domingo, 1 de julio de 2018

Somos conglomerados de bacterias y virus. CUIDALOS


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 El 8% de nuestro genoma es de origen virico

En una gota del mar hay un millon de bacterias y en un gramo de tierra 4 millones y en ambos casos hay entre 5 y 25 veces mas virus.

Virus y bacterias forman parte de nuestro genoma.

Las personas se "infectan" continuamente con virus y bacterias y no por eso enferman.
No todas las infecciones virales son malas y muchas infecciones virales y bacteriales son buenas
Los retrovirus endogenos cumplen al menos una funcion beneficiosa critica para la produccion de anticuerpo protectores .




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Biólogos descubren que las bacterias se comunican como las neuronas de nuestro cerebro

Un grupo de biólogos descubrió que las bacterias, generalmente vistas como criaturas solitarias, en realidad son bastante sofisticadas en sus interacciones sociales y se comunican entre sí de forma similar a los mecanismos de señalización eléctrica de las neuronas presentes en el cerebro humano.








Imagen de una colonia de Bacillus subtilis rodeada por una matriz extracelular.

En un estudio publicado en la edición online de la revista Nature, los investigadores detallan la manera en que las bacterias que viven en comunidades se comunican entre ellas de forma eléctrica a través de proteínas llamadas “canales iónicos”.
“Nuestro descubrimiento no solo modifica la forma en que pensamos acerca de las bacterias, sino también cómo pensamos a nuestro cerebro.” dijo Gürol Süel, un profesor asociado de biología molecular de la Universidad de California, San Diego, quien encabezó el proyecto de investigación. “Todos nuestros sentidos, comportamiento e inteligencia emergen de la comunicación eléctrica entre neuronas del cerebro mediadas por canales iónicos. Ahora nos encontramos con que las bacterias utilizan canales iónicos similares para comunicarse y resolver el estrés metabólico. Nuestro descubrimiento sugiere que los desórdenes neurológicos que se desatan a causa del estrés metabólico pueden tener sus orígenes en antiguas bacterias, ofreciéndonos esto una nueva pespectiva en cómo tratar dichas condiciones.”
“Mucho de nuestro entendimiento en la señalización eléctrica de nuestros cerebros se basa en estudios estructurales de los canales iónicos en bacterias” dijo Süel. Pero cómo las bacterias utilizan esos canales iónicos se mantenía un misterio hasta que Süel y sus colegas se embarcaron en un esfuerzo por examinar las comunicaciones de largo alcance dentro de biofilms (organizados en comunidades conteniendo millones de células bacterianas densamente apretadas). Estas comunidades de bacterias pueden formar estructuras finas en superficies, al igual que el sarro que se desarrolla en los dientes, y son áltamente resistentes a los químicos y antibióticos.
Este grupo de científicos interesados en estudiar señales de largo alcance provienen de un estudio previo, publicado en Julio en Nature, en el que encontraron que los biofilms tienen la capacidad de resolver conflictos sociales en su comunidad de bacterias tal como lo harían las sociedades humanas.
Los investigadores descubrieron que cuando un biofilm compuesto por cientos de miles de Bacillus subtilis (las células bacterianas) crece hasta un cierto tamaño, el eje exterior de células protectoras (con acceso irrestringido a los nutrientes) periódicamente detuvo su crecimiento para permitir a esos nutrientes (específicamente glutamato) fluir hasta el centro cubierto del biofilm. De esta forma, las bacterias protegidas en la colonia en el centro son mantenidas a salvo y pueden sobrevivir ataques de químicos y antibióticos.
Observar que las oscilaciones en el crecimiento en biofilm requirieron coordinación de largo alcance entre bacterias en la periferia y en el interior del biofilm, junto con el hecho de que las bacterias estaban compitiendo por el glutamato (una molécula cargada eléctricamente) llevó a los investigadores a especular que la coordinación metabólica entre células distantes en biofilms podría involucrar una forma de comunicación electroquímica. Los científicos notaron que el glutamato también es conocido por conducir cerca de la mitad de toda la actividad del cerebro humano.
A continuación, diseñaron el experimiento para probar su hipótesis. El objetivo fue medir cuidadosamente los cambios en el potencial de la membrana de las células bacterianas durante oscilaciones metabólicas.
Los investigadores observaron oscilaciones en el potencial de la membrana que se correspondían con oscilaciones en el crecimiento del biofilm, y encontraron que los canales iónicos eran responsables por aquellos cambios en el potencial de la membrana. Los siguientes experimentos revelaron que las oscilasciones conducían señales eléctricas de largo alcance dentro del biofilm a través de ondas de potasio (un ion cargado eléctricamente) que se propagaban espacialmente. A medida que esas ondas de iones cargados se propagaban por el biofilm, coordinaban la actividad metabólica de las bacterias en las regiones internas y externas del mismo. Cuando los canales iónicos que permitían al potasio fluir hacia dentro y fuera de las células fueron eliminados, el biofilm ya no podía conducir las señales eléctricas.
“Así como en las neuronas de nuestro cerebro, encontramos que las bacterias utilizan canales iónicos para comunicarse entre ellas a través de señales eléctricas.” dijo Süel. “De esta forma, la comunidad de bacterias en biofilms parecen funcionar bastante como un cerebro microbiano.”
Süel agregó que el mecanismo específico mediante el que las bacterias se comunican entre sí es sorprendentemente similar al proceso en el cerebro humano conocido como “depresión cortical propagada”, que se cree está involucrada en las migrañas y convulsiones.
“Lo interesante es que descubrimos que tanto las migrañas como la señalización eléctrica en las bacterias son disparadas por el estrés metabólico.” dijo.
“Esto sugiere que muchas de las drogas originalmente desarrolladas para tratar la epilepsia y las migrañas pueden también ser efectivas para atacar biofilms bacterianos, que se han convertido en un problema de salud creciente a lo largo del mundo debido a su resistencia a los antibióticos.”

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Existe una vinculación clara entre 
las bacterias predominantes en el intestino de una persona, 
la estructura de su cerebro
sus reacciones emocionales,

 sin que de momento se pueda determinar si es la microbiota intestinal la que condiciona que las personas tengan un determinado cerebro y mayor o menor sensibilidad a los impactos emocionales negativos o si es una determinada neurobiología la que modifica el tipo de bacterias que residen en el intestino de las personas.

Esto es lo que concluye un estudio que investigadores de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), publicaron a finales de junio en Psychosomatic Medicine: Journal Of Behavioral Medicine y que confirma en humanos lo que ya se había constatado en animales: 
la interacción entre la microbiota intestinal y las diferencias de comportamiento.

“En ratones se han visto señales claras de que la microbiota influye en el comportamiento, que condiciona la respuesta al estrés y la asunción de riesgos, y que el comportamiento también afecta a la microbiota, y la relevancia de este estudio es que da el salto a humanos y ve cambios parecidos a los observados en ratones, lo cual es prometedor para continuar investigando”, explica Roger Paredes, investigador del Institut de Recerca de la Sida, IrsiCaixa, que estudia la relación entre la microbiota y la infección por VIH.
Observan diferencias en la materia gris y blanca del cerebro de mujeres con enterotipo Prevotella y Bacteroide
Francisco Guarner, director del Área de Digestivo del Hospital Vall d’Hebron, investigador y y gran especialista en microbiota, resalta el gran interés que hay en determinar si modificando la microbiota se puede modificar la conducta –algo ya constatado en ratones– porque eso abriría nuevas oportunidades a tratar la depresión y otras enfermedades mentales.

De momento, lo que ha visto el grupo de investigadores de UCLA –entre los que figuran Kirsten Tillisch y Emeran Mayer–, mediante resonancias magnéticas del cerebro de personas con diferentes enterotipos –desde 2011 los expertos dividen a la población humana en tres enterotipos según las bacterias predominantes en su aparato digestivo– es que cada enterotipo va asociado a estructuras diferentes de la materia gris y la materia blanca del cerebro.

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Quién fue el Dr. Edward Bach?

Fue un hombre extremadamente sensible por el sufrimiento de sus semejantes y de los animales, quien además sentía una tremenda pasión por la investigación de la naturaleza. Edward Bach (1886-1936), se recibe de médico a los 26 años.

Posteriormente se dedica a la bacteriología y la investigación en el Hospital de la Universidad de Londres, después de varios años de trabajo descubre coexistencia de ciertos gérmenes intestinales con algunas enfermedades crónicas....................

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