Todo empezó cuando una de ellas, Katherine Martinko, piropeó a una amiga por lo brillante y sedoso que tenía el pelo. Esta mujer le confesó que el único secreto de su higiene era que había dejado de utilizar champú hace meses.
Duro periodo de adaptación
Los primeros momentos no fueron fáciles. Según el testimonio de Margaret, que antes de la prueba se lavaba el pelo todos los días, y que recoge la página web Upsocl, poco después de empezar su cabellera se fue llenando de grasa y más grasa. “Me sentía asquerosa, pero el nivel de grasa se estancó a partir del tercer día”, explica.
Las personas que han dejado de utilizar estos productos siempre explican que hay una fase intermedia en la que el cuero cabelludo se acostumbra a vivir sin ese tipo de limpiadores. Suele durar dos semanas, y a partir de ahí el pelo cambia. No fue el caso de Margaret, que tuvo que lavarse el pelo con vinagre a los 20 días y que asegura que este desafío puede servir a la gente que tuviera el pelo más grueso que el suyo.
Ese era justo el caso de Katherine Martinko. Ella sí que pudo aguantar el reto, ya que ni siquiera tuvo que sufrir los rigores del periodo de adaptación. Como se solía lavar el pelo dos veces por semana, no sufrió apenas el problema de la grasa. Y tan satisfecha quedó con el resultado del experimento, que lleva seis meses sin tocar un bote de champú “Mi pelo ahora está mucho más manejable y parece más sano. Está más suave, más brillante y menos rizado que antes”, explica. Eso sí, de vez en cuando utiliza el vinagre y el bicarbonato, pero poco: “En seis meses solo he gastado una caja de bicarbonato y la mitad de una botella de vinagre”, confiesa la editora.
Así que no solo ha logrado que su cabellera mejore, que el planeta sea más verde, sino que también ha ahorrado una buena cantidad de dinero en champú
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