viernes, 15 de julio de 2011

ALEJA A TUS HIJOS DE LAS PANTALLAS y de la ELECTRONICA

El presente documento ha sido preparado por Sara Vaquero Tostado, recopilando la información de diferentes fuentes, para la realización del Taller “Alternativas a la televisión y los videojuegos” de Escuela de Familia organizado por la Fundación Rudolf Steiner en marzo del 2.011. Esto que reproducimos aquí es sólo un resumen.


Creo que todos sabemos que ver la televisión no es muy saludable y menos para los más pequeños. Con mi exposición no pretendo convencer a nadie para que deje de ver la televisión. Lo único que quiero es informar de sus efectos y de los riesgos que corremos a la hora de dejar un libre acceso a ella a nuestros hijos e hijas. Me gustaría que recordéis la última vez que visteis la televisión, qué posición tenía vuestro cuerpo, como estabais sentados en el sofá al principio y como terminasteis.

Si fue una decisión consciente la que os llevó a ver la televisión, porque os apetecía ver un determinado programa o una película en concreto o si por el contrario la encendisteis para ver qué ponían, o por si echaban algo interesante… ¿Cuánto tiempo estuvisteis viendo la televisión? ¿Más del que teníais pensando en un principio o cuando terminó lo que queríais ver la apagasteis?

Los niños, vulnerables
Ahora, os propongo que observéis a vuestros hijos mientras ven la tele, o juegan con el ordenador o los videojuegos. Cómo es su postura, cómo es su mirada. Si hacéis esto podréis comprobar que su mirada es distraída, sin expresión, con la boca entreabierta y el cuerpo hundido en el sofá. Pues como veremos la televisión tiene un efecto hipnótico. Puede que alguna de las descripciones sean:


“pasivos”, 
“zombis”, 
“estupefactos”,
“hipnotizados”, 

“sedados”, 
“completamente absortos pero no interesados”....................

Esta observación nos puede llevar a plantearnos si es saludable esta actividad para vuestros hijos.

Riesgos físicos y psíquicos

¿Por qué resulta difícil apagar el aparato? Los medios electrónicos son fáciles de encender, pero difíciles de apagar. Las causas de esa dificultad residen tanto en el contenido como en el medio. Los niños necesitan ayuda para apagarlos porque la televisión y los medios electrónicos inhiben las funciones cerebrales implicadas en el proceso de tomar decisiones. Nuestro cerebro está formado por dos hemisferios, el hemisferio izquierdo se considera “dominante” y controla el lado derecho del cuerpo. (En los zurdos el hemisferio derecho es el dominante). El hemisferio dominante es nuestro ser activo, está en relación con la forma y actividad de nuestro exterior y se ocupa del tiempo. Mantiene nuestra conciencia de vigilia, nuestro pensamiento lineal. Es nuestro lado racional, el que alberga el centro del habla y del lenguaje o área de Broca.

El hemisferio derecho, llamado “subdominante”, está vinculado con el inconsciente en la mayor parte de las personas. Raramente se experimenta este lado en estado de vigilia. Es nuestra “otra mitad”. Es nuestro lado de la naturaleza, nuestros instintos, nuestra fuente artística y creativa, y no es necesariamente racional. En esta esfera no existe el tiempo, sólo el espacio, como en la mente del niño: da lugar a los sueños y las fantasías. Ahí existe todo como uno. Procesa la información emocionalmente, no críticamente.

HEMISFERIO IZQUIERDO                    HEMISFERIO DERECHO
Dominante                                              Subdominante
Controla el lado derecho del cuerpo      Controla el lado izquierdo del cuerpo
Consciencia                                            Inconsciente
Centrado en lo exterior                          Centrado en lo interior
Pensamiento lineal                                 Imágenes y sueños
Secuencia                                              Ciclo
Lógica                                                    Asociación
Lenguaje                                                Música
Racional                                                 Instinto
Análisis                                                  Síntesis


Encefalogramas

Hebert Krugman, observando el encefalograma de los televidentes, constató que en 30 minutos se pasaban de ondas beta (que indican un estado de alerta y atención consciente) a ondas alfa (que indican falta de atención receptiva).

Krugman quedó impresionado por la velocidad a la que surgía el estado alfa. A los lectores de libros y revistas les aparecen las ondas beta, que son una señal de alerta, de atención y de la conciencia de la vigilia.

Por lo que podemos decir que la TV nos hipnotiza, nos quedamos paralizados, inhibe las funciones cerebrales implicadas en el proceso de tomar decisiones.

Que, como he dicho, es la de la lógica, y deja el hemisferio derecho abierto a las imágenes entrantes. Como he comentado, el hemisferio izquierdo del cerebro se encarga de la lógica secuencial, las palabras, el análisis y el razonamiento.


En los años 60, se descubrió que la mente de los niños se volvía catatónica frente al televisor.

 Tiene que ver con la forma en que el cerebro reacciona ante la luz radiante, que es la fuente de luz de la televisión y monitores de ordenador, y la luz reflejada, que es la que nos trae el resto de nuestra experiencia visual.
El cerebro tiende a cerrarse en respuesta a las fuentes de luz radiante.
La luz radiante es la razón por la cual pasamos de ondas beta a alfa en 30 minutos.
Todos hemos visto a los niños hipnotizados cuando ven la televisión durante un periodo de tiempo.

Los anunciantes
Este estado e por lo que la TV es un medio de comunicación que transmite sin el menor esfuerzo enormes cantidades de información en las que no se piensa mientras se está expuesto a ellas.

Los anunciantes se dieron cuenta de que los medios electrónicos poseían la gran ventaja de proporcionarles acceso directo a las mentes de la gente.

La publicidad puede ser muy nociva para los niños porque les manipula, las imágenes y la forma de presentar los productos les hace desearlos pero ellos no saben que se los están intentando vender y los niños exigen a sus padres que se los compren. Hay que tener muy en cuenta la manipulación a la que se ven expuestos a través del marketing y del diseño. Los niños menores de 8 años son incapaces de entender los objetivos de la publicidad y tienden a aceptar las afirmaciones como ciertas. ¿Cuáles son las consecuencias para los niños? Pues las consecuencias son varias, en primer lugar los niños son más impresionables y están muy abiertos a las imágenes electrónicas y, por lo tanto, al estado de “alelamiento” al que induce el medio”.

En segundo lugar, si efectivamente los medios electrónicos inhiben el área de la toma de decisiones del cerebro, entonces los niños sencillamente son incapaces de apagar el televisor, y, en consecuencia, son los padres lo que han de apagarlo para sus hijos.

En tercer lugar, la velocidad de las imágenes y la visualización electrónica hacen que no puedan despegar los ojos de la televisión. Un estudio publicado por la revista Biologist sostiene que mirar TV puede dañar a las personas, especialmente a las niñas. Este estudio lleva la firma de Aric Sigman, miembro del Instituto de Biología de Gran Bretaña y de la Sociedad Psicológica Británica.

El artículo cita un trabajo que publicó la revista Pediatrics, órgano de la Academia de Pediatría de Estados Unidos: el estudio, dirigido por Dimitri Christakis, de la Universidad de Washington, y efectuado sobre 2623 chicos, encontró que “la exposición a la televisión antes de los tres años se asocia con problemas en la atención a la edad de siete años”. Estos problemas eran “consistentes con un diagnóstico de déficit atencional”. El problema no son los contenidos, sino los estímulos que ofrece la pantalla. El chico que vea televisión antes de los tres años de edad corre más riesgo de tener problemas para prestar atención cuando, a los seis o siete años, vaya a la escuela.

Esto se vincula con que la pantalla de la tele ofrece estímulos “más interesantes que los que usualmente brinda la vida real”. Además, las técnicas de edición y presentación televisivas acostumbrarían al chico a modalidades de atención muy rápidamente cambiantes, a la vez que intensas. Todo esto vendría a “corromper el sistema fisiológico de la atención”, independientemente del contenido de los programas. Otros trabajos citados en el artículo vinculan el exceso de tele en la niñez con dificultades para dormir, obesidad e incluso con un mayor riesgo de autismo. El trabajo viene a avalar las indicaciones de la Academia de Pediatría de Estados Unidos: que los menores de dos años no vean televisión en absoluto y que los chicos de cualquier edad no tengan tele en su cuarto. Según explica Sigman, “la televisión suscita la denominada ‘respuesta orientativa’, por la cual la persona responde al movimiento y a cambios repentinos en la visión o el sonido. En cuanto a la televisión, esta respuesta se verifica casi desde el nacimiento: los bebés giran sus cuellos hasta 180 grados para verla”.

Técnicas persuasivas
El artículo destaca que, cada vez más, la televisión apela a diversas técnicas como los cortes, cambios de cámara, zooms, “paneos”, sonidos repentinos y diversos recursos de edición que, al activar esa respuesta orientativa, incrementan la atención del espectador. Un estudio sobre el ritmo y la edición del popular programa Plaza Sésamo, a lo largo de 26 años, mostró que la cantidad de esos recursos se duplicó. Esas “recompensas”, esas retribuciones que ofrece la tele, tendrían un correlato fisiológico específico y medible: es un neurotrasmisor, la dopamina. “La liberación de dopamina en el cerebro y se asocia con la recompensa por prestar atención, especialmente a cosas nuevas y estimulantes.” La sobreestimulación generada por la tele incrementaría los niveles habituales de dopamina, lo cual vendría a “corromper el sistema fisiológico que recompensa la atención”, según Sigman.

La industria de la televisión intenta contrarrestar el efecto hipnótico que tiene mediante la introducción de lo que se conoce como “efectos sorpresa o sobresalto” en la programación de los niños. Un efecto de sobresalto es cualquier cosa que desencadene en el cerebro el pensamiento de que podría haber una situación de emergencia y lo ponga alerta para prestar atención a la fuente de la perturbación. La televisión logra esto con los cambios repentinos y dramáticos de la intensidad de la luz o de sonido y un rápido desplazamiento de los ángulos de cámara. Eventualmente, sin embargo, el cerebro comienza a habituarse a la situación, dándose cuenta de que estos golpes son sólo falsas alarmas, y comienza a desconectarse de nuevo.

Como resultado, cada diez años más o menos la industria de la televisión ha tenido que subir la apuesta haciendo golpes emocionales y sustos cada vez más grandes, hasta que finalmente lo que tenemos hoy son estallidos periódicos de imágenes violentas en los dibujos de los niños y así sucesivamente, hasta el punto en el que hay un promedio de dieciséis golpes de violencia cada media hora.

Mermar las capacidades
En cuanto a los juegos de computadora, “si bien se los considera más estimulantes que mirar pasivamente un teleteatro, la evidencia muestra que aun este medio interactivo se asocia con una actividad neurológica sólo limitada. Un estudio sobre las diferencias en el flujo cerebral entre chicos jugando con la computadora y chicos haciendo ejercicios aritméticos muy simples, como la suma de números de un solo dígito, mostró que los juegos de computadora estimulaban sólo las partes del cerebro asociadas con la visión y el movimiento, mientras que la suma aritmética activaba áreas muy diversas”. Según Sigman, “ver televisión, en chicos de menos de tres años, puede tener efectos nocivos sobre la habilidad matemática y la capacidad y comprensión en la lectura”.

El ser humano al nacer no está totalmente desarrollado (ya lo sabemos todos), y continúa su proceso de maduración durante mucho tiempo. Al igual que a un recién nacido no se le puede ofrecer leche de vaca ni pescado porque su sistema digestivo no está preparado para asimilarlo, tampoco se le puede "ofrecer" cualquier programa de televisión. La razón, inicialmente, no es el contenido del programa (la información que nos da, que desde luego nunca debería ser mala), sino la velocidad de las imágenes.
Otro de los riesgos de exponer a la TV a los bebes es que impedimos el desarrollo de su vista. La vista en el recién nacido sufre al igual que el resto de órganos un proceso de maduración que teóricamente está completo a los dos años. Hasta entonces, el cerebro humano "aprende" a ver los "bordes" de los objetos, pasando de ser borrosos a ser nítidos (plasticidad neuronal). Para eso es necesario que los objetos estén "quietos" o con "poco movimiento". Esta es la razón por la que no se recomienda ver la TV a los menores de dos años, porque habitualmente todas las escenas son muy rápidas y con muchos cambios, distorsionando este proceso de aprendizaje de la vista. La televisión, literalmente, impide el crecimiento neuronal en el cerebro en desarrollo de los niños. Cuando los niños pequeños la ven, “anula la capacidad del cerebro para crear una imagen interna de algo o alguien, o de algún evento que no haya sido visto en el medio Ambiente”.

La televisión anula la esencia de lo que llamamos “imaginación”. Los investigadores solían pensar que era sólo el contenido de la programación el que estaba afectando negativamente a los niños. Ahora tenemos pruebas de que la tecnología y el dispositivo son muy perjudiciales por sí mismos. En otras palabras: el simple acto de ver la televisión (programas y publicidad) tiene efectos profundamente negativos en la fisiología de los seres humanos.

Durante el desarrollo del cerebro se van formando conexiones entre los dos hemisferios cerebrales a través del cuerpo calloso, las conexiones neuronales se van mielinizando. Las neuronas tienen una capa protectora de ácidos grasos que facilita la transmisión del impulso nervioso. Este proceso se ve favorecido con la estimulación sensorial y motora. De ahí la gran importancia del movimiento en los primeros años.

Las niñas mielinizan su vías neurales utilizando el cerebro. Una rica dieta sensorial y el sano movimiento ayudan a la formación de conexiones neurales flexibles y fuertes: cuantas más conexiones, mejor. El movimiento saludable, la repetición, el juego, la conversación y la estimulación multisensorial son esenciales para el desarrollo del cerebro. Ahora pensemos si todo esto tiene lugar cuando un niño ve la televisión, en primer lugar el movimiento es nulo o muy escaso.

Otro de los problemas a los que se enfrentan los más pequeños es el de “sentir” si las imágenes de la televisión y del ordenador son reales o no. La TV es un medio engañoso como para exponer a los niños que están aprendiendo a abrirse camino en el mundo cotidiano. Uno de los efectos del uso del ordenador o de los videojuegos de forma excesiva es la repetición constante de un número limitado de leves movimientos con las manos, como teclear y apretar el ratón, esto puede tensar las manos, los tendones, los músculos, los nervios y los huesos de las niñas en edades sensibles. El ordenador es para los niños pequeños una especie de camisa de fuerza tecnológica para el cuerpo. La falta de ejercicio perjudica también a la educación y al estudio, ya que el movimiento es esencial para un aprendizaje saludable. El movimiento activa la mente y el cuerpo, capacitándonos para integrar y asimilar nueva información.
“Hago luego entiendo”, el movimiento activa el crecimiento físico, sensorial e intelectual, y las niñas cuyo movimiento físico es limitado pueden padecer un crecimiento retrasado de sus facultades aparentemente no relacionada con el movimiento, como la habilidad para comprender conceptos. Aprendemos con todo el cuerpo.

Cerebro reptil
Aquí, la naturaleza del contenido del programa no importa. Mientras que el cerebro superior, o neocórtex, sabe que las imágenes en la televisión no son reales, el menor, o el cerebro “reptil”, no lo sabe. Esto significa que cuando un niño ve la televisión y ve violencia, el cerebro reptil envía una serie de mensajes de alarma hasta el cerebro emocional, que a su vez contacta inmediatamente con el corazón. En el momento en que el corazón recibe una indicación de negatividad o de peligro, rompe de su habitual modo armónico en uno incoherente, provocando la liberación de la hormona más potente en el cuerpo humano, conocida como cortisol. El cortisol inmediatamente despierta el cerebro y hace que se produzcan billones de conexiones neuronales con el fin de preparar el individuo para enfrentarse a esa emergencia.

Entonces, tan pronto como el corazón recibe el mensaje de que el peligro era falso y no hay problema, otra hormona se libera para disolver todas las vías neurales hechas para hacer una rápida reacción de adaptación a la amenaza percibida.

El problema con la actual programación televisiva es que no hay descanso, y el cerebro de un niño promedio, que ha observado desde 5.000 hasta 6.000 horas a la edad de cinco o seis años, está viviendo una gran confusión como resultado.
El enorme exceso de estímulo de la televisión (programas y publicidad) hace que el cerebro se dañe y mal adapte de una manera que antes se pensaba imposible.

Sara Vaquero Tostado
------------------------------------------------------------------------------



Entrevista al profesor Laqngdon Winner
“La saturación digital es una estrategia que debilita a la gente y le impide tomar decisiones críticas”

Síntesis Educativa


Langdon Winner es un teórico interesado por los temas sociales y políticos que surgen del cambio tecnológico actual. 
Publicó “Tecnología Autónoma, un estudio sobre la idea de la “tecnología fuera de control” en el pensamiento social moderno; “La Ballena y el Reactor: una búsqueda de límites en una era de alta tecnología“, y editó “Democracia en la Sociedad Tecnológica“. 

Fue elogiado por el Wall Street Journal como “el principal académico en el campo de las políticas tecnológicas“. El profesor Winner nació y creció en San Luis Obispo, California (EEUU), y recibió sus B.A., M.A. y Ph.D. en Ciencias Políticas de la Universidad de California en Berkeley. Es profesor de Ciencias Políticas en el Departamento de Estudios Científicos y Tecnológicos del Instituto Politécnico Rensselaer, en Troy, Nueva York, donde ejerce como co-director del Centro para el Diseño Cultural, y ocupa la cátedra Thomas Phelan como profesor de Humanidades y Ciencias Sociales.

Entrevista : 

Síntesis Educativa: Profesor Winnner, ¿cuál es su evaluación del modelo “una computadora por alumno” en términos pedagógicos, y de las propuestas de Nicholas Negroponte contenidas en su programa OLPC (del idioma inglés One Laptop Per Child o en español Un portátil por niño) ?

Langdon Winner: En tanto el modelo educativo contenido en “una computadora por alumno” y otros programas similares puede parecer nuevo e “innovador”, se trata tan sólo de la muestra más reciente de una muy antigua obsesión, un acercamiento que ya ha fracasado repetidamente. 
En su libro “Maestros y Máquinas”, Larry Cuban, profesor de Educación en la Universidad de Stanford, explica el patrón que viene aplicándose hace décadas:

Primero aparecen los comerciantes con un nuevo producto para vender: películas, grabaciones, televisión, computadoras, etcétera. Le llevan sus productos a los burócratas educativos y los convencen de que se aproxima una “revolución tecnológica” y que es su deber ser parte de ella. Luego, los administradores escolares compran las máquinas, a menudo con enorme sacrificio, y las imponen a las escuelas de sus jurisdicciones. 

En la mayoría de los casos, los maestros, los alumnos y las personas en las escuelas y en las comunidades son instruídas sobre los cambios que se avecinan. OLPC reproduce fielmente este terrible patrón, donde la tecnología educativa es promovida no porque haya una clara idea sobre su valor para la enseñanza o el aprendizaje, sino por la promesa de un mercado lucrativo. Muchos maestros son absorbidos porque quieren aparentar “estar al día”.

SE: ¿Cuáles son las implicancias políticas de la estrategia que los representantes de OLPC llaman “saturación digital”, esto es, llenar las escuelas con computadoras?

LW: La saturación digital es una estrategia que debilita a la gente y le impide tomar decisiones críticas y bien meditadas sobre la educación. Una forma sensata sería preguntar 
¿qué necesitan los niños? 
¿Qué herramientas y recursos contribuirían mejor a su capacidad de aprendizaje? 

Desde ese punto de vista, las computadoras son apenas una variedad de herramienta que podría ser incluída en un conjunto más amplio de métodos y materiales apropiados. Uno debe preguntar: 
¿cuáles son nuestras prioridades y propósitos más básicos? 
¿Cómo los servimos mejor? 

Por ejemplo, conozco maestros que han enseñado en países africanos, y a menudo reportan que las escuelas están mal equipadas en el nivel más elemental, y que en algunos lugares los alumnos carecen de pupitres y de asientos.
Los anuncios sobre un drástico programa de saturación digital deberían encender todas las luces de alerta en cualquier sistema educativo. 

¿No sería más sensato iniciar algunas experiencias piloto a escala pequeña para ver cómo funcionan? Los promotores de OLPC, tal como todos los comerciantes, quieren vender tanto como puedan, lo más rápido que puedan, antes de huir del pueblo con la bolsa llena de dinero. Conviene señalar que los hermanos Negroponte, John y Nicholas, parecen preferir siempre las soluciones que implican el bombardeo de saturación en un medio o en otro.

SE: No hay muchas evaluaciones sobre los programas “uno a uno”, pero algunos reportes preliminares llegados desde Uruguay indican que luego de dos años de implementación intensiva, un cuarto de las computadoras del Plan Ceibal no están siendo usadas por abandono o rotura, que los niños las usan principalmente para entretenimiento, y que en clase apenas si sirven para navegar por Internet y para tomar notas. ¿Cuáles son sus reflexiones sobre estos hechos?

LW: Nada de esto me sorprende. En mi país, los armarios de cualquier escuela albergan los costosos e inútiles rezagos de anteriores “revoluciones tecnológicas”. Sin embargo, la crisis educativa persiste, y de hecho ha empeorado desde que la computadora apareció en la escena. Muchos estudios indican que el efecto neto de estos experimentos tecnológicos es virtualmente cero; algunos casos positivos, otros negativos, y un cierto número son neutros. Pero la creencia de que algún artefacto tecnológico producirá mágicos y poderosos efectos en la educación resurge cada década, a pesar de la abrumadora evidencia en contrario.
SE: ¿Advierte ud. peligros para los niños y jóvenes, o algún daño para la educación en general, que pueda ser consecuencia de esas acciones?

LW: Uno de los principales problemas es que las computadoras son, simplemente, una enorme fuente de distracción. Su pregunta anterior mencionaba cómo los niños buscan entretenimiento y diversión en la red. Actividades como esas pueden fácilmente convertirse en sustitutos del esfuerzo que implica aprender y pensar. Las computadoras portátiles son una puerta hacia el tentador mundo de las películas, los deportes, la moda, la conversación social y el consumismo. Estas preocupaciones pueden reemplazar sin esfuerzo a la lectura, las matemáticas, la ciencia, la historia y muchos otros desafíos para la mente juvenil. En mis propias clases he descubierto que cuando las pantallas de las portátiles están encendidas, los estudiantes leen el correo, envían mensajes de texto y revisan sitios web que nada tienen que ver con las cuestiones que estamos debatiendo. Como yo quiero verles los ojos, escuchar sus palabras y comprometer sus mentes, adopté una política de “laptops apagadas”.

Otro asunto importante tiene que ver con el papel de los maestros. Uno de los argumentos que usan los promotores de OLPC es que los niños que usan computadoras pueden aprender cualquier cosa por sí mismos. Entonces, ¿para qué sirven los maestros? 

Uno de los objetivos ocultos detrás de la saturación de las escuelas con máquinas OLPC es devaluar el trabajo y la inteligencia de los docentes, y reducir la cantidad de dinero destinada a sus salarios y entrenamiento. Los políticos y los burócratas pueden argumentar que “como hemos gastado millones en computadores, no queda mucho para los maestros”. Desde una perspectiva histórica, este es un patrón conocido. La tecnificación es una estrategia que las corporaciones y los gobiernos utilizan para reducir su compromiso con los seres humanos.

SE: ¿Qué ve ud. detrás del carácter regional de estas inciativas, teniendo en cuenta que, aunque no parecen estar coordinadas, se dan en forma simultánea en América Latina?

LW: Este patrón fue denunciado hace décadas en un libro de Eduardo Galeano: “Las venas abiertas de América Latina”. La computación educativa que sale de los laboratorios y corporaciones de los EEUU es, a mi modo de ver, una manifestación del mismo imperialismo y sometimiento que describe Galeano. En estos tiempos, cuando mucha gente en América Latina ha comenzado a rebelarse contra el neoliberalismo, recuperando el control de sus destinos políticos y económicos, deberían ver también cómo la pérdida de autonomía puede llegarles bajo la forma de una pequeña computadora verde. (Tomado de Síntesis Educativa)

No hay comentarios: