundo -y pienso especialmente en las personas mayores- se puede permitir entrar y salir de la bañera todos los días.
-Siempre hay alternativas. A la gente mayor que no puede o debe entrar en la bañera para evitar riesgos mayores le digo simplemente que no se meta. Basta que se siente en una silla, coja un barreño pequeño donde quepan unos diez litros, eche en él agua caliente y un cuarto de kilo de sal marina para mantener la proporción de la que hablábamos y lo disfrute. Es verdad que la superficie corporal expuesta es menor pero tres baños de pies al día equivalen a un baño completo. Puede hacer por tanto diez minutos por la mañana, diez al mediodía y diez por la tarde-noche. Y respecto a la temperatura siempre les digo a los pacientes que deben sentirse a gusto. Hay personas a las que les va bien 25 grados y otras a las que les van 30. Con 30 grados a la sombra ya se suda… y la cuestión es sudar. Redescubramos a Galeno. O, si se quiere, a nuestras abuelas que curaban siempre con cuatro elementos. Lo primero que hacían nuestras abuelas en cuánto decías ¡ay! –y daba igual lo que te ocurriera- era prepararte una lavativa. Y luego nos daban un caldo de pollo o gallina, o un caldo de verduras, o una compota de manzana o pera, o un arroz caldoso… Y con eso -la lavativa y el caldo- ya tenían su cura de aguas. El tercer pilar que proponían era una buena sudada. Todo lo arreglaban con una buena sudada. Cuando las abuelas no tenían bañera –lo comprobé cuando ejercí la medicina rural en la comarca de la Segarra en Barcelona- ponían agua a hervir, llenaban botellas de cristal con el líquido a 70-80º, las envolvían con toallas -para que el cristal no quemara la piel- y colocaban luego tres botellas a cada lado del enfermo añadiendo cuatro mantas encima. ¡Y no veas tú que sudada! Bueno, también usaban hierbas medicinales porque a diferencia de la generación actual conocían bien sus propiedades terapéuticas.
-¿Cuál es el fin primordial de una lavativa?
-Desintoxicarse y, por tanto, proteger el hígado. Un colon txico a quien más afecta es al hígado. Y voy a explicarlo de una forma muy expresiva: al lado de cada taza del váter hay en todas las casas una escobilla porque la suciedad se pega y cuando activas la cisterna los restos fecales quedan a menudo adheridos. Bueno, pues en nuestro intestino pasa lo mismo: por él transitan todos los días restos fecales y siempre quedan restos adheridos a la mucosa. Al punto de que con el tiempo puede llegar a formarse una auténtica carcasa de restos fecales pegados a la mucosa intestinal. Lo sabemos pero no lo valoramos. Y sin embargo tiene mucha importancia.
Como sabe una de las funciones primarias del colon es recuperar el agua de la digestión y cursar el bolo fecal en estado sólido. Para hacer la digestión utilizamos de hecho casi cinco litros de agua que obtenemos con la que ingerimos al beber pero también con el agua presente en la comida -especialmente en frutas y verduras ya que en un 90-95% son agua- y en los jugos gástricos (hasta dos litros y medio). Todo ello sirve para hacer una gran sopa, emulsionar las grasas y micronizar los minerales y oligoelementos para que el intestino delgado lo absorba luego todo. Lo que llega pues al colon son sólo los restos no nutritivos, los restos fecales, si bien el organismo –que todo lo aprovecha- recupera el agua deshidratando para ello el bolo fecal. Y esa agua que se absorbe en el colon va a la sangre; es más, va primero directamente al hígado. Luego si nosotros no hacemos una limpieza periódica del colon cada vez que éste recupera agua ésta tiene que atravesar la carcasa de restos fecales antes de llegar a la mucosa, atravesarla y llegar al hígado y posteriormente a la sangre. Con lo que acabamos llevando a ésta una auténtica infusión de aguas fecales. En otras palabras, cuando el colon está muy sucio nos intoxicamos inevitablemente. Así que uno debe plantearse hacerse una limpieza de colon cada cierto tiempo. Si se puede, una buena hidroterapia de colon. Si económicamente no se puede, mediante la lavativa de toda la vida. Muchas veces lo que yo sugiero a mis pacientes es combinar la ingesta de aloe vera con la lavativa. La idea es que el enfermo ingiera durante una semana zumo de aloe vera para ayudar a desprender los restos adheridos y luego se aplique la lavativa. Basta entonces meterse un par de litros de agua templada/caliente para que el colon quede limpio.
HERRAMIENTAS DE ASALTO
-Luego en su teoría del asedio las distintas terapias que sabemos también utiliza -como la Hipertermia, la Ozonoterapia, la Biorresonancia, etc.- jugarían entonces el papel de las antiguas herramientas de asedio: escalas, arietes, catapultas…
-Se trata de herramientas terapéuticas útiles que al no producir además efectos secundarios negativos pueden agregarse al tratamiento. Ayudan a que la respuesta sea mucho más rápida. Dicho esto debo reconocer que para mí, en particular, hay un antes y un después en los resultados que obtenía hasta noviembre del 2008 y los que observo desde entonces cuando empecé a aplicar los protocolos de los doctores Banerji. Estos dos médicos hindúes, a los que he tenido la fortuna de poder acompañar durante nueve días enteros en su hospital de Calcuta viéndoles trabajar, tienen el mérito de haber simplificado la Homeopatía. Sencillamente, atienden en ese centro junto a sus ayudantes a tal cantidad de personas al día –¡unas 3.000!- que han podido constatar en poco tiempo que hay remedios realmente universales con campos de acción muy concretos según la dilución que se utilice. Y eso facilita mucho elegir el remedio homeopático. Por ejemplo, han observado que el Arsenico album a la 3 CH tiene un tropismo y una acción concreta sobre la mucosa gástrica, a la 6 CH la acción la tiene sobre las mucosas de las vías respiratorias altas y a la 200 CH actúa sobre la piel. Y que la gente responde siempre; en mayor o menor grado, pero responde. Por mi parte, antes de conocer a los Banerji utilizaba la Homeopatía simplemente para tratar de que el paciente respondiera lo más rápido posible a los tratamientos. Y me ponía muy contento al ver que gracias a ello no sufrían anemia y los vómitos eran escasos o no los tenían. Muchos no necesitaron transfusiones de sangre, se levantaban bien por la mañana, se sometían a sus sesiones de quimio, llegaban a casa, se tomaban un baño y hacían vida normal por la tarde sin apenas deterioro físico. Y encima remitían más rápido de lo esperado. Pero ahora lo que estamos viendo con los protocolos de los Banerji no es que remitan rápido sino que remiten rapidísimo. La acción antitumoral es tan espectacular que algunos casos se han publicado hasta en Oncology y se han interesado ya por sus trabajos y protocolos desde el Anderson Cancer Center de Houston (Texas, EEUU) y la Universidad de Texas hasta el Hospital Presbiterianode Nueva York.Hoy estos centros reconocen que sus protocolos funcionan y actúan al nivel del ADN en la célula tumoral. Es un avance importantísimo.
En fin, toda herramienta que ayude a afrontar una enfermedad como el cáncer es buena pero es que además ninguna de las que yo utilizo obliga al paciente a elegir, a tener que dejar algo. Son todas complementarias.
-¿Y cuál es el papel de las vitaminas, minerales y oligoelementos en su protocolo?
-Básico. Pero elegimos las que vamos a suministrar al paciente para mejorar el rendimiento de su organismo no tanto por el tipo de tumor sino por la respuesta que se obtiene porque no todos los enfermos responden igual a los mismos productos. Para el riñón, por ejemplo, sabemos que es bueno el complejo de vitaminas B que es además diurético. Cuando uno toma vitamina B la orina se vuelve inmediatamente muy amarilla ya que activa la función renal y se excreta por el riñón. Las vitaminas del complejo B en cambio son sobre todo hepatoprotectoras y mejoran la coleresis o secreción de bilis hepática además de ser antianémicas, antineuríticas y mejorar la conducción a nivel de la placa motora del corazón.
Sabemos asimismo que el sistema inmune del paciente oncológico está muy deprimido porque en un medio ácido no trabaja bien. El pH de la sangre en condiciones normales es de 7’4, es decir, ligeramente alcalino, y, por tanto, si se recupera la alcalinidad el sistema inmune volverá a trabajar adecuadamente. Y es que nada funciona de forma aislada. Por ejemplo, para que pueda haber unión entre una inmunoglobulina y un virus se necesita el concurso sinérgico de las vitaminas A, C y E. Así que lo suyo es añadir tales elementos para conseguir que los sistemas inmunitarios sean también competentes. Y otro tanto pasa con otras sustancias ortomoleculares. Sabemos que hay minerales como el selenio o el germanio 132 que tienen una gran potencia antioxidante y por eso los añadimos.
En definitiva, la idea fundamental de nuestro tratamiento es la de potenciar los sistemas de defensa del cuerpo. Se consiguen unas respuestas terapéuticas extraordinarias dejando que sea el propio organismo el que resuelva la enfermedad. Nosotros nos limitamos a señalar al enfermo la ruta y a sugerirle luego -si procede- pequeñas modificaciones según sea su evolución. A fin de cuentas cada paciente es un mundo.
-¿Cree usted que ha cambiado algo la mentalidad de los oncólogos respecto de la medicina natural en los últimos años?
-Poco a poco… pero sí. Puedo decirle que hay ya bastantes oncólogos y radiólogos de distintos lugares de España que llevan tiempo enviándome pacientes para que les desintoxique porque reconocen abiertamente que haciéndolo sus tratamientos van mejor. Otra cosa es que lo pidan aún con la boca pequeña y que su petición siempre vaya acompañada de la coletilla “Mira, Alberto, esto que se quede entre nosotros”. Pero la apertura es cada vez mayor. Claro que hay una especie de run-run entre los pacientes en las salas de espera sobre la eficacia de lo que hacemos y al final todo se sabe. Bueno, no es menos cierto que quienes más pacientes nos mandan son los enfermeros/as porque también son quienes tienen más contacto directo con los pacientes. Como es cierto que cada vez más médicos entienden que la Medicina Biológica o Naturista no es una “medicina complementaria” ni una “medicina de confrontación”. Es simplemente Medicina.
Antonio F. Muro

sábado, 28 de mayo de 2011

TODOS SOMOS UNO

sábado, 7 de mayo de 2011

El cáncer es un proceso de sanación



El cáncer es la manifestación de un proceso de sanación del cuerpo/mente emocional. Es nuestra falta de entendimiento de ese proceso lo que produce el desenlace fatal como enfermedad.



Nadie se muere de cáncer

El cáncer es una salvación de la vida. No es algo malo ni debe ser causa de miedo ni de tristeza, porque si se lo trata bien se cura muy bien. Al contrario, hay que agradecerle de corazón por su bondad y generosidad.

A lo largo de nuestra vida se ha acumulado una tensión, una toxina llamada estrés o sufrimiento. Para no morirse por esa toxina generalizada en el cuerpo se forma un tumor, asumiendo esa energía negativa como una masa, en algunos de los órganos fisiológicamente más débiles de cada persona. Todas las manifestaciones del cuerpo, la fiebre, el dolor, la inflamación, la diarrea, la tos, el absceso, la hemorragia, incluso los tumores, son reacciones fisiológicas, muy positivas, buenas, nada malas, aunque sean molestas. 

No son enfermedades sino una salvación de la vida, una vida tan enferma, desnaturalizada y estresada por la modernización y la agitación. Entonces, ¿por qué se muere de cáncer? La gente se muere de la medicina, por la quimioterapia, por la radiación y por la operación. 
Según el libro, “Se asesinan por quimioterapia”, del investigador japonés Syunsuke Funase, el 80 por ciento de las muertes por cáncer se debe a las medicinas. En realidad gran parte del cáncer no es invasivo ni agresivo, no tanto como dice la medicina. Hasta descubrir el tumor por un examen médico ocasional ha vivido tranquilo, ya que hasta ese hallazgo han pasado entre 10 y 20 años de vida cancerosa, considerando el nacimiento y proliferación de una célula de este tipo: cada día nacen de cinco mil a diez mil.

Al pasar de 40 o 45 años de edad ya tenemos por lo menos diez partes de cáncer, llamado microsarcoma, aún no detectado por la medicina. Con la sentencia médica de cáncer de pronto empeora todo, hasta la desmoralización total, con miedo, zozobra. Y de inmediato empiezan con el diagnóstico y la preparación: "ya es tarde, hay que operar cuanto antes", "comencemos con la quimio, o probemos primero con hormonas".

Esas palabras matan. Casi nadie las resiste, pues son de una "autoridad médica"; pero ¡tranquilo, respire profundo! Curarse de cáncer no depende de la medicina sino del estilo de vida, de los hábitos y pensamientos. Y claro: cuando el cáncer se trata mal se desarrolla mal. Y se cura si cambias tu vida y los pensamientos erróneos. Cuando la medicina lo abandona diciendo "ya no hay nada que hacer" es su oportunidad de curarse. Comienza la vida verdadera. Hay que hacer muchos cambios, no sólo para curarse sino para no enfermarse más.

Un buen momento

La palabra metástasis se usa casi sin excepción como sinónimo de cáncer terminal o sin remedio, pues se ha expandido agresivamente a otras partes. Nada de eso.

"¿Entonces por qué se mueren en la metástasis?" No. La gente se muere por la aplicación doble o triple de quimioterapia, la radiación o drogas más poderosas. Éstas acaban por completo al sistema inmunológico: un maltrato sistemático, una mutilación perfecta de las defensas del cuerpo por la ciencia médica.

La metástasis es una situación complicada, pero es el mejor momento para curarse. Todo depende de cómo se ha tratado el cáncer y cuán profundo es el cambio de vida. Esa diferencia es crucial. Además hay que saber que el origen y la fuerza del sistema inmunológico están en nuestra propia vida, protegida y por la naturaleza, y no en las técnicas médicas. En la metástasis se dan a menudo la fiebre y el dolor intenso, de ahí el desánimo. Cuando se reactivan los linfocitos de los glóbulos blancos, principales combatientes contra el cáncer, el cuerpo manifiesta fiebre, dolor, hinchazón y tremenda fatiga mediante las hormonas del sistema nervioso para simpático: acetilcolina, prostaglandina, histamina, serotonina entre otras.

Con la fiebre y dolor causadas por la acetilcolina y la prostaglandina se reactivan muy eficazmente los linfocitos, en especial las células del asesino natural, asesino natural extraTimo, T-linfo, B1-linfo, todos para matar a las células cancerosas. Según el Dr. Toru Abo, inmunólogo de la Universidad de Niigata, Japón, la acetilcolina desintoxica el cuerpo hasta 90 por ciento. La prostaglandina controla y deprime fuertemente al sistema nervioso simpático y su hormona adrenalina, causante de tensión y radicales libres. Así se fortalece el sistema inmunológico.
La histamina tiene un papel importante en la mejoría de la circulación sanguínea y hormonal, causando hinchazón, fiebre leve y picazón.

La serotonina intenta tomar equilibro del sistema nervioso, autonómo, el simpático y el parasimpático. El simpático también es importante como promotor verdadero del ánimo para seguir adelante en la vida, aunque en exceso es problema. Ese desequilibrio de los tres sistemas nerviosos es lo malo. La agitación y el estrés, el sufrimiento y la propia medicina causan ese exceso del sistema nervioso simpático.

No se haga ilusiones con la medicina, está muy deshumanizada y comercializada. Debe asumir la responsabilidad de su salud y no dejar en manos de los médicos su cuerpo tan maravilloso. Para curarse de cáncer no hacen falta medicinas ni terapias; sólo cambie su vida a una más sana, natural y agradable, con mucho amor. No hay ninguna enfermedad que no se cure si se enfoca en el cambio de vida o cambio de hábitos para reforzar la fuerza vital. Es muy preocupante que a medida que se desarrollan la sociedad y la comodidad de la vida individual se va perdiendo el fundamento firme del cuerpo físico y emocional, sobre todo de las nuevas generaciones.

La crisis curativa en el proceso de sanación

Esas reacciones (fiebre, etc.) son muy molestas y dolorosas. Por eso se llaman reacciones recuperativas o crisis de cura. Es una época de crisis en el proceso, pero hay que saber que esa crisis es fisiológica y no patológica. Manifestaciones de nuestras defensas, señales básicas de la recuperación final. Tiene que pasar por ese periodo crítico, a veces muy fuerte, sin temor, con más ánimo y alegría ya que está cerca de la curación y la liberación tan esperada.

No se preocupe por las reacciones que vendrán. Para superar esas crisis debemos aprender las terapias caseras como el baño de pies, la plancha, el baño de jengibre, quinesiotaping (EFT, técnica de liberación emocional), sauna casero, caminata, etc.* 
Hay que aprender a desapegarse de la enfermedad y de sus crisis en la sanación. 
Es una buena oportunidad de aprender una nueva vida. 
Estas terapias no son para curar las enfermedades ni para salvar la vida, sino para pasar la crisis fisiológica. 
Aquí el concepto de terapia no es el tradicional de la medicina, más bien sería los remedios caseros, pues la medicina ortodoxa quiere monopolizar todas las terapias naturales por medio de gobiernos y leyes ante la crisis del sistema médico mundial. (Por cierto, la medicina tenía antes un término para esas reacciones de cura, el síndrome de paraneoplástica, pero la quimioterapia lo acabó y los médicos hoy no conocen el término; no necesitan saberlo, pues en esa medicina no hay proceso de curación).

La metástasis en realidad manifiesta la inflamación del tumor original, pasa a otras partes del cuerpo y la cuenta del anticuerpo crece y a veces presenta el otro anticuerpo positivo. Por eso la medicina lo define como un empeoramiento del cáncer, pero según estudios, si se mantiene o aumenta la cifra de linfocitos indica el debilitamiento de las células cancerosas, no es nada negativo. Debido a la fuerte lucha de los linfocitos las células cancerosas están escapando. En muchos casos de metástasis el interior del tumor presenta la necrosis o muerte de sus células por los linfocitos. Además las células cancerosas tienden a suicidarse (apoptosis) por la condición de alta temperatura corporal, bastante oxígeno y la buena circulación sanguínea, lo cual muestra el valor de hacer ejercicio, alimentarse sanamente, yoga, chikung....

FAMILIA STRUSS: campeones del reciclaje





















lunes, 2 de mayo de 2011

RUMI : Poema - dsifruta de la vida , tu ser esta mas alla de las diferencias


Yalāl ad-Dīn Muhammad Rūmī
Mevlana.jpg
Filósofo persa
Nacimiento30 de septiembre de 1207  Balj
Fallecimiento17 de diciembre de 1273   Konya
OcupaciónFilósofo persa, maestro de la tradición Sufi

"¿Qué puedo hacer, oh musulmanes?, pues no me reconozco a mí mismo.
No soy cristiano, ni judío, ni mago, ni musulmán.
No soy del Este, ni del Oeste, ni de la tierra, ni del mar.
No soy de la mina de la Naturaleza, ni de los cielos giratorios.
No soy de la tierra, ni del agua, ni del aire, ni del fuego.
No soy del empíreo, ni del polvo, ni de la existencia, ni de la entidad.
No soy de India, ni de China, ni de Bulgaria, ni de Grecia.
No soy del reino de Irak, ni del país de Jurasán.
No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del Infierno.
No soy de Adán, ni de Eva, ni del Edén, ni Rizwán.
Mi lugar es el sin lugar, mi señal es la sin señal.
No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado.
He desechado la dualidad, he visto que los dos mundos son uno;
Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno llamo.
Estoy embriagado con la copa del Amor,
los dos mundos han desaparecido de mi vida;
no tengo otra cosa que hacer más que el jolgorio y la jarana".


Yalal ud-Din Rumi